Belleza pulcra plasmada en lienzos

Esther Aldaco Salido nació en Monterrey, Nuevo León, en 1924. Su educación académica es extensa. Ella expresa que inició como “una grafitera a los dos años”
domingo, 21 de mayo de 2017 · 00:00

Por Estefania Ibañez

 

Ver a través de las pinturas de un artista es ver una atmósfera diferente, un espacio sensible, extraño y muchas veces con una belleza pura y pulcra, así es ver por medio de las pinceladas de la artista Esther Aldaco Salido.

Esther es una sobresaliente maestra de la pintura, creadora de grandes obras, pero también guía de jóvenes gustosos por transmitir sus pensamientos.

Ella nació en Monterrey, Nuevo León, en 1924 y cuenta que inició como "una grafitera a los dos años”.

Las paredes de su hogar fueron su primer lienzo, la visión de sus padres fue de gran apoyo para que Esther continuara con su camino en las artes.

Mientras ella construía escenarios de colores, en casa la colmaban de herramientas como gises, pinceles y acuarelas, para que ese deseo de crear por medio de ojos, corazón y mente quedara impregnado en pequeños cuadros y hojas con trazos hermosos.

 

El camino en las aulas

Durante la plática, la artista cuenta que en su casa, sus padres les hablaban a ella y a sus hermanos, Luis y Sara, de la manera más clara, sin ningún tono consentidor. Ello impulsó a que la artista entendiera todas las palabras. Por tal razón, a los cinco años, época en la que cursaba el preescolar, tuvo una comunicación íntegra con su docente.

"Cuando entré al kinder, ya sabía lavar el pincel, sólo tenía cinco años. Como mis padres no nos hablaban ´chiqueado´, entendía todo a la maestra y ella todo a mí. Aprendí mucho de ella, a fijarme en todo y todos los colores y de ahí, sin parar”, cuenta la artista.

En adelante, Esther comenzó a concursar. Durante toda su trayectoria en primaria, secundaria y preparatoria, participó en importantes certámenes, lo que dio paso, aún siendo adolescente, para que fuera parte de exposiciones colectivas.

Posteriormente, ingresó a la licenciatura de Artes Plásticas de la Universidad de Sonora. Ahí conoció a un gran maestro de origen español, del que Esther se refiere con mucho agrado.

"Era un hombre valenciano, una bella persona, un gran consejero, una maravilla. El se educó en París, de manera que yo estuve en París, gracias a su enseñanza.

"Nos dejó pintar con volumen, sobre tela y madera y, para lograrlo, lo que tenía que hacer era dominar la luz, el claro oscuro y el semi tono, como la música”, expresa Aldaco.

 

Reconocimiento por una imponente carrera

Como ella misma lo expresó en un texto que escribió en 1979, "un artista es un enamorado, un exaltado, a veces llega al apasionamiento”, de esa manera se presenta Esther al mundo, como una mujer con carácter, con una sensibilidad única que se ve reflejada en el amor hacia la naturaleza, al ser humano y a los universos insólitos.

Es impresionante que, al hablar con ella, exprese en cada momento alegría en su mirada y una sonrisa que delata que cada sueño que se ha propuesto lo ha cumplido, por el simple hecho de creer en su talento y no alejarse la preparación académica.

Son 75 años de experiencias, de viajes y visiones especiales y ello sólo se pudo celebrar con la exposición de su obra inédita denominada "Arquitectura Mística y Retrospectiva”.

Es un compendio lleno de colores e historias fundamentadas en los templos mayas, algunos seres imaginarios y anécdotas en rincones de México.

En esos cuadros de oleo sobre triplay, madera y cartón, sólo se puede ver belleza, porque sus grandes musas son momentos sencillos, historias, palacios, reyes, escenarios naturales y otros creados por el ser humano.

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