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La OCDE: suicidio financiero de las pensiones

La organización, que congrega a 39 países, coadyuva a sus fines ideológicos y políticos por la imposición global de la utopía perfecta del mercado neoliberal
miércoles, 14 de junio de 2017 · 00:00
José Carlos García Ramírez/COLABORACIÓN*
mzen357@yahoo.com.mx | Ensenada, B. C.

Olores nauseabundos recorrían el este europeo y parte de Asia en la posguerra de 1945.
La geopolítica comienza a reorganizarse: unas naciones rediseñan sus economías en búsqueda del bienestar del pueblo (nacimiento del Welfare State), en comprender la importancia de la democracia, del Estado de derecho y la cooperación mundial.
Otros pocos países simplemente vieron la oportunidad de posicionarse como potencias hegemónicas globales: los vencedores o aliados de aquella segunda guerra mal llamada "mundial” comenzaron a frotarse las manos con pensamientos cargados de xenofobia, arrogancia militar y avaricia empresarial.
En ese contexto atribulado nace la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 1961 en Francia (http://www.oecd.org/).
En la actualidad, esta Organización congrega a 39 países y coadyuva a organizar el 80 por ciento del comercio y mercado financiero mundial. El secretario general de ese organismo es el polémico José Ángel Gurría, quien fue titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) durante la presidencia de Ernesto Zedillo.
Gurría se jubiló a temprana edad (43 años) percibiendo una pensión de cerca de un millón de pesos anuales. En 1997 se asestó el primer golpe contundente a la clase trabajadora con Zedillo, y Gurría como asesor, al privatizar las pensiones del apartado A del artículo 123 en la Reforma de la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Diez años después, en 2007, las recomendaciones de Gurría al frente de la OCDE no se hicieron esperar al reformarse el apartado B de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste).

Utopía perfecta
La OCDE, en pleno siglo XXI, actúa como "correa de transmisión” del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, dos organismos tecnócratas financieros dilapidadores de las economías en vías de desarrollo.
Según la Revista alemana "Internationales/Auslegung Von DBA”, señala que la OCDE recomienda y persuade a los jefes de gobiernos a emprender reformas estructurales en cuanto a desmantelar los Estados nacionales y las escuálidas políticas sociales (http://bit.ly/2rolc9H).
Sus objetivos no son para generar bienestar en la comunidad internacional, sino la estabilidad, expansión y acumulación del capital de los grandes consorcios financieros trasnacionales. Sus fines ideológicos y políticos son la imposición global de la utopía perfecta del mercado neoliberal.
Tal utopía siniestra no cree en la clase obrera, en los desempleados, migrantes, profesionistas, jóvenes sin trabajo y sin estudios, jubilados, pensionados, en las mujeres, entre otros. Sólo cree en los dueños del dinero, en los mecanismos de extracción de riquezas, en las oligarquías nacionales y en las empresas depredadoras de mano de obra y del medio ambiente.
La utopía del mercado bendice guerras y armas y vende ideologías en medios de comunicación y universidades que, acrítica e irresponsablemente, consumen y reproducen. La OCDE apuntala reformas educativas, ambientales, turísticas, sanitarias, laborales, pensionarias.

