Honran a maestros porteños

Benjamín Pacheco/EL VIGÍA
bpacheco@elvigia.net | Ensenada, B. C.

En el marco del Día del Maestro y por sus aportaciones a la localidad, dos destacados profesores del puerto de Ensenada recibieron ayer el reconocimiento Ciudadano Distinguido otorgado por el XXII Ayuntamiento, en las categorías de “Maestro en Vida” y “Maestro Post Mortem”.

Esfuerzo docente
El primero fue para Juan Tapia Negrete, nacido en el Valle de Maneadero, y el segundo para Víctor Calderón Hernández, quien luchó por establecer una secundaria en El Sauzal de Rodríguez.

Tapia Negrete es egresado de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en la especialidad de Licenciatura en Educación y, conforme a sus datos biográficos ha dedicado sus esfuerzos como profesor de primaria, secundaria, preparatoria y Escuela Normal.

Su trayectoria refiere cargos como director de escuela primaria, supervisor de zonas escolares de educación primaria estatal, coordinador del programa nacional para la modernización en la educación del municipio de Ensenada, cubriendo los niveles preescolar, primaria, educación media superior, capacitación de personal directivo, técnico y asesoría de zona escolar.

“Muy emocionado por esta premiación que nos hace el XXII Ayuntamiento de Ensenada, a cargo del presidente municipal Marco Antonio Novelo. Agradezco estas distinciones para mí, así como ciudadanos y ciudadanas que lograron este estímulo”, expresó Tapia Negrete.

Sobre Calderón Hernández, el galardón fue recogido por la profesora Martha Elena Calderón Guillén, hija del homenajeado.

“Me siento muy orgullosa: mi padre fue un hombre muy trabajador en el terreno de la educación. Fundó la secundaria de El Sauzal, fue director de la (escuela ‘Héctor A.) Migoni’. También tuvo otras actividades como participante de la compraventa para los terrenos (del Deportivo) Sullivan.

“Él manejó esa parte de intermediario de esa compraventa que se hizo por parte del Municipio. Hizo un periódico. Ahí él era el ‘factotum’ (persona que desempeña todas las funciones en una casa, empresa o establecimiento) pues lo único que no hacía era linotipista”, abundó su hija.

Calderón Guillén recordó que su padre era un hombre activo y amante de la lectura, actividad última que fomentó entre sus allegados.