Leonora, la mística

A 100 años de su nacimiento, descubre las fuentes que influyeron a la surrealista, fallecida en la Ciudad de México en el 2011
domingo, 9 de abril de 2017 · 00:00
Por Teresa Martínez 
Agencia Reforma

Ver una obra de Leonora Carrington es viajar al inconsciente, al espíritu, al ser interior.Tal vez ahí reside su atractivo, pese a ser creaciones complejas que contienen el misticismo de culturas antiguas, seres fantásticos que representan divinidad y el instante del ser iluminado.A 100 años de su nacimiento, descubre las fuentes que influyeron a la surrealista, fallecida en la Ciudad de México en el 2011.Alma rebelde Carrington nació el 6 de abril de 1917 en Lancashire, Inglaterra. Era hija de un acaudalado empresario textil. Desde niña tuvo un espíritu rebelde que la mantuvo en su deseo de estudiar y crear arte, aunque su padre se oponía.Estudió arte en Florencia y tenía 20 años cuando conoció al surrealista Max Ernst, con quien vivió un intenso romance. Él definía a Carrington como "la desposada del viento”.En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Ernst es recluido por los nazis, Carrington es internada en el hospital psiquiátrico de Santander tras una crisis nerviosa, luego escapa para llegar a Lisboa y de ahí se traslada a México, en 1942.De este lado del mundo formó una familia con el fotógrafo Chiki Weisz. Tuvieron dos hijos: Gabriel y Pablo. Entabló también una fuerte amistad con la artista española Remedios Varo. Además del surrealismo, compartían el interés por la alquimia.Por un lado, Varo explica la evolución espiritual del ser humano. Sus pinturas son como un encriptado manual de iniciación con metáforas y secretos por descubrir."La pintura de Leonora también es narrativa, pero se osa más en la iluminación del instante puro como vivencia”, define Magnolia Rivera, experta en ambas artistas."Está más enfocada en la catarsis, en hacer de cada lienzo una explosión que revele la experiencia viva. Nos acerca al último rincón del ser o a la divinidad así: de golpe."Remedios es más intelectual, más didáctica, nos pinta el camino, pero Leonora pinta su camino, su forma de entender el mundo”, detalla la experta. Fuentes fantásticasDe niña, Carrington estuvo influenciada por la cultura irlandesa, por el origen de su familia materna, indica Susan Aberth, historiadora de arte especialista en surrealismo latinoamericano."Lo que le interesaba sobre la alquimia era su creencia de que las tradiciones sagradas de las mujeres habían sido tomadas por los hombres y por años. Quería que las mujeres reclamaran sus poderes”, dijo la catedrática de Bard Collage, en Nueva York."Ella también sentía que el acto de crear arte también era un acto mágico que requiere habilidad y visión”.

Otra influencia es el libro La diosa blanca. Una gramática histórica del mito poético, publicado en 1948 por Robert Graves, un ensayo sobre las diosas en las culturas antiguas, como la griega y la celta, que en esencia son una sola.
Una de ellas es Deméter, que cobra forma de loba, serpiente, tigre o búho.Está plasmada en numerosas obras, como el autorretrato "La posada del caballo del alba” (1936-1937), donde aparecen dos caballos blancos. La hiena a su lado representa la androginia, tema recurrente en sus obras.Esta "diosa lunar blanca de los mil nombres” también se encuentra en "La giganta”, de 1947."Los elementos parece que tienen sencillez, pero el simbolismo es lo que nos estremece. Le hablan al ser interno. Primero es Leonora porque muchas de sus pinturas son visiones de sí misma. (También) es la diosa Deméte”.Con frecuencia, en el arte de Leonora los espacios domésticos  tradicionalmente ocupados por mujeres se transforman en sitios de poder mágico."La cocina, la preparación de alimentos, la mesa, estas cosas se convierten en centrales a su visión de los misterios de la mujer y poderes mágicos”, resalta Aberth.Y la mitología prehispánica también se integró a su universo, dice su hijo Pablo Weisz Carrington. Recuerda que ambos viajaron a Chiapas para observar rituales que influyeron en su mural "El mundo mágico de los mayas”, que está en el Museo Nacional de Antropología e Historia.Viaje al espírituVer una obra de Carrington es viajar al inconsciente, expresa su hijo Pablo."Es un viaje al espíritu que no es visitado en la vida diaria. Uno lo visita al leer o soñar algo fantástico. Es parte de uno y uno lo tiende a suprimirLas diferentes perspectivas del mundo, las realidades posibles, su amor por la naturaleza, su positiva representación de la mujer y su maravilloso sentido del humor resultan atractivos al público, enumera Aberth.
 
"Leonora Carrington fue una visionaria que fue capaz de ver el futuro, donde la naturaleza es respetada, donde las mujeres tienen derechos equitativos y los humanos están más en contacto con su creatividad y espiritualidad”.

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