Raíces

Misiones de las Californias IX: La Purísima Concepción de Cadegomó

Actualmente, este pueblo en Baja California Sur es una pequeña comunidad de 500 habitantes, comunicada con Loreto y La Paz por medio de carretera pavimentada
domingo, 16 de abril de 2017 · 00:00
Carlos Lazcano/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Con el establecimiento de la misión de Comondú, en 1708, finalizó el primer ciclo de la expansión misional (1697-1708) en California, para el que se trabajó principalmente en la Sierra de la Giganta y alrededores. Diversos problemas detuvieron este primer impulso, en particular la falta de misioneros y de abasto de la península.

No fue sino hasta 1720 que se retomó la expansión misional, gracias a diversos apoyos y la llegada de nuevos misioneros.

Desde su misión de Santa Rosalía de Mulegé, el padre Francisco María Píccolo exploró ampliamente todos los contornos. Así, registró el arroyo de San Gregorio, a lo largo del cual reconoció algunos parajes con abundante agua y tierras para cultivar, donde habitaban muchos indígenas cochimíes. Empezó a visitarlos desde Mulegé, pensando en una futura fundación, mientras llegaban nuevos misioneros.

Finalmente la fundación ocurrió en 1720, gracias a la llegada del padre Nicolás Tamaral y al financiamiento del benefactor Marqués de Villapuente, por lo que el misionero fue nombrado su titular y se trasladó al paraje, en donde dio inicio a los trabajos permanentes de evangelización.

Sin embargo, hacia 1735 la misión cambió de sitio a un paraje localizado a 30 kilómetros al Sur en el arroyo de La Purísima, llamado por los cochimíes "Cadegomó”, que significa "Arroyo de Carrizales”.

El nuevo sitio presentaba algunas ventajas, sobre todo por su abundancia de agua. Desde entonces, al sitio original en el arroyo de San Gregorio, se le conoce como Purísima Vieja.

El sitio de Cadegomó ya había sido reconocido desde 1684 por el padre Kino y el almirante Isidro de Atondo y Antillón, durante el intento evangelizador efectuado entre 1683 y 1685.

Inicia la fundación
El padre Tamaral inició la construcción del templo, así como de caminos que unieran con las misiones de Mulegé y Comondú. Llegó a contar con seis rancherías de visita.

También dio principio a las labores agrícolas y ganaderas que darían sustento a la misión. En ella se sembró trigo, algodón, garbanzo, frijol y maíz, así como diversos frutales como uva, higos, granadas, olivos, entre otros.

Gracias a la fertilidad de la tierra y a su abundante agua, la misión de La Purísima fue una de las más productivas de las misiones de California. Los misioneros construyeron una infraestructura agrícola que potenció su producción, principalmente gracias a las numerosas acequias, preparación de suelos y construcción de pozas y represas.

Esta misión fue atendida por los jesuitas hasta 1768, siendo sus padres residentes el ya mencionado padre Tamaral hasta 1730; enseguida el padre Jacobo Druet hasta 1735; y luego Juan Bischoff hasta 1751 y 1768.

En ese año las misiones californianas pasaron a manos de los franciscanos, quedando el célebre fray Juan
Crespí a cargo de esta misión hasta 1771, año en que California nuevamente cambió de manos, quedando a cargo de los misioneros dominicos, entre quienes estuvieron fray Juan Ignacio Gastón, fray Francisco Echasco, fray Martín Palacios y fray Antonio Sánchez.

Declive y abandono
En 1730 esta misión contaba con 2 mil habitantes, sin embargo las epidemias y la migración fueron reduciendo a sus pobladores y hacia el año de 1800 solo le quedaban 54 habitantes. Finalmente la misión fue abandonada en 1822 debido al descenso de su población indígena.

Su templo original, construido con adobes y su portada de piedra, fue severamente dañado por una inundación en 1770, pero aun así siguió funcionando.

Finalmente, al ser abandonada la misión, su templo se fue destruyendo por falta de mantenimiento. De él hoy sólo quedan unos cuantos vestigios y algunas tumbas, en el centro del actual pueblo de La Purísima.

Comunidad actual
Actualmente, este pueblo en Baja California Sur es una pequeña comunidad de 500 habitantes, y está comunicada con Loreto y La Paz por medio de carretera pavimentada.

Sus habitantes son amables, tranquilos y generosos y se encuentran orgullosos de sus tradiciones. Cada 8 de diciembre se efectúa la fiesta patronal de La Purísima Concepción, llena de tradición y belleza. Aún se conservan las antiguas huertas misionales, se siguen produciendo frutales mediterráneos y vinos de excelente calidad con las técnicas que fueron enseñadas por los misioneros.

La región de La Purísima es de gran belleza, sobresaliendo su arroyo que siempre tiene mucha agua gracias a una serie de manantiales permanentes que la alimentan.

En este arroyo abundan las pozas en las cuales es posible nadar y disfrutar de fauna nativa como los patos migratorios y otras especies. A lo largo de su cauce abundan los palmares, lo que le da gran belleza a la región por su verdor en medio del desierto.

También, muy cerca del pueblo, se encuentra el cerro conocido El Pilón de la Purísima, un antiguo cuello volcánico que estallara hace varios milenios. Este cerro lo subió Kino en diciembre de 1684 y lo bautizó con el nombre de "Sombrerete de San Juan”, debido a su peculiar forma.

No muy lejos de La Purísima se encuentra el océano Pacífico, justo en donde desembocan los arroyos La Purísima y San Gregorio. Este paraje, llamado La Bocana, fue explorado en 1685 por el padre Kino y el almirante Atondo llegaran desde la misión de San Bruno, en el golfo, tras cruzarla Sierra de la Giganta.

La Purísima y sus alrededores están llenos de parajes naturales de gran belleza, así como de historia. Vale la pena conocer esta región, parte de lo que fuera la Antigua California.

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