Raíces

Misiones de las Californias XXVI: San Luis Obispo de Tolosa

El primer misionero titular de esta misión fue el catalán fray José Cavaller, a quien los indios chumash aceptaron muy cordialmente y mucho le ayudaron en levantar esta misión, pero su decadencia dio principio hacia 1818, cuando, con motivo de la guerra de independencia se obligó a la misión a contribuir con las tropas realistas
domingo, 20 de agosto de 2017 · 00:00
CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Mientras los primeros misioneros dominicos llegaban a la Antigua California, en la Nueva California fray Junípero Serra fundaba la quinta de sus misiones en septiembre de 1772, la de San Luis Obispo de Tolosa, en pleno territorio de los indios chumash. Esta misión dio pie a la hoy ciudad de San Luis Obispo, localizada a 300 kilómetros al noroeste de los Ángeles.

La región donde se encuentra esta misión había sido explorada por el gobernador de las Californias, don Gaspar de Portolá en septiembre de 1769, cuando andaba en búsqueda de la Bahía de Monterrey. A esta región, el misionero fray Juan Crespí la llamaría "Cañada de los Osos”, debido a la presencia de este animal, al grado que el padre Serra organizaría una expedición para cazar osos y así disponer de algo de carne, la que mucho escaseaba en ese entonces.

El primer misionero titular de esta misión fue el catalán fray José Cavaller, a quien los indios chumash aceptaron muy cordialmente y mucho le ayudaron en levantar esta misión. El primer templo con que contó era de madera, pero debido a los incendios, varios de ellos provocados por los indios, pronto fue construido con adobe. Uno de estos incendios ocurrió en 1776 en el techo de paja del templo, y fue a partir de este hecho que empezaron a hacerse tejas para los techos de todas las misiones. El actual templo de esta misión fue construido entre 1793 y 1794.

La misión fue próspera y hacia 1832 contaba con 2500 cabezas de ganado, 5422 ovejas y una importante producción agrícola que incluía la vid, la oliva, frutas y legumbres. También produjeron vino y aceite de oliva.

GUERRA DE INDEPENDENCIA
Su decadencia dio principio hacia 1818, cuando, con motivo de la guerra de independencia se obligó a la misión a contribuir con las tropas realistas. En 1834 las misiones de California fueron secularizadas por el gobierno, por lo que al año siguiente esta misión fue expropiada. En 1845 fue vendida al capitán John Wilson en 510 pesos, quien llegaría a utilizarla como escuela, cárcel y juzgado.

En 1859, ya cuando la Alta California era parte de los Estados Unidos, a petición del obispo Joseph Alemany, la misión le fue devuelta a la Iglesia católica. En 1868 la antigua misión fue convertida en parroquia. El templo original fue restaurado entre 1933 y 1934, regresándole su sobriedad.

De esta vieja misión surgió la actual ciudad de San Luis Obispo, California, que cuenta con una población de 45 mil personas y es sede de una de las universidades más importantes del estado de California, la California Polytechnical State University.

Los indios chumash existen hasta nuestros días. Históricamente habitaron las regiones costeras del centro y sur de California, entre la actual Santa Bárbara, San Luis Obispo y Los Ángeles. Hoy sobreviven cuatro mil chumash en la reservación de Santa Inés, California, y cuentan con un casino como su principal fuente de ingresos.

Cuando los franciscanos establecieron esta misión, ya estaban por salirse de la antigua California para concentrar sus esfuerzos en la Nueva California. Los franciscanos tenían planes de fundar cinco misiones en la región entre la misión de San Fernando Velicatá, la última de la Antigua California, y la de San Diego, la primera de la Nueva California.

Pero ante la negociación con los dominicos, estas fundaciones quedaron pendientes, y así la responsabilidad de establecerlas finalmente le quedó a los dominicos, quienes continuarían el avance misional dentro de la Antigua California.

Fue desde ese tiempo que a esa franja entre las dos misiones citadas se le empezó a conocer como La Frontera. La razón de esto no tiene nada que ver con cuestiones políticas, sino más bien religiosas.

Por un lado se trataba de una frontera entre los indios ya evangelizados y los no evangelizados, es decir era la frontera de la gentilidad, como le decían algunos misioneros. Por otro lado, la parte norte de esta región marcó el límite, o la frontera entre las misiones dominicas y franciscanas.

Fue coincidencia que con los años, a partir de 1848, fuera esta región una frontera política internacional entre México y los Estados Unidos. La denominación de "Frontera”, a esa franja entre San Fernando Velicatá y San Diego, persistió hasta los inicios del siglo XX.

Aunque después de que la alta California pasara a manos de los Estados Unidos, esa denominación de frontera llegara únicamente hasta la región del Valle de Tijuana.

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