¿Qué lecturas tienen las fotografías?

domingo, 16 de julio de 2017 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand*

Cuando leemos algún cuento o alguna novela, una crónica o un relato, despiertan en nosotros ciertos estados de ánimo, emociones, sentimientos, evocan recuerdos gratos o ingratos.

Nos trasladan a ciertas épocas de nuestra vida y hasta inconscientemente percibimos olores y sabores, nos transportan a lugares singulares y hasta a momentos que ya no quisiéramos evocar. En ellos puede haber ficción o realidad o una mezcla a veces confusa. 

¡Cuántas fotografías guardadas por años en algún rincón de un armario inaccesible para los demás o en alguna caja o baúl bajo llave guardadas celosamente o desparramadas por los más inimaginables espacios sin darle valor alguno!

Y cuántas más quemadas desapareciendo con ello el testimonio de épocas, personas, lugares, fechas significativas porque….¡nadie tiene porque enterarse!.

Abro con la imaginación aquella caja bajo llave, repleta de fotografías, testigos mudos de nuestra existencia y de nuestro hacer.

Fotografías de fines del siglo XIX, principios del XX y de décadas como las de los años 20, a los 80 y los recientes.
Unas muy bien tomadas y conservadas, nítidas, claras como un cielo despejado, otras amarillentas, manchadas por la pátina del tiempo o la cercanía de algún lugar húmedo.

Tomo entre mis manos una donde junto a un automóvil Packard de los años 30 están paradas unas damas con sus vestidos hermosamente entallados, sus cuerpos flexibles y unos sombreros como si fuesen unos cascos. 

En el rostro de una de ellas logro percibir unos bellos ojos claros y almendrados que no logro saber si son verdes o azules ya que al ser la fotografía color sepia no me permite saberlo. En la otra capto un cierto coqueteo y mirada seductora y…me brota la interrogante: ¿Quién habrá sido?

Sigo en la búsqueda
Sigo hurgando y me encuentro con una que de seguro representaba alguna obra de teatro. ¿Sería en el Centenario inaugurado en 1910? Una de las protagonistas está tirada en el piso con su brazo izquierdo arqueado y su mano sobre la frente mientras el rostro mira fijamente el piso. 

De pie un caballero elegante de penetrante mirada, cabello lacio peinado de lado rígido en su postura y un tanto desafiante.

Las fotografías congelan un instante de nuestra existencia y si tratamos de meternos a ellas nos habremos de preguntar ¿qué estaría pensando la mujer coqueta y quien sería el fotógrafo. 

¿Qué escena se presentaba en el teatro, la pose de la mujer un tanto angustiada en el suelo y la mirada desafiante del caballero que lenguaje corporal nos transmitieron en aquel instante congelado.

Tomo otra fotografía y es de un baile en 1915 en Palacio de Gobierno e identifico a algunos personajes: Leo y Alfonso Peterson, Antonio Ptanick, Coronel Esteban Cantú, licenciado Caballero, Eulogio Romero, David Zarate Zazueta, David Goldbaum, Amanda Cadena, Lucy Caballero  y otras tantas damas luciendo sus mejores prendas. Una sociedad que sabía vestir bien y con gusto.

Entresaco de otro montón una foto de 1886, la más antigua de Ensenada tomada desde lo alto del hoy edificio del INAH. Se aprecia una playa virgen bañada por las olas que reventaban a su orilla, médanos y unos pocos edificios que nos permitían ver la pequeñísima mancha urbana de un pueblo fundado un 15 de mayo de 1882.

Fotos recientes del Ceart donde se ve un grupo de bailarinas en fotos a colores danzando, contorsionando sus esbeltos y flexibles cuerpos y ellas bellamente maquilladas.

Fotos del Riviera de 1932 cuando las olas del mar casi lo tocaban, rodeado de médanos, una playa limpia y no contaminada donde se ven damas ataviadas con sus trajes de baños de la época cubriéndoles la mayor parte de sus cuerpos dejando lo demás para la imaginación. 

Si cada uno de nosotros tratáramos de sumergirnos en nuestras fotos, adentrarnos y tratáramos de descifrarlas encontraríamos en ellas un lenguaje.

Detrás de cada cámara, detrás de cada foto, está el ojo y la intencionalidad del fotógrafo. ¿Cuál fue su intención? Sólo él lo sabe.

Buen fotógrafo 
Un buen fotógrafo sabe campar ángulos, perspectivas, oportunidad, movimiento. Estáticas…que se yo.

Una fotografía en su propio lenguaje nos puede obsequiar un hermoso amanecer, un ocaso, la presencia de un mendigo pidiendo limosna en una esquina, toda una tradición urbana de un pueblo o del campo mismo, Las torres de un silencioso campanario pero que ella nos dice "escucha como suenan” con los oídos de tu imaginación.

Por eso existe el cronista de la imagen que a veces seda la mano con el cronista de la palabra y su lenguaje converge…o pudiera tomar distintos matices.

¡Cuántas fotos de edificios que en su mutismo sin embargo algo quieren decirnos.!
 
"Abro con la imaginación aquella caja bajo llave, repleta de fotografías, testigos mudos de nuestra existencia y de nuestro hacer”, Heberto Peterson Legrand. 
   
*Escritor ensenadense. 

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