Assumpta Est

domingo, 22 de mayo de 2016 · 00:00
Del libro "Un rato de solaz”

Por Tomás Álvarez Martínez 

Yo vi. Una flor, delicia de las flores; 
su suave olor robó mi corazón;
era la flor consuelo en mis dolores, 
era la flor objeto de mi amor. 

Mas se durmió tranquila en la palabra
al dulce son de un canto celestial; 
era la voz del Hijo, que en espera 
de aquella flor, la vino a levantar. 

"Despierta ya, Oh flor encantadora,
ven a adornar mi reino celestial , 
serás ahí la más arrobadora de
mi jardín, la rosa virginal”.

Y se elevó en los brazos de su amado,
y El transplantó la rosa en su vergel,
y la besó de ella enamorado,
y quiso retenerla junto a Él. 

Si trovador yo fuera, rosa bella, 
para cantar su gloria sin cesar,
y convocar la luna y las estrellas
y hacer de la creación toda un cantar. 

Nunca sería bastante todo eso
para alabar tu encanto divinal, 
ni el corazón del más ardiente fuego,
ni el querubín de genio más audaz. 

¿Qué diré yo que apenas hablar puedo,
Rosa que vistes luz de la alborada,
si sé que mi corazón no vale nada, 
si no soy yo el Divino Jardinero?

Deja que al menos te contemple mudo 
como el mastuerzo entre la gama estéril,
y mezcle mi amargura a la fragancia
de las flores hermosas que te cantan,
de las rosas, jazmines y claveles. 

Montezuma, Nuevo México, Agosto 15 de 1953 

Del autor: nació en Amatlán de Cañas, Nayarit
Ordenado Sacerdote en Tijuana el 7 de agosto de 1955
Ha estado en varias parroquias de la Diócesis de Tijuana y actualmente en Ensenada. 

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