Un eclipse para Ensenada

En la ciudad en más de doscientos años solamente han ocurrido dos eclipses totales de Sol. El próximo de este tipo que será visible en esta parte de México, ocurrirá hasta el 23 de septiembre del 2071
domingo, 9 de octubre de 2016 · 00:00
Por Marco Moreno Corral

Los eclipses han impresionado a los humanos desde el inicio de los tiempos, sobre todo los de Sol, cuando por unos minutos a plena luz del día, se oscurece totalmente, siendo posible ver el firmamento estrellado y sentir un descenso brusco de temperatura. 

Estos espectaculares sucesos causaron pánico entre la población, pues como todo aquello que no comprendía, fueron atribuidos a causas sobrenaturales. 

Con el avance del conocimiento astronómico, ya en época de los antiguos griegos se entendió cómo se originaban, sin que ello les quitara ese aspecto mítico que desde los albores de la humanidad se les asignó. 
En América, los mayas fueron capaces de predecir la ocurrencia de los eclipses solares, pues como consecuencia de sus ideas religiosas, fueron observadores constantes de los astros.

Con el arribo de la astronomía heliocéntrica desarrollada por Copérnico en el siglo XVI, se produjeron las herramientas básicas para entender qué causaba los eclipses, tanto los de Sol como los de Luna. 

Los trabajos de muchos astrónomos entre los que sobresalieron Tycho Brahe, Johannes Kepler y Galileo Galilei, permitieron que al finalizar el siglo XVII, Isaac Newton fuera capaz de sintetizar todos los conocimientos astronómicos previos a él, permitiéndole desarrollar una teoría que explicó completamente no sólo el movimiento de los astros, sino también la causa de que éstos se movieran; la fuerza de atracción gravitacional. 

A partir de entonces es posible calcular con gran exactitud, cuándo,  dónde y a qué hora ocurrirá un eclipse, ya sea solar o lunar.

La información sobre ocurrencia de eclipses comenzó a llegar a la población a través de publicaciones como los calendarios, las efemérides, los anuarios astronómicos y muy recientemente vía la red digital. Sin duda el fluir de esa información contribuyó a desmitificar a los eclipses, pues el sólo hecho de saber cuándo ocurriría uno, preparaba a los pobladores de la región donde sería visible, ayudando así a disminuir sus miedos. 

Eclipse de Sol y Luna 
Con la invención de la imprenta de tipos móviles ocurrida en Europa al mediar el siglo XV, comenzaron a proliferar ese tipo de publicaciones y la actitud de la población hacia esos espectaculares sucesos fue cambiando muy lentamente. 

Parte de esa literatura llegó al Nuevo Mundo y sirvió para difundir lo que la cultura occidental había establecido sobre los eclipses. En 1606, Enrico Martínez quien al llegar de España se avecindó en la Ciudad de México, publicó el primer canon de eclipses lunares y solares que se imprimió en América. Era éste un conjunto de datos que calculó sobre todos los eclipses de Sol y de Luna que ocurrirían en el planeta entre esa fecha y 1620 y no solamente los que serían visibles en la Nueva España.

Todos los años suceden eclipses tanto de Sol como de Luna, solamente que no todos son visibles desde todas las partes del planeta, razón por la que se piensa que suceden muy de vez en cuando, especialmente los solares totales, que son los más espectaculares. En un año, puede haber un máximo de siete eclipses y mínimo dos. 

De ellos pueden ser hasta cinco solares. Cuando solamente ocurren dos, serán solares. Estos números harían pensar que es más fácil ver eclipses de Sol que de Luna, pero no es así, pues los lunares pueden ser vistos desde cualquier parte de la Tierra donde en el momento del eclipse sea de noche, mientras que los solares son visibles solo en regiones muy pequeñas del planeta, ocurriendo que una vez que sucede uno, pasarán muchos años antes que desde la misma zona se vea otro.

Eclipse de Ensenada 
En Ensenada, Baja California, en más de doscientos años solamente han ocurrido dos eclipses totales de Sol; uno el 16 de junio del año 1806 y el otro el 10 de septiembre de 1923. El próximo de este tipo que será visible en esta parte de México, ocurrirá hasta el 23 de septiembre del 2071, así que solamente los muy jóvenes que ahora viven, podrán disfrutarlo desde esta ciudad.

