RAÍCES

Misiones de las Californias IV: San Francisco Javier Viggé-Biaundó

El padre Juan de Ugarte elaboró en esta misión los primeros panes horneados y los primeros vinos de la península, los cuales fueron los inicios de la producción vinícola de Baja California, la que en nuestros días se encuentra en auge, principalmente en el Valle de Guadalupe
domingo, 19 de marzo de 2017 · 03:01
Ensenada, B. C.

Originalmente el reinicio del proyecto misional californiano iba a ser realizado por los padres Juan María Salvatierra y Eusebio Kino, sin embargo, para cuando el permiso les fue concedido en 1696, el padre Kino no pudo acompañar a Salvatierra debido a lo comprometido que se encontraba con las misiones de Sonora. Así, Salvatierra partió a la península para fundar Loreto, en octubre de 1697, iniciando el solo el tan anhelado proyecto.
Para sustituir a Kino fue nombrado el padre Francisco María Píccolo, italiano al igual que Kino y Salvatierra. Piccolo había arribado a la Nueva España en 1684 y fue enviado a misionar a la Sierra Tarahumara, donde estaba desarrollando una excelente labor, especialmente en la misión de Carichic. 
Al quedar vacante el lugar de Kino, de inmediato aceptó participar en las nacientes misiones de California, arribando a Loreto un mes después de la llegada de Salvatierra.
Después de la fundación de Loreto y del establecimiento de San Juan Bautista Londó, Salvatierra le pidió a Píccolo que visitara la Sierra de la Giganta, la que ya anteriormente (1683-1685) había sido explorada por el padre Kino, por lo que se sabía estaba habitada por numerosas rancherías indígenas de la etnia cochimí.
Pronto Píccolo se convirtió en un activo explorador, efectuando diversas entradas a la Sierra de la Giganta, la que estaba frente a la región de Loreto. En dicha sierra varios grupos indígenas lo recibieron gustoso. 

TIERRA ELEVADA 
En marzo de 1699 localizó un paraje en lo alto de la sierra que los indios llamaban Viggé-Biaundó (que significa "tierra elevada que domina el valle”). Como el paraje tenía agua y tierras para cultivar, además de que los cochimí recibieron muy cordialmente al misionero, éste decidió establecer ahí una nueva misión, lo cual ocurrió el 10 de marzo del mencionado año.
Cuatro días permaneció Píccolo en el sitio y posteriormente regresó para iniciar las obras. 
Pronto fue levantada una capilla provisional la que fue bendecida por el padre Salvatierra. Además fueron construidas varias habitaciones sencillas. La nueva misión fue dedicada a San Francisco Javier (1506-1552), un destacado misionero español, de los fundadores de la Compañía de Jesús. Su evangelización la desarrolló en el oriente asiático y en Japón. Debido a su gran labor se le considera el Apóstol de las Indias, y que mejor este misionero como modelo para lo que habría de venir en California.
Debido a que Píccolo tuvo que viajar a la Ciudad de México, a partir de 1701 fue el padre Juan de Ugarte el encargado de sacar adelante la misión. Ugarte era nativo de Honduras, y llegó desarrollar una labor extraordinaria en California. En San Javier, Ugarte mostró muchos de sus talentos y así llevó la agricultura a la región, iniciando los cultivos de maíz, trigo, frijol, caña de azúcar, uva, y diversos árboles frutales. Construyó canales, acequias y diversa infraestructura de riego. También introdujo de ganado menor y otros animales domésticos.
Igualmente Ugarte elaboró en San Francisco Javier los primeros panes horneados en la península, así como los primeros vinos, producto de uvas de parras donadas desde Sonora por el padre Kino. Esos primeros vinos de San Francisco Javier fueron los inicios de la producción vinícola de Baja California, la que en nuestros días se encuentra en auge, principalmente en el Valle de Guadalupe, en Ensenada. 

