Urgen líderes a Ensenada

domingo, 16 de octubre de 2016 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand

Sí, sí los necesitamos. Parece ser que estamos ayunos de auténticos líderes, que sean capaces de representar los intereses de nuestras comunidades en lo político, económico y social, que sean conocedores de los problemas y sepan defender los legítimos intereses y derechos de sus representados, que logren unificar y dirigir.

Todos los grupos humanos requieren de líderes para poder madurar como grupo y formar equipo con ellos.

En esta sociedad plural en la que vivimos requiere de líderes capaces de unir los esfuerzos por encima de la diversidad de intereses que pueda haber entre sus seguidores, en torno a denominadores comunes y alcanzar así el bien común.

El líder debe saber motivar, entusiasmar y contagiar al grupo para poder llevar a cabo sus metas y poder alcanzar sus objetivos, además, para emprender nuevos caminos y tener el coraje de vencer los obstáculos que deberá ver como un reto que ponen a prueba su voluntad e inteligencia.

Una capacidad innata
Independientemente de la autoridad formal que pueda tener un líder, debe tener la autoridad moral que le permitirá tener un mayor ascendiente sobre quienes le siguen.

El líder debe ser un principio unificador activo, sin cuya presencia el grupo no alcanza sus fines, él es el elemento indispensable para lograr la vinculación y cohesión del grupo.

Cuando hablamos de líder pensamos en aquel que sabe guiar a los demás bajo principios de ética y de derecho, buscando siempre el bien común, y no en aquellos "líderes” que han sumido a naciones, comunidades o grupos en ruinas, porque sólo vieron sus egoístas intereses.

La autoridad del líder está en la naturaleza de lo social, no para provecho de él sino para el servicio de quienes integran el grupo u organización. Esta autoridad debe estar en función de los integrantes que no son masa, no son cosas, si no personas.

El liderazgo verdadero no se adquiere, se ejerce en virtud de la fuerza que da el ascendiente moral.

Vemos líderes con la habilidad para captar, interpretar y sentir las necesidades y aspiraciones del grupo.

El líder debe ser un individuo que tenga fe en la misión que va a realizar, fe en la solución frente a los problemas que va a encarar.

Debe también tener confianza en quienes le siguen, en todos aquellos a quienes supo contagiar y están dispuestos a jugársela con él. La confianza genera confianza, sin ella no puede obtenerse lealtad de los seguidores. Cuando la confianza falta se ven abandonados en el camino y frustran así sus propósitos.

El saber mandar o guiar a los demás debe ser una capacidad innata y desarrollada para poder motivar a otros, así como para dirigir y unir voluntades en una decisión y esfuerzo, lo cual se logra a través de la formación de equipos.

El líder debe comprender que el grupo no es sólo el conjunto de personas sino de voluntades unificadas que aceptan su liderazgo.

Lo anterior implica la necesidad de un conocimiento de las personas y de situaciones, lo que le permitirá destacar los denominadores comunes así como las metas aceptadas por todos.

Disposición de sacrificar
El líder debe tener la disposición de sacrificar aspectos personales en aras de la misión que se persigue, hecho que desgraciadamente vemos que no es tomado en cuenta por muchos que sólo ven egoístamente sus intereses atropellando los derechos de los demás.

A diferencia del líder o dirigente autoritario que no acepta sugerencias y anula las iniciativas de sus colaboradores, del paternalista que las tutela, del demagogo que los manipula para su provecho personal. 

El líder auténtico coordina las acciones y se identifica con los ideales y objetivos del grupo que representa, los valores son la brújula de su quehacer.

La vida nos muestra esta clase de dirigentes en todos los organismos, unos que verdaderamente se esfuerzan y luchan por elevar el nivel de la vida de sus seguidores, que luchan por hacer respetar los derechos y porque haya una mayor justicia social. 

Y quienes de su "liderazgo” hacen un modus vivendi y actúan con prepotencia faltando a la verdad y la Justicia.   

Escritor ensenadense.

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