GATUPERIO

EL BALIGRAFO II

Por Gerardo Sánchez
domingo, 9 de octubre de 2016 · 00:00
Hace una semana en esta columna elogiaba y destacaba un detalle singular del proceso de pacíficación que ocurre en Colombia, convertir los restos de algunas balas en bolígrafos: los balígrafos.

Simbólicamente un objeto de destrucción se convertía en un artículo de comunicación.

Para elaborar los balígrafos se utilizaron cartuchos de 50 mm recolectados en los lugares de enfrentamientos entre el ejército colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Ese mismo domingo -comentaba con desencanto el día lunes la coordinadora de este suplemento, Estefanía Ibañez- en el plebiscito en torno a los acuerdos de paz en Colombia ganaba el no.

A simple vista el triunfo del no pudiera aplastar y sofocar la esperanza, así como todo acto real y simbólico de pacificación, sin embargo, al revisar las cifras de esa consulta en realidad se pudiera hablar de casi un empate.
Según datos oficiales el sí contabilizaba 6 millones 371 mil 261 votos, equivalentes al 49.77 por ciento, mientras que el no obtenía 6 millones 430 mil 37 papeletas que representan el 50.22 por ciento, de acuerdo a la Registraduría Nacional del Estado Civil.

Análisis de algunos medios colombianos señalaban que el no predominó en las zonas alejadas de los conflictos armados, y el sí fue mayoritario en las áreas donde esta guerra fratricida cumple ya seis décadas.

Invertir en educación 
El entusiasmo y esperanza en torno a los acuerdos de paz, está sustentado en algo más profundo que una consulta pública o el simbolismo de los balígrafos: la decisión del presidente Juan Manuel Santos en invertir más en educación que en gastos militares.

Apostar por la educación para combatir la violencia. Ese es el ejemplo y modelo colombiano al que habrá que seguir y respaldar.

Sesenta años de enfrentamientos, en los cuales seguramente hubo víctimas inocentes, daños humanos y materiales irreparables, genera odios, resentimientos y actos que indudablemente deben ser castigados.

El perdón es fácil de sugerir para quien no fue afectado ni sufrió daño alguno, está lejos y a salvo de las balas.
No obstante, las noticias en torno a Colombia hacen mantener la esperanza, hoy se anuncia que su mandatario, Juan Manuel Santos, fue galardonado como Premio Nobel de la Paz en este 2016.

Paz y educación, binomio que debe promoverse no sólo en esa nación sudamericana, sino en toda Latinoamérica.

Si bien México, no vive formalmente un conflicto armado es víctima de la violencia y la delincuencia.
Las balas, sean de una guerra, una guerrilla o de un enfrentamiento entre los narcos o de delincuentes contra policías o de agresiones contra ciudadanos inocentes, hieren por igual.

Ello sólo podrá remediarse no con más balas sino con educación la que a su vez generará desarrollo social y económico.

Convertir las balas en balígrafos no debe ser una anécdota o mero simbolismo, sino una meta a alcanzar.
 
Periodista con más de 30 años de experiencia.

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