Encuentros con Jodorowsky

domingo, 4 de febrero de 2018 · 00:00

Por Miguel Nuñez*

Alejandro Jodorowsky tiene toda una vida desafiando dogmas y sacudiendo conciencias. Su arte es crítico de cánones sociales y explora desde el budismo Zen hasta la música popular mexicana. Jodorowsky es escritor de cuentos, historietas, poesía y libros de desarrollo personal. Se ha desempeñado como actor, mimo, conductor de televisión, lector del tarot, director de teatro, dramaturgo y músico.

Actualmente es pintor, guionista, director de cine, psicomago y estrella en twitter. Desde 2010 tuitea diariamente a sus 1.8 millones de seguidores en @alejodorowsky. Asegura que “twitter es la literatura del siglo XXI”. A sus 88 años, éste artista multidisciplinario y multifacetico parece no conocer límites.

En 1970, inauguró el subgénero de cine de medianoche con su western esotérico “El Topo”. Y llegó al status de director de culto con su largometraje metafísico “La Montaña Sagrada”. Al ser auspiciado por John Lennon, sus películas se convirtieron en la sensación de la escena underground de Nueva York.

En ese entonces, Allan Klein, representante de Lennon y poseedor de los derechos de “El Topo y la Montaña Sagrada”, quiso obligar a Jodorowsky a dirigir una adaptación de la novela erótica “La Historia de O”. Tras la negativa del director, Klein decidió enlatar las películas de forma indefinida. Por décadas sus filmes sólo se conseguían a través del mercado pirata.

Primer contacto

Mi primer contacto con la obra de Jodorowsky fue a finales de los años noventa, en mi etapa de adolescente. Me tocó ver la copia, de la copia, de la copia de un cassette VHS de la película “Santa Sangre”.

Sus imágenes medio borrosas no impidieron que disfrutara de un tipo de cine único. “Santa Sangre” comienza con un águila sobrevolando la CDMX al ritmo de un mambo de Pérez Prado, luego nos ubica junto a un grupo religioso que glorifica a una santa sin brazos y que cantan una canción norteña sobre “El fin del mundo”.

La cinta es protagonizada magistralmente por Blanca Guerra y Axel Jodorowsky, “Santa Sangre” me quitó una venda de los ojos. A partir de ahí, nunca más volvería a ver al cine como mero entretenimiento.

En estos últimos años Jodorowsky se ha enfocado a realizar un “arte para sanar” y no para alimentar el ego del artista.

Hace algunas semanas se inauguró en la galería Blum & Poe en Los Angeles la exposición pictórica Alchemical Love (Amor Alquímico). En la que Alejandro Jodorowsky y su esposa Pascale Montandon-Jodorowsky encarnan al pintor pascalejandro.

Ambos dibujan y colorean respectivamente cada una de las pinturas. Su obra se enfoca en la sexualidad y el amor de pareja, aunque también critica a los individuos perdidos en una sociedad tecno-industrial y en su propio ego.

Entrechar manos y algunas anécdotas

Tuve la oportunidad de asistir a una pre-inauguración de la exposición, en el segundo piso de la galería. A medida que iba subiendo los escalones comencé a sentir un cosquilleo. Una emoción casi de adolescente. Sabía que Jodorowsky se presentaría ese día en un cine en Los Angeles, pero que todos los boletos estaban agotados. Para mi sorpresa, estaban él y Pascale en la galería hablando con un grupo de seguidores. Cada uno tenía un libro o un par de DVDs y Jodorowsky amablemente se los estaba firmando.  Yo no traía conmigo nada de eso, pero sí una anécdota para compartir con el maestro.

Le comenté que uno de los personajes de mi película, Levantamuertos, canta una canción sobre la anomancia. Jodorowsky dijo efusivo: ¿Anomancia? Eso lo inventé yo, pero era broma. Todos a su alrededor rieron. Asentí estrechando la mano del maestro.

“La vida no tiene sentido, hay que vivirla”

En 2011, el productor Xavier Guerrero Yamamoto convenció a Jodorowsky de regresar al cine. Ya habían pasado 22 años desde su última película, “Santa Sangre”. Y tuvieron como resultado su primer película autobiográfica “La Danza de la Realidad”, en la que relata la infancia del autor de forma onírica. En 2016 estrenaron en el Festival de Cannes su segundo filme autobiográfico, “Poesía Sin Fin”, en el que el Alejandro actual aparece para aconsejar al Alejandro joven, tomando lugar en Chile al final de los años cuarenta.

Durante “Poesía Sin Fin”, Adán interpreta a su padre de joven. En una escena el Alejandro viejo lo toma de los hombros, mientras que el joven se sienta reflexivo y confiesa “tengo miedo de morir”.

El Alejandro viejo le habla con determinación “tienes miedo de vivir”. El joven se cuestiona “¿Cuál es el sentido de la vida?” y el viejo responde implacable “El cerebro hace preguntas. El corazón da las respuestas. La vida no tiene sentido, hay que vivirla”.

Ese es el mensaje del Jodorowsky actual. Está más interesado en producir en el espectador un estado de reflexión y de catarsis que en estremecerlo de forma innecesaria. Aunque cabe aclarar que en su cine siempre ha tenido una intención muy clara, el espectador no debe salir igual que como entró.

Su cine no es para que te olvides de tus problemas, al contrario, te incita a recordar que estás vivo. Al encenderse la luz de la sala, comienza el proceso de asimilación del viaje creado por Jodorowsky.

Así me sentí cuando ví “Poesía Sin Fin” en el museo Hammer en Los Angeles. Esta vez apareció Jodorowsky al final de la función para una sesión de preguntas y respuestas, junto con Pascale la diseñadora de vestuario.

Es extraño pero por primera vez sentí que todas las respuestas ya me las había dado la película. Así como “Santa Sangre” estimuló mi ímpetu transgresor de adolescente, “Poesía Sin Fin” cautivó al adulto de 35 años que escribe estas palabras.

Larga vida a Alejandro Jodorowsky

La exposición de pascALEjandro puede ser vista de manera gratuita en la galería Blum & Poe en Los Angeles hasta el 3 de Marzo. La secuela de su película de culto El Topo está disponible en forma de novela gráfica, se titula Los Hijos del Topo. La canción de la anomancia puede encontrarse en youtube buscando “Todo por atrás - Jodorowsky”.

 

*Cineasta de Méxicali, director de la película Levantamuertos.

 

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