Madres nos enseñan a enfrentar vida: Obispo

BENJAMÍN PACHECO/EL VIGÍA
bpacheco@elvigia.net | Ensenada, B.C.

La misión de las madres debe centrarse en hacer crecer a sus hijos en cualidades y ayudarlos a que sepan afrontar los problemas de la vida, tal cual lo hizo la Virgen María con Jesucristo, destacó el obispo de Ensenada, Rafael Valdez Torres.

Lo señaló ayer luego de la lectura del santo Evangelio según San Juan, con motivo de la Celebración Eucarística en Honor a las Mamás, realizada en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.

Dicho pasaje refiere la ocasión en que el Hijo del Señor dijo a sus discípulos “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”, en alusión en que su tristeza se volvería alegría.

Vida dispareja
En su mensaje, Valdez Torres señaló dos de las tareas maternales y su relación con el texto sagrado.

“¿Cuál es la tarea de una madre? La mujer madre se desvive y tiene la misión de hacer crecer a sus hijos. Eso hizo María en Nazaret. El evangelio nos dice que nuestro Señor Jesucristo iba creciendo en sabiduría, gracia y en todo. En una sociedad, en una familia, la maternidad se vive haciendo crecer a sus hijos. No sólo en estatura, no solo a los lados alimentándolos bien.

“La buena madre hace crecer a sus hijos en cualidades, virtudes, formación, educación, en esos valores que hoy se están perdiendo. La mujer madre enseña con cercanía, ternura, amor tan sensible y agradable que sabe corregir con palabras dulces y suaves. Enseña a sus hijos a crecer bien”, abundó.

El obispo de Ensenada enfatizó en que si todas madres cuidaran bien a sus hijos, la sociedad sería casi el paraíso terrenal.

“Otra tarea que tiene una mamá es enseñar a sus hijos a afrontar los problemas de la vida. No es fácil. Pero volemos nuevamente a la santísima Virgen María. Para ella no fue fácil y enseñó a su hijo a afrontar los problemas desde su nacimiento, que no encuentra lugar en gruta de Belén hasta la cruz”, recordó.

Valdez Torres señaló que “la vida no es algo parejito” porque “da muchas vueltas, subidas y bajadas”, al grado que aunque una persona intente no meterse en problemas, otra hará que los viva.

“La maternidad lleva precisamente a enseñar a sus hijos a afrontar toda esa problemática a la que hay que darle respuesta, porque no podemos cruzarnos de brazos.

“No podemos permitir que nos lleve la corriente. No debemos dejarnos llevar por el mal, sino que con la ayuda amorosa de la madres debemos reconstruir un tejido social que se ha echado a perder”, puntualizó.