Apreciación, el espacio de la experiencia

La danza es el arte del cuerpo, el movimiento y el espacio
domingo, 23 de octubre de 2016 · 00:00
Por Minerva Muñoz

Las oportunidades de presenciar una función de danza en esta ciudad son escasas. Y aunque pocas sean las ocaciones de ser participes del convivio del teatro y observar el trabajo de artistas en el arte danzario, siempre hay situaciones que apreciar y adentrarse a los mundos que nos presentan.

La danza es el arte del cuerpo, el movimiento y el espacio. O dicho de otro modo, es la creación de espacios -el espacio del cuerpo, escénico, imaginario, social- y de realidades.

La danza se expresa con un lenguaje abstracto, que en lugar de palabras utiliza imágenes en movimiento generadas con el cuerpo. Es un arte hermanada con la música, las artes visuales, el teatro, entre otras disciplinas.

Pero, ¿qué es lo que se va a presenciar en un espectáculo escénico, específicamente en una función de danza?
Para la apreciación de una obra artística debe haber, por supuesto, una obra (con ciertas características) y un espectador en busca de experiencias y sentido de la pieza de arte.

Más, la obra artística, desde cualquiera de sus aristas, es un medio de expresión y comunicación sujeto a interpretación según los  conocimientos y sensibilidad de aquel que la recibe, es decir, el público o espectador.

En términos generales, los ingredientes esenciales de una obra artística son el contenido, la forma y la técnica. 
El contenido se refiere básicamente al tema, es aquello que se quiere comunicar, expresar o transmitir.

La forma es un ordenamiento de los elementos de la obra en el espacio y el tiempo, de su contenido.

Más allá de la destreza y habilidades físicas del ejecutante o intérprete, la técnica es ¿cómo el artista transmite sus ideas conjuntando los elementos de contenido y forma de manera distintiva y personal para la creación de una pieza única y original?

Específicamente en la danza hay ingredientes que son esenciales para la construcción de una pieza dancística como son la coreografía, la escenografía, vestuario, maquillaje, utilería y una de las más importantes, la iluminación. 

La danza puede ser realizada con fines rituales, populares, de esparcimiento, entretenimiento o como medio de expresión artística. La danza teatral contemporánea entremezcla movimientos e intencionalidades, por lo que muchas veces resulta complicada la distinción entre estilos e incluso resulta innecesario.

Historias y personajes 
Con el fin de esclarecer y tener un panorama de lo que se puede apreciar en las presentaciones de danza como una puesta en escena, se hará una revisión comparativa entre los estilos de danza teatral. La danza clásica es representativa. 

Esto es, cuenta historias en una narrativa lineal estructurada en escenas; los personajes son interpretados por bailarines quienes con  movimientos codificados muestran las acciones dramáticas. 

El atractivo principal del ballet es mostrar una figura principal que destaca por sus habilidades, destrezas, belleza y levedad del cuerpo. 

En la composición se muestra una jerarquía muy marcada entre los primeros bailarines, bailarines principales y cuerpo de baile. Los temas clásicos en el ballet lo caracterizan (principalmente en el ballet romántico). 

La escenografía esta construida para la decoración y apoyo de la representación de los mundos oníricos y fantasiosos del ballet.

En la danza moderna (que se gesta en la transición de los siglos y se desarrolla hasta la década de los años 50) se caracteriza por el expresionismo. La ejecución dancística se destaca por la interpretación enfocada en la transmisión de emociones y sentimientos con destacados movimientos intensamente expresivos. 

Las coreografías se centran en lo que se quiere decir, lo que se comunica, más que en el decorado. La danza moderna se apoya en los elementos esenciales de la danza, destacando al cuerpo y su peso (equilibrio,
contracción-relajación, caída-recuperación), el uso del suelo y las relaciones del espacio, el tiempo y la energía.

En la danza contemporánea se pueden apreciar formas y estilos muy diversos. Comenzando con el cuerpo del bailarín: cualquiera puede bailar. En la escena pueden verse cuerpos delgados, gordos, entrenados, amateur, deportistas, andróginos, desnudos, vestidos, disfrazados, y más, dejando de lado el cuerpo idealizado del bailarín; lo que se busca es la conciencia corporal del ejecutante. 

En este tipo de arte se integran movimientos cotidianos a la escena, dejando de lado la representación. Todo tipo de movimiento puede convertirse en parte de la danza; lo importante es un cuerpo maleable, dúctil, con un estilo propio. 

El movimiento materializa el pensamiento, la idea y la emoción del cuerpo danzante. En cuestión de contenido y la forma en la danza actual todo puede pasar. 

Los coreógrafos han transformado los espacios y la utilización de la escenografía, iluminación, música, vestuarios y demás para reinventar el espacio escénico cualquiera que este sea.  Además, los temas sociales, políticos, personales, situaciones de la vida o puramente artísticos son igualmente posibles.

Efímera, transitoria y evanescente
Al llevar a cabo esta manifestación, al igual que en las otras expresiones como los visuales, la música o el teatro, hay elementos que enriquecen la apreciación de la obra.

Ahora bien, para apreciar una obra dancística, más allá de decir "me gusta” o no al presenciarla, tendríamos que entrar a la esfera de la experiencia, involucrarnos con ella, comprometer el sentir y el pensar. 

Esto es, analizarla, observarla, interpretarla; situar la obra en su contexto histórico, tendencias, estilo, y más; observar la estructura, ritmo, armonía y contrastes, la composición, las ideas que se nos presentan, la combinación de todos los elementos que componen la pieza.

Lejos de tratar de entender que es lo que significa cada uno de los movimientos y acciones, las obras de la danza actual demandan implicarse con la obra, dejarse afectar, formar parte de ella involucrando parte del ser con la pieza. 

Mientras que la contemporánea invita a relacionar las vivencias propias, conocimientos, experiencias y sueños.
La dramaturgia de la danza esta sustentada en la coreografía, su lenguaje es el del cuerpo, abstracto, con significaciones múltiples; tiene que ver con el cuerpo y los sentidos.

La experiencia de los participes de la obra es la experiencia de los cuerpos en movimiento y del espectador, que ocurre en la escena. 

Por tanto, la danza es efímera, transitoria, evanescente; es una experiencia momentánea de convivencia entre el artista, la obra y el espectador.

De aquí que, no hay mejor disfrute y apreciación que aquel donde hay una relación obra- espectador.

Bailarina y maestra en Ciencias Físicas y Artes.

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