Palabra

CUENTOS: ¿FICCIÓN O REALIDAD?

domingo, 26 de junio de 2016 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand

Bertram era un estudiante universitario que estudiaba su carrera de Física, pero sus inquietudes no quedaban atrapadas en esa especialización. Era una persona muy reflexiva que además le atraían las humanidades, era un voraz lector que leía sobre ciencia, filosofía, antropología, literatura, psicología etcétera, y no perdía su tiempo clavado en las redes para pasarse hora tras horas viendo fotografías y enterándose de miles de cosas que no eran de su interés por frívolas, vacuas aunque por algunos minutos navegaba para ver o leer algo que le interesara.
Su estudio y biblioteca reflejaban sus inquietudes y era el lugar donde se aislaba por horas incluso hasta altas horas de la noche. Allí había libros con los más diversos temas, era un experto en el manejo de computadoras y de inmediato se ponía al tanto de los avances tecnológicos de donde podía obtener de inmediato información que a estudiosos de hace 70 años o más, obligaba acudir a bibliotecas públicas o privadas para localizar la información con mucha más lentitud.
Tenía un diván en su biblioteca y poniéndose debajo de la cabeza un cojín se recostó para descansar un poco la vista. Trató de relajarse pero siempre había algún tema o temas que jalaban su atención y se puso a reflexionar: 
"Es curioso, volteo para cualquier lado y no me es posible ver que hay en el espacio, en ese espacio vacío para mis ojos. Sin embargo, enciendo la radio que tengo en esa mesa junto a mí y comienzo a escuchar voces, en diferentes idiomas, anuncios, entrevistas o música en diferentes estaciones y si no tuviera cierta preparación me preguntaría ¿de dónde vienen? Este espacio en el que estoy inmerso y que me envuelve está lleno de ondas que no percibo pero que este burdo instrumento que es la radio sí capta y me permite escuchar lo que transmite”. 
Y dije burdo porque comparado con el cerebro humano no es igual por la complejidad de éste que forma parte de mi cuerpo y es más sofisticado que una computadora.
Seguía Bertram en sus elucubraciones y sin percatarse quedó sumido en un profundo sueño.
María, su madre, entró a la biblioteca para llamarlo a cenar pero al verlo tan profundamente dormido apagó la luz y silenciosamente se retiró.
Cuando el consciente nos "desconecta” del mundo que nos rodea debido al sueño el inconsciente no deja de trabajar. 
En el caso de Bertram comenzó a soñar que estaba en un laboratorio donde un par de colegas estaban haciendo unos experimentos de telepatía con dos sujetos. La telepatía es el poder transmitir de una persona a otra una idea, imagen o pensamiento sin importar la distancia que los separe y sin producir sonido alguno.
Bertram que sabía que la telepatía era un hecho comprobado aunque no repetible a voluntad el cien por ciento de las veces lo invitaba a seguir reflexionando en ese mundo onírico (de los sueños) en el hecho de que así como las ondas de radio estaban ocupando parte del espacio también las ondas telepáticas deberían estarlo ocupando y que en éste caso no era el radio el instrumento para captar su contenido sino el cerebro humano y además estas ondas no estaban condicionadas por la distancia.
Una hora después despertó, se acordó de su sueño y de inmediato tomo nota de ello para seguir hilando sus reflexiones.
Después de cenar, se tomó un descanso y salió a un campo deportivo cercano a su casa a mover las piernas, saludo a algunos conocidos que andaban ejercitándose y hubo un momento en que se volvió a sumir en sus elucubraciones que habían excitado su mente y no lo soltaban.
Se decía a sí mismo: "si nuestro consciente recibe muchísima información y más ahora con los avances tecnológicos y sé que el inconsciente del ser humano también está recibiendo información desde que estamos en el vientre materno y esa información allí se queda almacenada y brota parte de ella en circunstancias muy especiales como lo indican estudios serios de parapsicología”. 
Según esta disciplina o ciencia en el inconsciente está almacenado todo lo hemos aprendido durante nuestras vidas y lo que hemos escuchado y captado, pero ¿cómo hacer que aflore ese conocimiento?
Seguía interrogándose así mismo: "¿no existirá alguna otra dimensión en el espacio donde esté contenida toda la historia de la humanidad y en circunstancias que desconocemos a veces algo de su contenido nos llega?”
Pensaba Bertram: "el macrocosmos y el microcosmos de alguna manera deben interactuar pero ¿Cómo? Sólo Dios lo sabe, para nosotros es un probable futuro donde lleguemos a comprender los ¿Por qué? Y los ¿Cómos?  Que hoy nos interpelan”.     

Escritor ensenadense. 

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