La cultura de las nuevas generaciones

Los adolescentes se han renovado, el mundo ha cambiado, las tecnologías y el pensamiento también
domingo, 25 de junio de 2017 · 00:00
Por Minerva Muñoz* 

En esta ocasión voy a hablar sobre los jóvenes, la cultura y la práctica artística. Mi experiencia con los jóvenes es cotidiana, en mis clases tengo contacto permanente con ellos. 

Desde muy joven me he desempeñado como docente y trabajo principalmente con adolescentes que van de entre los 11 y 30 años, incluso teniéndolos como pares en edad. 

Los adolescentes se han renovado, el mundo ha cambiado, la cultura, las tecnologías y el pensamiento también.
La relación de la cultura, los avances científicos, los desarrollos tecnológicos y los cambios sociales, políticos y económicos ha generado el establecimiento de categorías generacionales como la generación X, millennials (o generación Y), post millennials -y en épocas anteriores otras denominaciones-, para clasificar las variaciones en conductas, rasgos e intereses, entre otras cosas, que caracterizan a las nuevas generaciones. Lo cierto es que en los últimos años los jóvenes han mutado sus conductas.

Estos cambios se deben a múltiples factores, pero sin duda uno de los de mayor impacto es el uso de la tecnología. No podemos hablar de jóvenes y dejar de lado la tecnología y viceversa.

La inmediatez que permiten las nuevas tecnologías, el acceso a un mundo de información con tan sólo tocar con un dedo una pantalla, adultos, jóvenes y niños principalmente, se han vuelto cada más impacientes e intolerantes a los procesos.

Acostumbrados al acceso instantáneo e ilimitado a la información las nuevas generaciones están cada vez mas lejos de la paciencia, la perseverancia, la disciplina, y de comprender que las relaciones y el desarrollo personal son procesos que requieren de tiempo para aprender, experimentar, relacionarse, crear y vivir. 

Igualmente en la práctica artística, estos procesos llevan tiempo, esfuerzo y un arduo trabajo.

A pesar de tener una gran cantidad de actividades planeadas por sus padres como ir a clases de natación, inglés, piano, karate, gimnasia y demás actividades -y entre más mejor- en un corto lapso de tiempo, los niños y jóvenes se ven solos, independientes y hacen lo que quieren. En contraste, están sobreprotegidos, son intocables. 

Con el paso del tiempo estos adolescentes se habitúan a tener poca disciplina y constancia, ya que fueron educados en pasar de una actividad a otra en poco tiempo sin compromiso ni consecuencia. Aparentemente saben de muchas cosas, pero a la vez de nada.

Estos niños y jóvenes son exigentes, inconformes, con gran seguridad en si mismos y en sus talentos, se creen acreedores a tener derechos como nadie mas, a tener reconocimiento y creen saberlo todo. Esto no esta mal, la cuestión es que estos jóvenes brillantes, inteligentes y con muchas potencialidades se enfrentan a una dura realidad. Pongamos un ejemplo sencillo. 

Con entusiasmo y disciplina 
Muchos adolescentes (de los que van y vienen a mis clases de danza) a pesar de su corta edad y posibilidades de un cuerpo joven, tienen severos problemas de postura, columna, lesiones de cadera o rodillas, por mencionar algunos, al tratar de imitar lo que ven en Facebook, Youtube y programas de televisión como Dance Moms, SoYou think you can dance, se autodefinen como bailarines o coreógrafos. 

No toman en cuenta que estas personas llevan años en un exigente entrenamiento diario, de gran cantidad de horas, que no se ve en sus videos o programas de televisión; las habilidades y destrezas técnicas y expresivas propias de la danza no se obtienen con un toque del pulgar. 

Veo diariamente en mis clases como las personas se desesperan al tener una preparación real, con clases de técnica, acondicionamiento físico, entrenamiento corporal, escénico y expresivo; trabajan, se cansan y terminan por abandonar sus clases. 

Habituados a las recompensas instantáneas y no tenerlas de la misma forma  en la práctica de una disciplina artística, se muestran inseguros e insatisfechos y viene la desilusión y la deserción.

No todo es terrible y no todos los jóvenes carecen de entusiasmo y disciplina. Ahora, se expresan con más facilidad, hablan más sobre lo que sienten y piensan, se preocupan por la inclusión y el medio ambiente, están mas informados y atentos a los acontecimientos de actualidad.

Nuevos avances 
Sócrates desde el siglo IV a. C. decía que "Nuestros jóvenes parecen gozar del lujo, son mal educados y desprecian la autoridad. No tienen respeto a los adultos y pierden el tiempo yendo y viniendo de un lado para otro. Están prestos a contradecir a sus padres, tiranizar a sus maestros y a comer desaforadamente”.

Y Hesíodo, siglo VIII a. C., agregaba: "No veo esperanzas para el futuro de nuestro pueblo si éste ha de depender de la juventud frívola de hoy, ya que ciertamente todos los jóvenes son precipitados más allá de toda descripción...Cuando yo era niño, fuimos enseñados a ser discretos y respetuosos con nuestros mayores, pero actualmente los jóvenes son extremadamente necios e intolerantes de cualquier freno.”

Los jóvenes de ayer eran "greñudos”, rebeldes y escuchaban música estridente -decían los mayores- pero al final, buscaban satisfacer sus necesidades de autorealización, reconocimiento, afiliación, seguridad y necesidades fisiológicas con los estudios, las relaciones familiares, de amigos, los bienes materiales, un empleo seguro y el éxito. 

Los de hoy con sus nuevos aparatos tecnológicos, formas de comunicación, de relacionarse, y satisfaciendo sus necesidades en blogs, redes sociales y cantidad de "me gusta” y cuya necesidad más básica es la conexión a internet, continúan formando parte de esta misma categoría, la de los jóvenes.

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