Gatuperio

Negritud gastronómica

domingo, 18 de junio de 2017 · 00:00
Por Gerardo Sánchez García*

El consumo de los llamados "alimentos negros” -preparados con polvillo de carbón vegetal- podría ser causa de embarazos no deseados, advierte el portal Cocina Delirante.

Lo que pareciera una extraña relación entre lo que se come en la mesa y la potencialidad de un embarazo tiene una explicación científica y lógica, debido a la reciente moda gastronómica de utilizar carbón vegetal para preparar comestibles.

El consumo excesivo de dicho polvillo -informa Cocina Delirante- podría dañar la capacidad de absorción en el cuerpo de diversas sustancias, entre ellos los medicamentos y los anticonceptivos.

La "cocina negra” como se conoce esta tendencia, tiene dos versiones en cuanto a su origen: surgió del hecho real del uso del carbón vegetal en lavados estomacales para atender intoxicaciones, ello debido a la capacidad de absorción del carbón activado de elementos nocivos para el organismo.

De ahí se supuso que si en un intoxicado ayudaba a purificar el organismo utilizarlo de manera cotidiana podría hacerlo también en beneficio de la salud.

La otra hipótesis es que nació como contrapropuesta a la llamada "comida unicornio” o arcoíris, en la cual los platillos y alimentos muestran diversos e intensos colores. Hacerlos "darks”, negros, rechazaría 
ese colorido.

Oscuridad de los platillos
En México hay sin embargo una larga tradición de "alimentos negros”, ellos por supuesto no elaborados con carbón vegetal, sino con algunos productos muy, pero muy mexicanos.

Heriberto García Rivas, historiador y escritor, narró en uno de sus artículos en el diario Excélsior en los años setenta -y que se rescata en su libro Dadivas de México al mundo-, un singular banquete negro.

Refiere el periodista la invitación para comer con un grupo de artesanos de Oaxaca.

Describe García Rivas la mesa: "el mantel era de un negro intenso, con la vajilla hecha de barro, tenedores y cucharas de madera, también del mismo color, o mejor dicho de la negación de los colores”.

"Los bordados y algunas flores que adornaban la mesa resaltaban aún más la negrura de los otros elementos”.

"Los platillos correspondían al mismo tono: una crema de huitlacoche, sazonada y adornada con trozos de epazote, mole negro con una pieza de guajolote, que brotaba como un islote en un aromático pantano, finalmente el postre: zapote negro, intensamente agridulce y con unas gotas de limón que acrecentaban su acidez”.

Refiere el narrador que a pesar de prevalecer esa tonalidad, entre los invitados el ambiente era alegre y festivo.
La oscuridad de los platillos: "contrastaba con los olores, sabores y texturas de cada bocado, la negritud gastronómica era luminosa”, señala un comensal maravillado, saciado y extasiado.

*Periodista con más de 30 años de trayectoria. 

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