Composición sonora

El músico Wilfrido Terrazas nos adentra al mundo de la composición musical, sus diferentes tipos de enseñanzas y la importancia de seguir una línea académica
domingo, 16 de abril de 2017 · 00:00
Por Estefania Ibañez 

Hay composiciones musicales extraordinarias que alegran al escucha y otras que, por el contrario, resultan poco interesantes. El universo de la creación es amplio, diverso y hasta enigmático. Este arte permite crear con y sin reglas; a veces la mejor decisión para el artista es hacer a un lado las normas. 

En la actualidad, los espectadores tienen un margen amplio de opciones para escuchar, pero los músicos tienen la responsabilidad más grande: aunque su registro también sea extenso, dichas creaciones deben "dejar algo” a la audiencia. 

El músico y compositor Wilfrido Terrazas nos adentra al mundo de la composición musical, sus diferentes tipos de enseñanzas y la importancia de seguir una línea académica.

En este rango de posibilidades de composición, menciona el artista, las reglas se reescriben todos los días, pues se hacen a través de las fusiones.

"No hay una fusión que no se pueda hacer. Uno tiene que hacer la música que a uno le interesa porque esa música encontrará escuchas a través de medios masivos como internet, porque es un cúmulo de intercambios y por lo tanto uno puede ver la manera de llegar a los escuchas”, afirma.

La guía de formación tradicional es la música clásica u occidental, aunque en las décadas recientes se ha enfocado en la electroacústica, improvisación o áreas como el rock, jazz y pop.

Aunque Terrazas advierte que no se debe olvidar el aporte que han hecho las composiciones no occidentales como la música de África y Asia.

"La tradición de música clásica, pero no es exclusivamente de hace 200 años sino de la partida del canto gregoriano del siglo VIII a música de hoy en día. Eso abarca un monto de posibilidades y lenguajes”, analiza. 

Proceso de composición
Terrazas considera la composición como un proceso de asimilación e inmersión en la cultura musical, es decir, el músico se desenvuelve por medio de su conocimiento, imaginación y capacidad de crear.

"Por decir un ejemplo: si uno escucha toda la vida boleros, de alguna manera se establece en la memoria y de ahí parte la imaginación. Después de escuchar esos esquemas o rasgos melódicos que tienen que ver con ese género empieza a imaginar sus propios boleros”, según reflexiona.

Cuando el compositor decide hacer una melodía debe partir de un soporte usual que atrape a una audiencia. Después de ello, comenzará la etapa creativa, la cual en ocasiones no implica de establecerla por escrito sino del pensamiento.

"El creador debe hacerlo por medio de una plataforma común a todos los miembros de la cultura musical, puede ser tradicional o experimental. A veces no se escribe exactamente en un cuaderno, digamos que surgen ideas musicales y esas ideas pueden tener distintos niveles de claridad. Se trabajan y así adquiere una identidad la composición. 

"En ocasiones es en contacto con uno o varios instrumentos, algunas es por computadora, a veces es sólo en la mente, depende del tipo de pieza que se desea crear y el objetivo de esta. Cuando compongo una melodía de jazz parto de ciertos preceptos armónicos y melódicos de ese género pero es más pensada para contexto de música contemporánea parto de esa cultura”, detalla. 

Aprendizaje académico
Los músicos interesados en el estudio a través de una academia suelen tener un extenso repertorio de artistas clásicos principalmente. Es un elemento útil que ayuda a su formación de manera crítica.

Sin embargo, el crecimiento de cada intérprete no necesariamente debe ser de una institución, es apreciable también que la energía que se vive en los escenarios enriquezca su visión.

"La clave en México suele ser que aprendemos de la academia pero también de afuera para tener una formación completa. Son muchas maneras de trabajar: normalmente lo que se enseña en las escuelas tiene que ver con procesos heredados de la música clásica donde es importante hacer una armonía y más criterios como estructuras, formas e instrumentación para intervenir.

"Instruirse mediante una academia puede tener beneficios porque el aprendiz se relaciona con música que difícilmente se encuentra por fuera. En la música cada persona es un universo complejo en sí y es difícil saber lo que cada quien necesita, sobre todo si en la academia lo que sucede es que todos aprenden las mismas cosas y eso es algo difícil. Hay que negociar porque los artistas son personas creativas porque ellos pueden desarrollar sus propios procesos de enseñanza y aprendizaje”, conforme abunda Terrazas. 

Lo que se aprende en un conservatorio es el gran repertorio, música de Bach, Mozart y Beethoven, prosigue el músico, pero la formación de compositores tienen tendencias importantes de la composición del siglo XX y en ese periodo se rompieron muchos esquemas.

"Se dieron las oleadas de vanguardias, muchas nuevas cosas que pusieron en jaque e hicieron entrar en conflicto la tradición de la música clásica”, concluye el músico.

"Al estudiar en conservatorio o academia, el estudiante tiene acceso a toda la tradición clásica de 1900 hacia atrás y todo lo que pasó en el siglo XX.
"En segunda instancia es como se ha abierto esa información a otras posibilidades que tienen que ver con la vida musical actual, como el conglomerado de músicas que vienen del jazz, rock y el blues”.
"Nada es garantía de nada, un músico puede estar en el ámbito académico y no aprender mucho o aprender lo que no necesita, creo que no hay ventajas y desventajas para los que estudian sino buscar la formación adecuada por los intereses.

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