Talento infantil en evolución

Los cambios que cada generación ha vivido -desarrollo de instrumentos, repertorio de mayor dificultad técnica y acceso más generalizado a educación de alta calidad- han permitido que hoy haya más niños músicos de alto nivel que en otras épocas
domingo, 8 de octubre de 2017 · 00:00

Agencia Reforma

Frente al teclado del piano, sosteniendo un violín o con las baquetas listas para tocar la batería, los pequeños demuestran que la música puede tomarse en serio y, al mismo tiempo, ser cosa de niños.Los cambios que cada generación ha vivido -desarrollo de instrumentos, repertorio de mayor dificultad técnica y acceso más generalizado a educación de alta calidad- han permitido que hoy haya más niños músicos de alto nivel que en otras épocas.El ambiente en que un niño talentoso se desenvuelve ahora, con concursos exigentes y métodos educativos pensados específicamente para los pequeños, contribuye al alto crecimiento de sus capacidades, coinciden especialistas en formación musical infantil.Sin embargo, entre la competencia con otros alumnos y el rigor que demandan las obras más retadoras, los chicos no deben olvidar que el propósito de la música, más allá de lucirse, es expresar emociones.


El accesoNo hay niño prodigio más famoso en la historia que Mozart en el siglo 18, sin embargo, su estatus de figura excepcional se debe a varios factores más allá del puro talento innato, señala Natalia Tibets, profesora de piano. En el caso del niño austriaco, explica, la curiosidad por la música desde muy temprana edad se conjugó con su crianza bajo un padre que, siendo compositor y maestro, supo formar ese interés.“La buena educación musical no estaba al alcance de la mayoría, dependía mucho de que los padres tuvieran la sensibilidad de notar la inclinación por la música, y de tener el acceso a un buen maestro que pudiera trabajar con ese talento”, detalla.Casos similares sucedieron en el siglo 19 con Chopin, cuyo entorno musical lo llevó a componer sus primeras piezas de niño, y Liszt, cuyo padre, a pesar de no ser instructor musical, como el de Mozart, detectó el talento de su hijo e invirtió en su educación como instrumentista.Hoy las instituciones de educación musical a nivel mundial no sólo ofrecen más posibilidades de tener buenos maestros cercanos a más niños talentosos, sino también programas especiales para su formación, como los métodos Kodaly, Dalcroze y Orff.Con la implementación de programas sociales musicales como la creación de orquestas, grupos y coros en zonas de vulnerabilidad, se llega a una población aún mayor, indica Claudia López, coordinadora de talleres infantiles. “Esos proyectos por un lado permiten a los niños tener una formación artística que de otra manera probablemente no podrían tener, pero también son semilleros de donde salen músicos excepcionales”, puntualiza.Cuando siglos atrás no era común que la familia de un posible prodigio compartiera un gusto por la música, agrega, hoy gracias a internet los padres observan lo que otros niños pueden lograr y se entusiasman ante la posibilidad de cultivar esas habilidades en sus hijos.Desarrollo y conocimiento Como en otras disciplinas, en la música los niños responden al desarrollar en ellos un ambiente de competencia sana y de superación de metas, explica Claudia López, quien supervisa la implementación de programas educativos como el método Suzuki. “Un niño que desarrolla el interés en hacer música a veces puede escuchar en internet o de otro niño una pieza y se entusiasma mucho para poder tocarla, y eso hace que él vea qué aptitudes tiene que practicar para lograrlo”, comparte.Mientras que los pequeños de 7 u 8 años que comienzan su formación musical a esa edad pueden ser más reservados y temerosos de equivocarse, los más chicos, de unos 3 años, no dudan en ponerse frente al público y tocar, explica la docente.Si los niños se exponen lo más temprano posible a presentarse sin miedo, no desarrollan el pánico escénico, indica, lo que les permite transmitir con seguridad sus emociones bajo los reflectores.La técnica que los jóvenes músicos adquieren hoy es mucho más desarrollada en parte por el desarrollo tecnológico de los instrumentos, que permiten una mayor exploración sonora y, por lo tanto, repertorio cada vez más exigente, añade Tibets, cuyos alumnos han ganado certámenes internacionales.Cuando hace décadas los concursos de prestigio sólo eran para músicos adultos con formación completa, ahora hay competencias mundiales infantiles y juveniles de altísimo nivel, como el Tchaikovsky en Moscú y el Schumann en Düsseldorf, comparte la docente.Ante el desarrollo técnico tan avanzado de los pequeños, existe el riesgo de hacer de su percepción musical algo meramente competitivo, lo que debe contrarrestarse con darles a entender que hay ciertas habilidades que sólo llegan con la madurez.“Puede que un niño toque todas las notas de una pieza técnicamente de un modo claro, rápido y exacto, pero no expresa el contenido de la obra, y eso sólo llega cuando crece y adquiere experiencia”, dice la profesora.Para un profesional o un aficionado, afirma, la música, como el resto del arte, tiene que disfrutarse, así que siempre será sano llevar a los pequeños a todo tipo de actividades artísticas, como conciertos, exposiciones y presentaciones de baile.“En el público de cualquier presentación siempre está la posibilidad de que ahí esté un niño que, después de haber visto eso, haya descubierto una gran pasión”.


“Para un profesional o un aficionado, afirma, la música, como el resto del arte, tiene que disfrutarse, así que siempre será sano llevar a los pequeños a todo tipo de actividades artísticas, como conciertos, exposiciones y presentaciones de baile”.

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