El arte pictórico Parte final

domingo, 15 de enero de 2017 · 00:00
Por José Carrillo Cedillo

Si bien en épocas anteriores el arte sólo era poseído y disfrutado por la nobleza, el clero y los ricos, en nuestros días esto sigue igual en cuanto a posesión, en cuanto a que ellos lo pueden comprar, pero gracias al acelerado avance tecnológico, prácticamente se puede copiar y reproducir cualquier obra de la historia del arte, de tal modo, que estamos en opción en colgar de las paredes de nuestra casa las obras que más nos gusten eligiendo entre miles, ya que se podría afirmar que el arte es el resumen visual de la historia de la humanidad y es algo que vemos diariamente y casi sin ponerle suficiente atención.

El arte es por definición un mecanismo expresivo; el artista hace propuestas y para ello, para el logro de su universo simbólico, echa mano y traduce del mundo natural, de sus experiencias sociales, su mundo exterior y su mundo interior.

El artista refunda, recrea, revisa, toma objetos y los transforma haciendo que expresen algo, su yo. Es a nivel consciente donde primero se forma el mencionado universo simbólico del arte y son las experiencias del artista las que crean su gramática, en muchas ocasiones lo más valioso de ésta, resulta ser lo que el artista depositó en ella sin saberlo.

De modo inconsciente, y aunque resulte difícil de aceptar, a veces vale también lo que no aparece, lo que se infiere o se insinúa. En la medida en que se consigue trascender la realidad vulgar, alejándose de ella, se consigue una obra de arte, por lo tanto podría decirse que el arte abstracto es la cumbre de la creación humana.

Mensaje para los seres humanos 
El arte es la estilización de lo real, y éste se reconoce en la medida de su capacidad de suscitar sentimientos y emociones. Es una recreación, es transformar el mundo.

El ser humano es un ser expansivo, proyecta su ser, lo extiende en las dimensiones del mundo que le rodea.
El arte está lleno de cualidades y una de ellas es que su conocimiento, estudio y práctica inciden en la sensibilidad humana e inducen a la creación y potenciación de hábitos sensitivos.

Luego entonces sería un error si al ver una obra nos quedáramos en su valor material, pues esto sería sólo ver su existencia física.  

El secreto está en que dichas obras tienen también una existencia estética, materiales organizados por el artista para formar un lenguaje (el lenguaje artístico) y que tiene –contiene– por ende, un mensaje de un ser humano para otros seres humanos, un significado. 

Uno se encuentra frente a un código de signos que nos habla, que nos dice, y que hay que descifrar no sólo con la razón, sino con nuestra sensibilidad. Nuestro desarrollo estético sólo se consigue con una asidua observación de diferentes obras, a través de la cual se tomará conciencia de que lo importante en éstas es su forma, y que su más adecuada y aguda percepción se logra sólo a partir de múltiples comparaciones, aunque nuestros ojos no estén acostumbrados a la lectura de imágenes, que lo están, sus diferencias saltarán a la vista.

El arte es el elemento básico que nos define como especie, y es explicado en una bella síntesis por la genial Ikram Antaki cuando dijo:

"El arte es la actividad instauradora, consiste en llevarnos hacia una impresión de trascendencia en relación con el mundo de los seres y las cosas. El arte más simple (infantil, demencial o incluso trivial) sobrepasa la realidad vulgar por una idealización mínima; ya no es realidad pura, sino una realidad revisada y corregida por el hombre”.

Artista plástico con más de 20 de trayectoria. 


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