INTRODUCCIÓN DE OLIVOS
Ugarte también introdujo los olivos a esta región (y con ello a Baja California), y como muestra de ello aún se conserva uno de estos viejos olivos, el que se ve tan viejo que hay quienes dicen que es de los que él trajo. 
Ugarte atendió la misión de San Francisco Javier por el resto de su vida, murió en 1730 y fue enterrado en ella, en donde actualmente se conservan sus restos.
Posteriormente, a partir de 1737 ocupó la misión de San Francisco Javier el padre Miguel del Barco, otro distinguido jesuita, quien supo continuar la gran labor de Ugarte. 
Entre 1744 y 1759 el padre Barco se dedicó a la construcción del magnífico templo de esta misión, sin lugar a dudas el más hermoso, completo y ornamentado de todas las misiones de las Californias, y uno de los mejor conservados. 
Se trata de una iglesia construida totalmente con una piedra negra basáltica que abunda en la región. Su fachada presenta numerosos ornamentos de piedra trabajados de una manera excelente y estética, dándole al conjunto una gran belleza, la que destaca por en el maravilloso escenario natural en que se encuentra.
En su interior, el templo de San Francisco Javier cuenta con una serie de retablos y oleos de gran belleza, los que recientemente fueron restaurados. Destaca una imagen de bulto de San Francisco Javier, la que al parecer fue traída por el padre Ugarte desde principios del siglo XVIII, es decir lleva ahí trescientos años. Esta construcción está considerada como una herencia cultural de primer orden de la península de Baja California.
Treinta años permaneció el padre Barco en la misión de San Francisco Javier, de 1737 hasta 1768. Le tocó sufrir la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de España en 1768. Salió como un delincuente que había dedicado la mayor parte de su vida a los indios cochimí de su misión. 
El padre Barco se exilió en Italia y desde allá escribió su "Historia Natural y Crónica de la Antigua California”, uno de los textos más notables sobre la península del siglo XVIII y sobre la etapa misional jesuítica. Este trabajo es imprescindible para quienes quieren estudiar la historia de la península.

FIESTA PATRONAL
En esta misión se conservan algunas de tradiciones más antiguas de la península de Baja California. Una de estas tradiciones es la de la fiesta patronal, el 3 de diciembre, día de San Francisco Javier. Se trata de la fiesta patronal más antigua de Baja California, ya que viene celebrándose desde 1699, es decir desde hace 318 años. La fiesta es muy bonita, y reúne a varios miles de personas, por lo que el pueblo, que usualmente tiene unos 400 o 500 habitantes, es rebasado con mucho por sus numerosos visitantes y peregrinos.
El día de la fiesta se le llevan mañanitas a San Francisco Javier, toda la noche desfilan los músicos y peregrinos cantándole al santo. Posteriormente se le pasea en andas por la única calle del pueblo. Se celebran misas, bautizos, primeras comuniones y hasta bodas. Desde luego, hay baile, carreras de caballos, juegos mecánicos, puestos de comida y fritangas y muchas cosas más. Estar en esta fiesta es como dejarse llevar por la Baja California profunda, viajar por esa historia que nos fue formando y nos dejó tantas herencias que hoy disfrutamos.
La misión de San Francisco Javier se encuentra unos 35 kilómetros al suroeste de Loreto. Se le llega por una buena carretera pavimentada que sube vertiginosa por la Sierra de la Giganta. Ciertamente vale la pena conocer esta sierra y tantas cosas maravillosas que encierra, entre ellas la antigua misión de San Francisco Javier Viggé-Biaundó.


Como el paraje tenía agua y tierras para cultivar, además de que los cochimí recibieron muy cordialmente al misionero, éste decidió establecer ahí una nueva misión


El día de la fiesta se le llevan mañanitas a San Francisco Javier, toda la noche desfilan los músicos y peregrinos cantándole al santo. Posteriormente se le pasea en andas por la única calle del pueblo



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