Urgen líderes a Ensenada Segunda parte

domingo, 23 de octubre de 2016 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand

En el líder deben existir una serie de virtudes que deben formar parte de su personalidad. Una de ellas es el sentido de justicia a través de la cual debe preocuparse por dar y reconocer a cada quién lo que le corresponda. 
De esta manera logra ser equitativo con quienes lo siguen y evita resentimientos, envidias y desencantos.

Siendo justo sabrá reconocer los méritos de los demás, lo que le permitirá rodearse de elementos valiosos y evitar el favoritismo que tanto daño hacen a las organizaciones de todo tipo.
 
Además con la virtud de la justicia indudablemente luchará y procurará el desarrollo de los demás para que el campo de sus posibilidades sea más amplio.

Otra de las virtudes del líder debe ser la fortaleza que le es necesaria para poder resistir las adversidades a que todos estamos expuestos, y que el líder ve como un reto que va formando su carácter para ir superando los obstáculos que tampoco faltan y ante los cuales retroceden o fracasan los pusilánimes, los mediocres.

Valores y estrategias 
Los líderes son blanco de ataques, producto de la incomprensión, las envidias o por intereses egoístas afectados, ataques que deberá resistir siguiendo siempre sus convicciones y manteniendo el rumbo en medio de la tormenta.

Todo líder comete errores, pero en él debe haber el valor suficiente para reconocerlos, el hacerlo lejos de minimizarlo lo engrandece, lo eleva, lo hace más hombre o más mujer.

En los momentos difíciles, de crisis, el líder puede encontrarse sólo y quizá le invadan sentimientos de angustia, incertidumbre, pero deberá resistir la soledad teniendo fe en que saldrá adelante, que logrará el éxito.

Una virtud más es la prudencia, la cual permite bajo determinadas circunstancias y con la oportunidad debida poner en práctica sus principios, criterios, valores y estrategias, de tal manera, que armonicen con la voluntad del grupo para alcanzar los objetivos.

Un líder que no sea prudente puede llevar al fracaso la misión que le fue encomendada, por eso es de suma importancia que tenga principios y valores bien definidos y un criterio maduro para poder asumir la responsabilidad.

La templanza, virtud imprescindible por dos razones: la primera porque el liderazgo tiene un riesgo que es el poder.

Todo verdadero líder tiene una posición de poder, de influencia , lo que le permite cumplir con su fin, pero puede también ser la causa de su fracaso, de allí que la templanza debe ayudarle a manejar virtuosamente el poder que es para servir y no para servirse de el.

Por otra parte con una vida recta, puede mantener la verticalidad requerida para una auténtica representación. Si el líder no es recto corre el riesgo de anteponer sus intereses personales perjudicando a sus representados. La verticalidad no es una habilidad, es el resultado de la templanza. Ella es la que nos lleva a ser leales a nuestras convicciones.

La grandeza de nuestra patria, que debe descansar en la responsabilidad y el amor al trabajo y el espíritu de superación, orientado, desde luego, por los valores superiores, se genera en cada una de las organizaciones que preside el líder.

A propósito de nuestra patria, hay que recordar que toda sociedad se integra por sociedades intermedias cuya vitalidad se refleja en el orden social, vitalidad que no se da en forma espontánea, sino que requiere de un líder.
 
Recordemos que toda sociedad necesita de un líder para poder cumplir sus fines, para lograr la participación de sus integrantes, para que responsablemente actúen en el contexto al que pertenecen.

En una sociedad la presencia de muchos líderes, que lo sean de verdad, evita los abusos del poder, convirtiéndose en factor de equilibrio.

La unidad y la mística en las sociedades intermedias no se dan por generación espontánea, ni surgen solas, requieren de líderes que sepan contagiar a otros.

Nos encontramos con líderes formales, pero que carecen de los atributos, de las virtudes que deben adornar al líder natural que es capaz de hacerse seguir, que convence, que activa las organizaciones, que persevera, que tiene una voluntad a toda prueba y una inteligencia clara.   

Escritor ensenadense.

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