NACIONAL
Visitaban los políticos mansión de ‘El Chayo’
Cuando Nazario Moreno los mandaba llamar a ‘El Cerro’ no tenían otra opciónPara acudir a "El Cerro”, los funcionarios de Michoacán no lo pensaban dos veces.
"Nadie tenía opción, o la persona iba o amanecía ejecutada”, recordó un ex funcionario en Morelia.
"Ser llamado a ‘El Cerro’ significaba citarse con líderes de Los Caballeros Templarios para ser regañado, advertido o cooptado, no había más”, narró un regidor en Apatzingán.
En ocasiones, "el Cerro” podía ser el rancho "El Jabalí” en Tumbiscatío; o "El Morado”, rumbo a Chiquihuitillo, en el municipio de Apatzingán.
Pero también significaba que los funcionarios acudieran a La Fortaleza Anunnaki, lugar preferido de Nazario Moreno, "El Chayo”, cabeza principal de los Templarios, abatido el 9 de marzo.
Para llegar hasta ahí, desde Apatzingán, se requiere cruzar las localidades de Presa Rosario, Loma de Los Hoyos y Puerta de Alambre, después virar a la izquierda hasta El Alcalde, pasar cerca de Holanda y seguir hasta Guanajuatillo.
Desde una loma se puede observa la grandeza de la propiedad, enclavada al pie de la sierra.
Ahí "El Chayo” recibió a funcionarios del gobierno de Michoacán; a legisladores, alcaldes, regidores, síndicos y colaboradores de los ayuntamientos michoacanos, coinciden testigos.
También a mandos de seguridad pública, quienes aportaron a "El Chayo” información sobre las operaciones federales.
La gente era llevada en camiones foráneos o camionetas.
Si el asunto no era importante,”El Chayo” se limitaba a enviar a sus mensajeros para que sus instrucciones llegaran a su destino.
Cúpula criminal
En los cónclaves también participaban el jefe de plaza del municipio a tratar, así como otros líderes templarios como Servando Gómez, "La Tuta” y Enrique "Kike” Plancarte, los principales brazos ejecutores de "El Chayo”.
En las reuniones "La Tuta” y "Kike” fueron contrapesos a las decisiones de Moreno, refieren los testimonios.
En la pasarela a "El Cerro” también acudieron carniceros, tortilleros, taxistas, fayuqueros, restauranteros, fruteros, limoneros y vendedores de droga al menudeo.
"Con los carniceros fijó el precio de la carne, también quería ‘El Chayo’ que le llevaran buenos cortes, a todos les pidió porcentajes de las ganancias, las señoras que venden agua de sabor, hasta ellas pagaban 200 pesos semanales para poder trabajar”, afirmó un comerciante en Apatzingán.
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