RAÍCES

Misiones de las Californias VI: San Juan Bautista Malibat o Ligüí

Salvatierra y Ugarte establecieron una nueva misión que tuvo que ser abandonada. De los edificios de la misión ya prácticamente no queda nada: han sido destruidos por las crecientes del arroyo de Ligüí a lo largo de muchos años
domingo, 26 de marzo de 2017 · 00:00
 Ensenada, B. C.


Entre febrero y marzo de 1685, el almirante don Isidro de Atondo y Antillón realizó un segundo intento por cruzar la Sierra de la Giganta desde la misión de San Bruno, en el Golfo de California. Atondo se fue dirigiendo hacia el suroeste, intentando varios pasos para subir a lo alto de la sierra, y de ahí desprenderse hacia el Pacífico. 
Quería llegar hasta la bahía Magdalena y ver la posibilidad de que en ella se pudiera establecer un puerto de apoyo al Galeón de Manila, que como se sabía, hacía una larga y peligrosa travesía del Pacífico desde Filipinas. Atondo no logró su objetivo, ni siquiera pudo subir la sierra, lo abrupto y lo quebrado de ella lo fue orillando al sur, hasta que quedó atrapado entre la sierra y el golfo, rematando en un paraje frente al mar que los indios guaicura llamaban Oyié, y que él bautizó como San Agustín.
Esta región había sido habitada desde un tiempo inmemorial por los antiguos grupos guaicura, no lejos del territorio de los cochimí, un poco más al norte. Tanto los guaicura como los cochimí eran grupos nómadas, con una cultura material muy elemental. 
Fue en este San Agustín Oyié donde posteriormente, en 1705, sería establecida la misión de San Juan Bautista Malibat o Ligüí. De los edificios de la misión ya prácticamente no queda nada, han sido destruidos por las crecientes del arroyo de Ligüí a lo largo de muchos años. 
Cuando yo visité el sitio, hace ya algunos años, apenas pude distinguir algunos pocos cimientos dentro del cauce del arroyo, como a unos tres o cuatro kilómetros de la costa.
Como ya vimos, en los primeros años, inmediatos a la llegada de Juan  María Salvatierra a California, fueron fundadas las misiones de Loreto (1697), San Juan Bautista Londó (1698) y San Francisco Javier Viggé-Biaundó (1699). Pronto surgieron diversas dificultades que detuvieron la expansión, entre ellas la falta de personal y un buen sistema de abastecimiento. No fue hasta que estos empezaron a ser superados, que el avance continuó. 

LA NUEVA MISIÓN
Así, después de registrar la costa hacia el sur de Loreto, en julio de 1705, Salvatierra y el recién llegado padre Pedro de Ugarte, hermano del también misionero Juan de Ugarte (quien para entonces atendía la misión de San Francisco Javier), escogieron el sitio para establecer esta nueva misión, la que sería atendida por el propio Ugarte. El paraje escogido recibía el nombre de Ligüí por parte de los indios guaicura.
Ugarte se estableció formalmente en la misión en noviembre de 1705, iniciando la construcción de una pequeña capilla de piedra. Entre 1708 y 1709 hubo una fuerte epidemia de peste que afectó gravemente a la población indígena, cayendo mucho su número. La enfermedad también afectó al padre Ugarte, quien tuvo que dejar la misión, siendo sustituido por el padre Francisco Peralta. Igualmente, ante la disminución de la población guaicura, se incluyó en esta misión a varias familias cochimí, las que nombraban a este sitio como Malibat.
A partir de 1714 el padre Clemente Guillén fue quien se hizo cargo de esta misión. Guillén, nativo de Zacatecas, fue uno de los misioneros jesuitas más destacados de la Antigua California, ya que efectuó extensas exploraciones en sudcalifornia, abriendo la primer ruta terrestre entre Loreto y La Paz.
Guillén atendió esta misión hasta 1721, en que fue abandonada debido a varios factores, entre ellos la caída de la población indígena, grupos hostiles, y la falta de agua. Entre los grupos hostiles se encontraban los pericú de las islas del golfo, quienes hostilizaron esta misión en varias ocasiones. Igualmente en esta misión se practicó poco la agricultura, ya que no tenía ni tierras ni agua buena para ello, por lo que siempre se vivió dependiendo del apoyo de otras misiones y benefactores.
Ya nunca volvió a ser abierta y sus pocos indígenas fueron enviados a la misión de Los Dolores.
Actualmente Ligüí es una pequeña comunidad costera de unos 250 habitantes, treinta kilómetros al sur de Loreto, por la carretera transpeninsular. Muy cerca se encuentra la hermosa Ensenada Blanca, una playa muy destacada, la que tuve la fortuna de disfrutar en varias ocasiones. 
Allá por 1989, dos amigos y yo tuvimos la ocurrencia de recorrer a pie toda la península de Baja California, siguiendo la antigua ruta de las misiones. Recuerdo que nos dio trabajo encontrar los restos de la misión de San Juan Bautista Malibat. Primero, veníamos desde el sur y bajamos por la Sierra de la Giganta, bajadas empinadas fuertes, pero con grandiosos escenarios de la costa y de cómo los farallones de la sierra se metían directamente al mar. Después, ya habiendo bajado de la sierra, y teniendo a la vista la Ensenada Blanca tuvimos que dar un gran rodeo para poder llegar a ella, ya que una denso y extendido campo de choyas nos impedía el paso, y como no traíamos machete, el rodeo se hizo necesario, y lo que teníamos a unos 50 metros, nos tomó muchas horas llegarle. Luego estaba el arroyo de Ligüí, con sus arenales. 
Sólo una exploración detallada nos permitió reconocer algunos de los pocos vestigios que hay de la misión. Se trata de antiguos cimientos, ya muy destruidos, de esa antigua capilla que levantara el padre Pedro de Ugarte. 
Nuestra mayor recompensa fue haber logrado encontrar los vestigios y haber acampado en la Ensenada Blanca, entonces una playa virgen.
Esta fue la segunda misión dedicada a San Juan Bautista. Recordemos que ya antes se había levantado la de San Juan Bautista Londó. Recordemos que San Juan Bautista fue un importante personaje religioso nacido en el siglo I. Es venerado como un gran profeta tanto por el cristianismo como por el islam. Se le destaca por haber sido un precursor de la llegada de Jesús y haberlo bautizado. Algunos de sus discípulos también lo fueron de Jesús. Murió decapitado por órdenes del rey Herodes Antipas.


Entre 1708 y 1709 hubo una fuerte epidemia de peste que afectó gravemente a la población indígena, cayendo mucho su número. La enfermedad también afectó al padre Ugarte






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