Generación sin derechos
En pleno auge de la ideología del mercado bursátil de principios del siglo XXI, ese organismo internacional adulaba al gobierno mexicano y lograba persuadirlo de privatizar las pensiones. A 20 años de aquella euforia, todo vuelve a la incertidumbre.
Ahora la OCDE regaña a la Administración federal en turno y de paso no reconoce que las reformas del IMSS e Issste que acuñó en su momento, se encaminan al fracaso.
Los fondos activos y pasivos de los ahorros de los trabajadores fueron puestos en las Bolsas de Valores y las utilidades generadas, de 70 por ciento, fueron a las manos de las administradoras financieras.
La sustentabilidad del Sistema del Ahorro para el Retiro (SAR) está en crisis y ahora el director de la Consar le ha puesto los ojos a las pensiones de profesores de universidades públicas.
Según él, Carlos Ramírez, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), sostuvo que las pensiones del magisterio universitario tienen que migrar al esquema de cuentas individuales para que las manejen las administradoras privadas, pues la medida servirá para sanear el sistema financiero mexicano (http://bit.ly/2iTVBxm).
Las personas dentro del rango de edad de 22 a 45 años pagarán los platos rotos, además serán una generación sin derechos a la seguridad. Los sistemas de cuentas individuales han generado desigualdad, especialmente entre las mujeres.
En contrapartida, han aumentado las ganancias de las compañías administradoras. Metlife Inc., HSBC Holdings, BBVA, Zurich Financial Services, entre otras, observan con atención la dinámica poblacional y están al pendiente de las tasas promedio de sistema jubilatorio mexicano.
Si las pensiones desaparecen en México, entonces ¿cuál será el próximo mercado lucrativo para esas compañías transnacionales?
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), editó un informe sobre los impactos negativos de las reformas de los sistemas de pensiones a nivel mundial.
El informe, titulado "World Social Protection Report 2014/15. Building economic recovery, inclusive development and social justice”, pone en cuestión las estrategias de la OCDE y los magros resultados de las reformas implementadas (http://bit.ly/1l2aUR5).
La OIT plantea la siguiente pregunta: ¿Por qué los países se están alejando de las cuentas individuales? No hay que olvidar que las cuentas individuales son el resultado de la privatización de las pensiones (IMSS e Issste). Para responderla, la OIT expone las siguientes razones estructurales: 1. Los elevados costos de transición aumentaron las presiones fiscales; 2. Los buenos resultados prometidos no llegaron, pues la cobertura se estancó y en algunos casos disminuyó, además de las bajas tasas de remplazo afectadas por los altos gastos administrativos y los bajos rendimientos de las inversiones; 3. Las reformas transfieren los riesgos financieros y demográficos a los trabajadores; 4. La seguridad social para todos se convirtió en un negocio para unos pocos: ¿quién se beneficia de los ahorros nacionales?; 5. Por lo tanto, los sistemas de pensiones privados y las cuentas individuales son impopulares (http://bit.ly/2rYLvlt).

Privatización de pensiones
La necedad es la madre de todos los males. La OCDE sigue en su necedad de imponer a escala mundial el modelo de pensiones de cuentas privadas. Sus voceros especializados como son Pablo Antolín, Edward Whitehouse y Andres Fuentes, insisten en las promesas de que los mercados financieros son las únicas opciones para el manejo de los ahorros de los trabajadores (http://www.oecd.org/pensions/).
En Chile, durante la dictadura de Augusto Pinochet, se privatizaron las jubilaciones. En la actualidad su sistema contributivo es un fracaso rotundo: las empresas financieras concentraron los fondos ahorrados, especularon con el dinero, las utilidades del trabajador decrecieron, el Estado financió el adeudo y terminaron por emigrar dichas empresas.
En México está ocurriendo lo mismo: las irresponsabilidades de Zedillo y de Calderón han generado desfalco en la finanza pública y se busca un esquema de pago imputado a la clase trabajadora y a los fondos de ahorro para el retiro.
La SHCP y las diferentes comisiones del Senado de la República en materia de seguridad económica y sistema de pensiones, realizan mesas de debate pero no asumen posturas responsables en defensa de los trabajadores. Todo lo van dejando en "puntos de acuerdo” y en los archivos.
Indudablemente que el futuro demográfico de México es el envejecimiento y, de todos los temas de la vejez, los más importantes son las pensiones y la discusión sobre qué política debe direccionar la seguridad económica de los mexicanos (http://bit.ly/2rYKud7).
La OCDE se inclina por la "gobernanza” impulsada desde los sectores financieros de corte neoliberal. Habría que pensar otra alternativa. Quizás pueda ser el paradigma de la economía solidaria, es decir, la recuperación de aquellas instituciones promotoras del Estado como guardianas del bienestar social, de los modelos de cooperativas basados en los derechos laborales y en la responsabilidad intergeneracional, como lo propone la OIT (http://bit.ly/2sZUmld).
Urge debatir con seriedad hacia dónde conducir el presente y futuro del país. No se pueden aceptar recomendaciones de organismos internacionales, como las formuladas por la OCDE, que dañen los sentimientos de la nación e induzcan a reformas político económicas suicidas como sucede con las pensiones y jubilaciones.

*El colaborador es doctor en Humanidades y en Política Pública.




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