GATUPERIO

Lealtad perruna

In memoriam de Darky
domingo, 15 de mayo de 2016 · 00:00
Argos, nombre del perro de Odiseo, ha logrado sobrevivir más de veinte años, viejo, enfermo y lleno de pulgas espera aún el regreso de su amo, quien ha pasado una década en la Guerra de Troya y otros diez años más viajando y viviendo aventura tras aventura para poder regresar a Itaca.
Odiseo -Ulises- retorna a su reino en secreto y disfrazado de méndigo para que sus enemigos y pretendientes de Penélope no lo descubran.
Sólo Argos "abandonado sobre mucho estiércol de mulos y de bueyes” identifica al Rey de Itaca, debilitado por la edad y el descuido el perro intenta, pero no puede, acudir a su amo, sólo mueve trabajosamente la cola y deja caer las orejas, poco después muere.
Odiseo no puede, para no revelar su identidad, acercarse ni responder al gesto canino y -relata Homero- sólo derrama una lágrima furtiva por el can amigo y continúa su camino.
La lealtad y afecto de Argos es resaltada en el poema homérico y -aunque no se señalan- quedan implícitas la ingratitud y egoísmo de Odiseo.
El perro es el mejor amigo del hombre, pero el hombre no siempre es el amigo más leal del perro.

Mirada de perro
Aunque recientes estudios han desmentido que los perros miran solamente en blanco y negro y se ha comprobado científicamente que los canes sí perciben colores, pero en un espectro mucho menor que la visión humana, la expresión "mirada de perro” se utiliza aún para definir y describir a aquellos (as) que pretenden mirar a las personas, los hechos y a la vida misma sólo en dos tonalidades.
Buenos-buenos o malos-malos, rudos-rudos o técnicos-técnicos, ángeles o demonios al cien por ciento, sin matices, sin tonalidades, sin circunstancias.
Por fortuna -o desgraciadamente-, la vida no es tan sencilla y esas visiones maniqueas de ver todos los momentos y aspectos de la vida sin términos medios no es real, no es saludable, ni es posible.
Y aunque los canes tengan una mirada limitada -comparativamente a la de los humanos- su olfato compensa en mucho lo que visualmente pudiera considerarse -desde una postura antropocéntrica- una desventaja, habrá que desarrollar el concepto: olfato de perro, para disfrutar la vida y a las personas en esa gloriosa diversidad de tonos, matices, claroscuros, luces y sombras, intensidades y diversidades, modificadas por las circunstancias siempre cambiantes.


"Debidamente entrenado, el hombre puede llegar a ser el mejor amigo del perro”.
Corey Ford.

elsopordelbuitre@hotmail.com

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