Misiones de las Californias XVII: Nuestra Señora de los Dolores del Norte, la misión que fue y no fue

Recordemos que la misión de San Ignacio Kadakaamán, establecida en 1728, fue durante muchos años el límite norte del avance misional. Antes se seguir más allá, los misioneros primero consolidaron su presencia en el sur de la península. Sin embargo, la rebelión de los pericú, que se desarrolló entre 1733 y 1737, paralizó el avance misional durante algunos años.

Después de dicha rebelión, cuando empezaba a asentarse de nuevo la tranquilidad, en 1737 el padre visitador Andrés García comisionó al padre Fernando Consag para que estableciera la siguiente misión más allá de la de San Ignacio. 

Esta llevaría el nombre de Nuestra Señora de los Dolores del Norte, debido a que fue la Congregación de los Dolores, en la Ciudad de México, la que financió su establecimiento. Se le agregó lo "del Norte” para no confundirla con la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Sur Chillá, la que había sido establecida en 1721.

En ese tiempo, Fernando Consag asistía al padre Sebastián Sistiaga, titular de la misión de San Ignacio. Consag había llegado a San Ignacio, desde 1732 o 1733, con la finalidad de avanzar al norte; pero como lo mencionamos, la revuelta de los pericú pospuso el avance. 

Consag era nativo de la ciudad de Varazdín, en el norte de Croacia, en donde nació en 1703. Cuando contaba con 16 años de edad, fue admitido como novicio en la Compañía de Jesús en la ciudad de Trencin, Eslovenia. 

Ahí permaneció dos años y enseguida se trasladó a Leoben, Austria, para continuar sus estudios. Estudió filosofía en la Universidad de Gras, Austria y estuvo dando clases en algunos colegios jesuitas; en Zagreb (Croacia) y Buda (Hungría). 

En 1729 partió de Cádiz, España, rumbo a México, dando inicio así a su vida como misionero. Finalizó sus estudios en México y en 1732 fue enviado a las misiones de California, siendo enviado como misionero de frontera. 

Cuando se le dio su nombramiento como titular de la nueva misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte, Consag desconocía lo que había más allá de la zona de influencia de la misión de San Ignacio.

Hasta 1737, nadie había explorado más allá de San Ignacio, el interior de lo que hoy es el Estado de Baja California era totalmente desconocido. Sólo se conocían las costas, pero de tierra adentro nada. 

Por lo tanto Consag inició por explorar el amplio territorio que se extendía más al norte, con el fin de localizar un sitio adecuado para establecer la nueva misión.

Fueron muchos años de explorar y fue entonces que, por vez primera, se registró el interior del hoy Estado de Baja California, rebasándose la altura del paralelo 28. 

Consag fue registrando una serie de rancherías indígenas, congregándolas y dando inicio a la evangelización. Para mediados de los 40 del siglo XVIII ya tenía bautizados a más de 500 cochimí.

Es importante mencionar que todo su trabajo exploratorio, evangelizador y civilizador, estuvo efectuándolo desde la misión de San Ignacio, ya que no encontraba el sitio adecuado donde establecer de manera definitiva la sede de su misión, y es que la región donde pretendía fundar se encuentra en medio del Desierto Central de Baja California, una de los desiertos más áridos de América.

Uno de los parajes que localizó Consag lo bautizó con el nombre de San Pablo, en la parte norte de la hoy Sierra de San Francisco. Fue un sitio bueno, aunque sin las condiciones ideales y, por otro lado, no estaba tan lejos de San Ignacio. 

San Pablo fue posteriormente un sitio de visita, pero originalmente Consag pensó en establecer ahí la sede de su misión. Se calcula que este paraje lo encontró hacia 1745 o 46. No se sabe muy bien de las primeras exploraciones que llevó por aquí Consag, ya que no llevó un diario o registro de ellas.

Otro paraje interesante que encontró fue el que nombró La Piedad, localizado más allá del paralelo 28. Aunque el paraje tenía agua, esta no era mucha y le faltaba tierra para cultivos agrícolas. Sin embargo fue lo mejor que vio en toda la extensa área que estuvo explorando.

Consag no se desanimó por el hecho de no localizar un sitio adecuado donde establecer su misión y siguió explorando. Mientras siguió trabajando con sus indígenas, y aunque la misión no tenía una sede definitiva, llegó a bautizar unos mil durante este proceso. Los registros bautismales de su misión, los anexaba a los de la misión de San Ignacio, haciendo la indicación de que pertenecían a la nueva misión de los Dolores del Norte. 

Hubo varios mapas en donde aparece la nueva misión, destacando el elaborado por el mismo Consag que apareció publicado en 1757, en la primera edición del libro "Noticia de la California” de Miguel Venegas.

Fueron catorce años en los que estuvo Consag explorando el desierto Central, entre 1737 y 1751. Consag llegó al convencimiento de que en toda esa región no existía un sitio adecuado para una nueva fundación, por lo que finalmente decidió establecerla en el paraje de La Piedad, que era lo mejor que había.

Antes de establecer la misión, en 1751 Consag efectuó una larga entrada que llegó hasta más allá del paralelo 29, pero fue igualmente infructuosa ya que no encontró parajes adecuados. Así, la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte se trasladó, de su sitio provisional en San Ignacio, al sitio de La Piedad. Pero hubo algunos cambios y problemas.

Por un lado, en 1747 se le pidió a Consag que fuera el nuevo titular de la misión de San Ignacio, ya que debido a su edad, el padre Sebastián Sistiaga se retiró. Cuando esto ocurrió Consag no dejó de atender su misión de los Dolores del Norte y trabajó en ambas a pesar del doble esfuerzo que le implicaba, y más debido a las grandes distancias que debía atender.

Cuando Consag decidió trasladar su misión de Nuestra Señora de los Dolores al paraje de La Piedad, se le pidió que continuara en San Ignacio, ya que había desarrollado ahí una labor extraordinaria. En su lugar de Nuestra Señora de los Dolores se nombró al recién llegado jesuita alemán Jorge Retz, que se encargara de la misión norteña. Así, a partir del verano de 1751 Jorge Retz se trasladó al paraje de La Piedad.

Pero no sólo hubo ese cambio. Como ya hacía tiempo, el fondo económico de la Congregación de los Dolores se había agotado, para iniciar la misión en el nuevo paraje se utilizaron fondos aportados por el marqués de Villapuente, quien para usarlos había puesto la condición de que la misión llevara el nombre de Santa Gertrudis, en honor a su esposa que se llamaba Gertrudis. Así, a la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte se le cambió el nombre por el de Santa Gertrudis la Magna, y empezó a operar en su nuevo sitio en 1751.

Debido a estos sucesos la fecha de fundación de la misión de Santa Gertrudis siempre ha estado sujeta a confusiones, ubicándosele en 1751 o 1752, pero lo cierto es que dio principio desde 1737 con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores del Norte.