Del libro “Un rato de solaz” II

Cazador de estrellas

domingo, 11 de diciembre de 2016 · 00:34
Por Tomás Álvarez Martínez

Saliste a cazar estrellas 
Como diestro y esforzado cazador,
Pues creíste que con ellas
Pasarías por este mundo
Sin dolor. 

Y así fuiste, una por una,
Por el espacio infinito 
Recogiendo,
Y en las manos de la luna
Con un cuidado exquisito
Decidiste irlas poniendo.

Mas sus rayos luminosos
Cuando tocarlas querías,
Fueron agudos abrojos
Regados por el camino
Que sin saberlo te herían.

No obstante así las quisiste
Aunque la vida te turban
Y te amargan,
E intrépido las persigues
Soñando en tenerlas todas,
Pues son estrellas con alma.

Es arriesgado cazar 
En las pampas y regiones
Siderales, 
Donde a veces brillas más
Los meteoros pequeños
Y fugaces. 

No te han dicho que en el cielo,
El reino del más allá, 
Hay cosas tan delicadas
¿Qué no conviene tocar?

Más no importa, subiremos,
Viajaremos por el mundo
De las inmensas galaxias,
instalados en la nave
De una estrella de cristal.
Y explorando los misterios
Del universo infinito,
Buscaremos el principio
De este cosmos orbital.

Ya la tierra se ha quedado
Muy lejana 
Y las primeras estrellas
Por las que antes suspirabas
Puedes mirarlas de cerca,
Más aún, casi tocarlas.

No quisieras dialogar
Con las hermanas estrellas,
Ya sean rubias o morenas
¿O con la estrella polar?

O con el albo lucero
Que en las noches consteladas
Con su fulgor rutilante
Vigilando el firmamento 
¿Aparece en la alborada?

Mira esas constelaciones
Que el Señor puso en el fondo de los cielos:
No quisieras, como el genio
Que riega polvo de estrellas,
Esparcir luz en la senda
¿De los astros y del ciego?

¿Quién sembró tales praderas
De meteoros soberbios?
¿Quién fue el que escribió con ellas
Su nombre y veló su esencia?

Tú, de astros luminosos
Un hato dócil y blanco
Conduces por este mundo 
Por senderos no trillados.

No sé si guías mi estrellas
Por la noche de esta vida,
Acaso miras en ella
Una tenue lucecilla,
Una ráfaga tan solo,
¿Un rescoldo o una chispa?
Sigue tu caza de estrellas
Por el azul infinito,
Y ve y enciende la tierra
Con su luz y con su brillo;
!Son tan densas las tinieblas,
Que ya no brilla el espíritu!

Llevarás cuando tú vuelvas
De tu viaje por el sol,
Las más radiantes estrellas, 
Y las pondrás como gemas
En la corona de Dios. 

Del autor: nació en Amatlán de Cañas, Nayarit
Ordenado Sacerdote en Tijuana el 7 de agosto de 1955
Ha estado en varias parroquias de la Diócesis de Tijuana y actualmente en Ensenada. 

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