El eclipse de 1923 muy bien podría llamarse el "Eclipse de Ensenada”, pues el máximo de ese suceso que duró tres minutos, treinta y siete segundos, ocurrió en esta población entre las 12:00 horas, 59 minutos y las 13:00 horas, 2 minutos, 37 segundos. 

Hallándose el puerto al centro de la franja de totalidad que tuvo un ancho de solamente 166 kilómetros, la sombra producida por la Luna tocó nuestro continente precisamente por Ensenada, desplazándose en dirección noroeste-sureste con una velocidad de 770 m/s, por lo que cruzó el territorio mexicano en una hora con cinco minutos, saliendo de él por la población de Payo Obispo localizada en Quintana Roo.

En aquellas fechas Ensenada era una población pequeña y tranquila, por lo que ese fenómeno astronómico llamó poderosamente la atención de sus habitantes. 

Según relató hace años una persona que lo vio cuando era niña, los profesores de la escuela les explicaron en qué consistía ese suceso y las precauciones que debían tomar para verlo. El día estuvo soleado y sin nubes, lo que facilitó que los ensenadenses disfrutaran ese espectáculo celeste.

La Ensenada de aquel tiempo, era una población que estaba muy aislada del resto del país, pues no había carreteras que permitieran el tránsito hacia el resto de México. 

Esta fue la principal razón por la que los astrónomos del Observatorio Astronómico Nacional, que entonces se ubicaba en la Ciudad de México, tuvieron que escoger lugares como Durango y San Luis Potosí para estudiarlo, pues aunque esos sitios no presentaban condiciones climáticas tan favorables como las de Ensenada, eran de fácil acceso por ferrocarril desde la capital del país.

Un oscurecimiento total 
Diferente fue el caso de algunos grupos de astrónomos estadounidenses, que decidieron estudiarlo desde las cercanías de Ensenada. Por aquel entonces nuestra ciudad no contaba con periódicos, por lo que no hay crónicas escritas de lo que sucedió, sin embargo, los diarios de San Diego se ocuparon del eclipse y en ellos se puede hallar información interesante. 

Sabemos así que astrónomos del Observatorio de Lick, California, de la Universidad de Indiana, así como otros provenientes de Inglaterra, se establecieron en Point Loma y en Ensenada para estudiarlo, mientras que más al sur de ésta, se ubicaron los miembros del Observatorio Lowell de Arizona. 

Las observaciones de todos esos grupos fueron exitosas, pues como ya se dijo, el clima fue perfecto ese día. La información que recopilaron fue publicada meses después, fundamentalmente a través de artículos científicos que aparecieron en revistas especializadas.

Los ensenadenses por su parte, vivieron aquel día como algo muy especial, pues según recuerdos que logramos recopilar, fueron testigos del oscurecimiento total que hubo el lunes 10 de septiembre alrededor de la una de la tarde. 

Pudieron apreciar los cambios bruscos de temperatura; vieron como las aves volaban hacia sus nidos poco antes del eclipse y como los animales se echaban para dormir. Unos minutos después, cuando la totalidad llegó a su fin, los gallos cantaban, las mascotas y los animales de granja andaban azorados, mientras que las aves volvían a volar, poro la hacían de forma errática.

Existe en la red una imagen muy interesante, pues muestra a varios parroquianos de una antigua y famosa cantina ensenadense, observando el eclipse desde las puertas de ésta, que entonces como ahora, se encuentra situada en pleno centro de la ciudad. Sin duda disfrutaron el espectáculo al tiempo que se refrescaban.

En 1924 una publicación bilingüe titulada Baja California al Dia (Lower California Up-To Date), que se ocupaba de describir lugares de interés en Ensenada, así como hablar de ensenadenses destacados, presentó una pequeña foto muy difícil de identificar actualmente, del "sitio en que se hicieron las observaciones científicas del último eclipse total de sol”, que según información verbal, se localizó en la actual zona de Valle Verde. Sin duda, ese dato es constancia de la presencia de aquellos astrónomos que vinieron a estudiar el "Eclipse de Ensenada”. 

Astrofísico e investigador del Instituto de Astronomía, campus Ensenada, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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