Sin espacios públicos

Enhoc Santoyo Cid*

La ciudad y puerto de Ensenada tiene una posición geográfica privilegiada, su clima es excelente, aquí se encuentra la principal región vitivinícola del país, su gastronomía cada vez es más reconocida, y es sede de importantes instituciones científicas.

Sin embargo, al observar la mancha urbana de Ensenada desde las alturas, las únicas áreas verdes que se pueden mirar son los jardines de un cementerio privado y la parte arbolada de la guarnición militar de El Ciprés, porque el Cañón de Doña Petra está punto de ser consumido por asentamientos humanos.

Los espacios públicos de bajo costo son muy escasos en este puerto, y se reducen al Jardín Ventana al Mar y su pequeño andador turístico, la Plaza Cívica de la Patria, la prolongación del Bulevar Costero (malecón), que apenas mide mil 300 metros y es un cochinero, más los abandonados parques, como el Revolución, el que está en la colonia Obrera, otro en la Hidalgo y el de las Tres Colonias.

Hay quienes también consideran espacios públicos los jardines del ex hotel Riviera, el andador que se construyó al final del arroyo Ensenada, y la explanada del Centro Estatal de las Artes (Ceart), así como las unidades deportivas: Sullivan, Ciudad Deportiva de Valle Dorado y Siglo XXI.

No obstante, salvo las playas municipales en la temporada de verano y la Ventana al Mar, toda esta infraestructura, la mayoría anacrónica e insuficiente, es poco concurrida, y es por la falta de actividades.

¿Dónde están los promotores culturales y deportivos? Ahora imagínese cómo están las delegaciones municipales.

Lo que falta por construir

Ensenada debería ser la casa de la Orquesta Sinfónica de Baja California, y el lugar ideal para realizar algo parecido al Festival Cervantino, pero lo anterior implica contar con modernas y amplias salas de teatro, un centro de convenciones de usos múltiples, galerías y museos.

¿Por qué no ha sido posible terminar el Museo Caracol, que en principio se proyectó como acuario?

Por lo general, los políticos que aspiran a ocupar cargos públicos inician sus campañas con videos donde aparecen en la biblioteca de su casa, con obras de arte a su alrededor y una ventana con verdes jardines al fondo, para jactarse de que ellos sí leen y escuchan música clásica, aunque no faltan los nacionalistas que musicalizan sus promocionales con el Huapango de José Pablo Moncayo y un cuadro de Frida Kahlo y una que otra figura del México prehispánico. ¿En la víspera de las campañas políticas los precandidatos se someterían a un examen sobre cuál ha sido su formación cultural?, ¿se acordarán de sus maestros de educación artística?

Ensenada cuenta con todas las condiciones para ser un distrito cultural, turístico, científico, vinícola y gastronómico, pero se carece de un plan, pero esencialmente de voluntad, sensibilidad social y ganas de trabajar juntos.

Hay plausibles esfuerzos, como las orquestas juveniles, los eventos de lectura e intercambio de libros, la noche de las estrellas e infinidad de exposiciones, pero sus alcances son limitados, en algunos casos por la falta de promoción, su elevado precio o efectuarse en escenarios inadecuados.

Si pretendemos fomentar una cultura democrática, de la legalidad, de protección al medio ambiente y de respeto a los derechos humanos, comencemos por revisar la calidad y cantidad de nuestros espacios públicos.

*Periodista con más de 30 años de trayectoria.