Misiones de las Californias XLII: Misión de San Juan Bautista

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Durante el periodo de fines de 1791 a inicios de 1797, no fue fundada ninguna nueva misión en la Alta California. Este estancamiento misional obedeció sobre todo a que el reino español se encontraba en un franco proceso de decadencia, y la expansión misional dejó de ser prioritaria, por lo que los apoyos que se les brindaban empezaron a disminuir de manera importante.

Sin embargo, en ese 1797, el sistema misional tuvo un fuerte impulso gracias a la prosperidad de no pocas de las misiones altacalifornianas, las que se prestaron a comerciar con naves extranjeras, sobre todo rusas, inglesas y estadounidenses. Gracias a este nuevo impulso, el último que se dio en las Californias, en dicho año de 1797, fueron establecidas cuatro misiones en la Alta California, y al siguiente año una más. En los siguientes 25 años, aún serian establecidas tres más, pero para entonces el sistema misional tenía sus días contados.

La segunda de esas cuatro misiones de 1797 sería la de San Juan Bautista, fundada el 24 de junio del citado año. Se trató de la misión número 41 de las Californias y la número 15 de la Alta California. Fue establecida por el padre presidente de las misiones altacalifornianas fray Fermín Francisco de Lasuén. Esta misión se encuentra en nuestros días en la ciudad de San Juan Bautista, California, a 800 kilómetros al norte de Ensenada, Baja California, no lejos de la bahía de Monterey, California.

La misión fue establecida en territorio de los indios mutsunes, una rama de la etnia ohlón del norte de California. Los primeros misioneros en atender esta misión fueron los padres franciscanos Magín Catalá y José Manuel Martierena. Los indios mutsues colaboraron grandemente con los misioneros, lo que ayudó en consolidar la misión y, seis meses después de fundada, ya contaba con una buena iglesia, un granero, barracones, casa para los padres, así como otras edificaciones.

DAÑOS Y RESTAURACIÓN
Gracias a la gran aceptación de la evangelización, la misión pronto contó con muchos neófitos y así, para el año de 1800, se pensó en levantar un templo más grande, el que fue iniciado en 1803 y concluido y dedicado en 1812. Debido a su cercanía a la famosa Falla de San Andrés, este templo sufrió varios daños a lo largo del tiempo debido a los temblores. Fue restaurado en 1884 y posteriormente en 1949.

En 1816 el bostoniano Thomas Doak desertó del barco Albatross, siendo el primer estadounidense en asentarse en la Nueva California. Se quedó a trabajar en la misión de San Juan Bautista a cambio de comida y una habitación. Entre otros trabajos, pintó los retablos de dicha misión. Pronto Thomas se volvió católico y fue bautizado con el nombre de Felipe Santiago. Se casó con la hija de Mariano Castro, uno de los hombres prominentes de la región.

Uno de los misioneros más destacados que trabajó en este establecimiento fue el padre Felipe Arroyo de la Cuesta, originario de Castilla, España. Este misionero arribó a San Juan Bautista en 1808 y permaneció en ella 25 años, llegando a ser muy estimado gracias a su gran labor cultural y lingüística. Llegó a dominar siete lenguas indígenas, y predicaba en todas ellas. Formó un amplio diccionario de la lengua mutsum. A su muerte, el padre Felipe fue enterrado en el piso de la misión.

En su mejor momento, hacia 1831, esta misión llegó a contar con mil 200 neófitos. Tuvo cierta actividad ganadera, llegando a contar con más de mil cabezas de ganado, 4600 borregos, 540 caballos.

San Juan Bautista fue secularizada en 1835, por lo que rápidamente cayó en decadencia. La misión fue valuada en 138 mil pesos, siendo vendida en partes y entró en litigio. Este fue resuelto en 1859, cuando el presidente de los Estados Unidos firmó un decreto gracias al cual se le regresó a la Iglesia católica esta misión. Actualmente, la antigua misión de San Juan Bautista es una parroquia de la Diócesis de Monterey, California, que se ubica en la ciudad de San Juan Bautista. Dicha ciudad tuvo su origen precisamente en la misión, y empezó a crecer a partir de la fiebre de oro en California, en 1848.

¿QUIÉN FUE EL FUNDADOR DE ESTA MISIÓN?
Fue fray Fermín Francisco de Lasuén el fundador de esta misión, como ya lo mencionamos. Este gran misionero, quien sucedió a fray Junípero Serra en la presidencia de las misiones de la Alta California, nació en Vitoria, España, en 1736. Ingresó a la orden franciscana y, a partir de 1751, se le consideró fraile.

A los 23 años, fue enviado a la Nueva España, asignándosele a las misiones de Sierra Gorda, actualmente en el Estado de Querétaro. Ahí nació su relación con fray Junípero Serra. Estuvo en Sierra Gorda hasta 1767, cuando formó parte del grupo de misioneros franciscanos que fueron enviados a las misiones de la Antigua California.

Posteriormente pasó a las misiones de la Alta California, de las cuales llegó a ser presidente a partir de 1784, año en que murió fray Junípero.

Permaneció como presidente hasta su muerte, ocurrida en la misión de San Carlos Borromeo el 26 de junio de 1803. Durante ese lapso fundó nueve misiones que son: Santa Bárbara, Purísima Concepción, Santa Cruz, Nuestra Señora de la Soledad, San José, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel, San Fernando Rey y San Luis Rey.

EL PATRONO DE ESTA MISIÓN
San Juan Bautista o Juan el Bautista, fue un profeta precursor de Jesucristo y anunció la llegada de éste. Nació hacia el siglo I. Tanto los cristianos como los musulmanes lo han proclamado santo. San Juan utilizaba el bautismo como sacramento central de su movimiento mesiánico. San Juan bautizó a Jesús, dando así inicio sus prédicas evangélicas, las bases del cristianismo. La Iglesia católica conmemora a San Juan Bautista en dos aniversarios: el 24 de junio, día de su nacimiento, y el 29 de agosto, día de su muerte.

Además de esta misión, en la Antigua California fueron dedicadas dos misiones más a su memoria por los jesuitas, la de San Juan Bautista Malibat o Liguí y la San Juan Bautista Londó.

Gracias a la gran aceptación de la evangelización, pronto se contó con muchos neófitos y así para el año de 1800 se pensó en levantar un templo más grande