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Misiones de las Californias XLIX: Misión de San Francisco Solano

También conocida con el nombre de Sonoma, fue fundada en territorio de los indios miwok costeros. Luego de una insurrección y un incendio que destruyó edificios, la misión prosperó con talleres, jardines, viñedos, cuartos para los indios, graneros, molinos, acequias, cárcel y cementerio. Sin embargo si vida fue corta, siendo secularizada once años después
domingo, 25 de febrero de 2018 · 00:00

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

La misión de San Francisco Solano fue la misión número 49 de las Californias y la número 21 y última de la Alta California. Fue la primera de dos misiones que fueron fundadas en el México independiente, hacia la última fase del sistema misional.

Esta misión también es conocida con el nombre de Sonoma y fue fundada el cuatro de julio de 1823 por el padre José Altimira, en territorio de los indios miwok costeros. El proyecto del padre Altimira era suprimir las misiones de San Francisco de Asís y San Rafael Arcángel, trasladando los neófitos y las funciones de ambas al nuevo establecimiento. Sin embargo, Altimira no consultó este proyecto con sus superiores e inició los trabajos de la nueva misión sin tener los permisos debidos.

Después de un estira y afloje entre los misioneros, finalmente se consintió que Altimira continuara con la fundación, pero sin dar de baja a San Francisco y Rafael Arcángel, las que continuaron funcionando.

OTRA HIPÓTESIS
Existe otra hipótesis sobre los inicios de esta misión. Hacia 1821, recién independizado México, el gobernador de la Alta California, Luis Arguello, estaba preocupado por el avance de los rusos en las costas del Pacífico de Norteamérica. La presencia del Fuerte Ross, establecido pocos kilómetros al norte de la bahía de San Francisco desde 1812, era una presencia incómoda, que ni España primero, ni México después, aceptaban. Así, don Luis Arguello propuso establecer una nueva misión más al norte de la bahía de San Francisco, para ir oponiendo el posible avance de los rusos. La idea era reubicar la misión de San Francisco de Asís más al norte. Además, esta última misión no estaba funcionando bien debido a un clima no benigno que afectaba en su salud a los indios. Al parecer fue el gobernador el que convenció al padre Altimira de iniciar la misión, y este consideró que no necesitaba el consentimiento de sus superiores, ya que la estaba solicitando el gobernador, la máxima autoridad política de la provincia.

Altimira se encargó de la construcción del templo, con adobes y tejas, el que fue consagrado en agosto de 1824. Pronto le fueron agregados un monasterio, talleres, barracones, granero y un cuartel para la guardia. El padre Altimira tenía un carácter impetuoso y tendía a castigar fácilmente a los indios, lo que propicio que buen número de ellos huyeran, además de que en 1826, un gran grupo de ellos atacó la misión quemando los edificios. Debido a esto el padre Altimira fue cambiado a la misión de San Buenaventura, quedándose en su lugar fray Buenaventura Fortuny, quien restauró los daños de la misión y agrandó el edificio del convento.

En 1830, de esta misión quedó a cargo el padre mexicano fray José Luis Gutiérrez, quien le dio sus mejores años. Con este misionero la misión creció en todos sentidos con más talleres, jardines, viñedos, cuartos para los indios, graneros, molinos, acequias, cárcel y cementerio. Su producción agrícola se incrementó notablemente y llegó a contar con tres mil quinientas cabezas de ganado vacuno, seis mil borregos, 900 caballos y 50 puercos. Además producía cantidades importantes de avena, maíz, frijol, garbanzo y cebada.

La vida de esta misión fue corta, en 1834 fue secularizada, por lo cual los misioneros la abandonaron. Su último misionero fue el mexicano fray José Luis Gutiérrez. Al ser secularizada, el gobierno mexicano comisionó a Mariano Vallejo para distribuir las propiedades de la misión entre los indios, sin embargo, no cumplió esta encomienda.

Fue en esos años de la secularización que el pueblo de Somona fue fundado por colonos mexicanos, empezando a crecer en terrenos de la antigua misión. Estos colonos, junto con rancheros de los alrededores empezaron a vandalizar los edificios de la misión, llevándose tejas y vigas, lo que provocó la destrucción de la iglesia. En 1841 se levantó un nuevo templo, de adobe y más pequeño. En 1845 el gobernador Pio Pico intentó vender la misión, pero no tuvo compradores.

La república de California
El 14 de junio de 1846 un grupo de estadounidenses se apoderaron del pueblo de Somona apresando al general Vallejo e izando una bandera con el dibujo de un oso y la leyenda “California Republic”. Fue un intento más de arrebatar a México la Alta California, algo que desde muchos años atrás desean los gobiernos estadounidenses. Este intento no fructificó ya que el ejército de los Estados Unidos invadió México, declarándole la guerra. En julio de ese año, fuerzas estadounidenses ocuparon la Alta California derrotando la fuerte resistencia que presentaron los altacalifornianos.

Después de que la Alta California pasara a manos estadounidenses, la antigua misión de San Francisco de Solano pasó a ser parroquia. En 1881 la misión fue vendida debido al estado tan lamentable en que se encontraba, dándosele diversos usos no adecuados, principalmente como almacén. En 1903 la Historic Landmarks League compró la propiedad y restauró la misión, pero el terremoto de 1906 la afectó gravemente. En 1926 pasó a ser propiedad del Gobierno.

En 1940 los edificios de esta misión fueron restaurados. En 1999 se levantó en esta misión un monumento conmemorativo de los indios que murieron en ella debido a las enfermedades traídas por los europeos, contra las cuales los indios no tenían defensas naturales.

EL FUNDADOR DE ESTA MISIÓN
José Altimira. Nació en Barcelona, España en 1787. Habiendo ingresado a la orden franciscana, fue ordenó sacerdote en su natal Barcelona. Arribó a México en 1819 al Colegio Franciscano de San Fernando, y al año siguiente fue enviado a Monterrey, Alta California, donde fungió como secretario del prefecto de las misiones fray Mariano Payeras.

Posteriormente, fue enviado a atender la misión de San Francisco. Fue en ese tiempo que inició los trabajos de suprimir las misiones de San Francisco y San Rafael, para cambiarlas a la nueva que sería la de San Francisco Solano. Como ya vimos, sí estableció San Francisco Solano, pero siguieron funcionando las de San Francisco y la de San Rafael.

Altimira quedó a cargo de la nueva misión de San Francisco Solano; sin embargo, fue de los misioneros que se negó a jurar la Constitución mexicana de 1824. Su relación con los indios no fue muy buena, y ellos incendiaron la misión en 1826, año en que el misionero fue cambiado para atender las misiones de San Carlos Borromeo y San Buenaventura.

En 1827 se enteró de que existía un decreto mexicano de expulsión de los españoles, por lo que, sin pedir permiso, abandonó su misión. Posteriormente casi no se sabe nada de él. Murió en Tenerife hacia 1860.

SAN FRANCISCO SOLANO, PATRONO DE ESTA MISIÓN
Su nombre era Francisco Sánchez Solano Jiménez. Fue un sacerdote franciscano que nació en el pueblo de Montilla, provincia de Córdoba, España, en 1549. Fue un destacado misionero en el virreinato del Perú, en América del Sur, en donde estuvo de misionero durante 20 años. Murió en Lima, Perú, en 1610. Fue canonizado en 1726 por el Papa Benedicto XIII. Realizó gran cantidad de milagros y prodigios, por lo cual se reconoce como “el Taumaturgo del Nuevo Mundo”.

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