Apuntes sobre el Carnaval

Ensenada 2017

domingo, 5 de marzo de 2017 · 00:00
Por Sergio Zenteno

El primer impulso fue escribir notas y observaciones en relación con el Carnaval de Ensenada, como un barómetro y muestrario del acervo de color y creatividad en la comunidad, luego de escuchar comentarios de un grupo de fotógrafos y artistas locales que el póster de la actual edición 2017 del Carnaval no mostraba el potencial o participación de los mejores creativos y diseñadores locales. 
O sea, que la gráfica, aunque técnicamente adecuada, es plana, insípida y carece de la riqueza y nuance posible en una ciudad que empieza a destacar en todos los rubros creativos.

Un evento para la juventud 
El carnaval es un evento comunitario y popular, y aunque es una tradición mundial que en cada localidad adquiere su sabor único, se nutre de la participación e inventiva de una comunidad diversa, de todas las edades.
Participan artesanos, costureras, carpinteros, pintores, mecánicos, muchos de los cuales quizá no se autodenominan artistas, sin embargo, es el arte del pueblo, es ritual y gesto, con un simbolismo común en casi todas las aldeas humanas, mitologías y teatralidad que de alguna manera nos otorgan identidad y aún espiritualidad.
El carnaval es formulaico; los vestuarios y manerismos se repiten cada año; sin embargo, se renueva con la participación de las nuevas generaciones: los jóvenes, algunos en sus primeros trabajos creativos; es realmente un evento de la juventud.

Mitología y fantasía
En su calidad de puerto, Ensenada se divierte y fantasea, nos unifica el mar y su profundidad mística, de misterios, abundancia, temores de alta mar, todo parece verterse en el colorido y baile de la gente. 
Claro, todo requiere una logística y un incentivo, del Ayuntamiento y autoridades de los promotores mercantiles, principalmente una marca de gaseosa y una cervecera; al final es quizá una "borrachera” masiva y controlada. 
Hoy en día el carnaval es quizá un escape puro, que distrae de pensar en las carencias o fallas citadinas, la morosa recolección de la basura, la economía, de los baches.
La festividad en sí es una tradición, y como toda tradición posee una estampa de permanencia, venerabilidad y un estilo intrínseco.
Los que buscaban en el carnaval una muestra de las Bellas Artes, si acaso un maratón de poesía entre los actos, un carro "de autor”, un escenario dedicado al performance, tal vez no lo encuentren así. Más bien probablemente se toparon con algo tan antiquísimo como el arte mismo: el ritual, mitología y fantasía, lo que yace en el subconsciente mismo de la humanidad. 

Artista interdisciplinario con más de una década de trayectoria. 

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