#Palabra

Es Rafael Zamarripa un eterno bailarín 

domingo, 22 de abril de 2018 · 21:53

Jonathan Hernández
Agencia Reforma

Nada detiene a Rafael Zamarripa. No hay un momento del día en el que la creatividad que lo invade no se vea reflejada. 
A sus 76 años Zamarripa sigue bailando y realizando coreografías sin importar si es desde su silla de ruedas o recostado en su cama.
Cuando despierta, lo primero que hace el fundador del Ballet Folklórico de la Universidad de Guadalajara es mirar la pintura de un guerrero tamaño natural, a quien da indicaciones de qué movimientos realizar.
Con él comienza a idear las coreografías que después enseñará a sus alumnos en la escuela que tiene en Colima y que termina por perfeccionar con la ayuda de su enfermero.
“Es un guerrero maya, lo veo desde la puerta de mi cama y hago bailar a ese personaje: 'ahora vamos a saltar, ahora un giro, esto, esto y esto'... y así hago mi coreografía, para cuando llegue el momento ya tenga todo resuelto.
“Generalmente a las 7:00 horas ya estoy despierto y haciendo mi planificación del día, aunque ya uno o dos antes tengo idea de qué se avecina, voy madurando ese proyecto para que no me tome de sorpresa”, dice pausado Zamarripa.
Escenógrafo, también se ha encargado de diseñar vestuario, iluminar, retomar piezas de danza que otros coreógrafos no han interpretado, para no ofender con su propuesta, asegura. Pero sobre todo busca material que nadie haya bailado, dice, para no ser cuestionado.
“Depende del giro que tiene la compañía, si son muy tradicionales tienen que buscar las fuentes tradicionales y apegarse a ellas, primero para estudiarlas y después para soltarse un poquito sin ofender el material que ya está hecho”.

Despliega sus alas
A pesar de radicar en Colima, tierra de cuya gente asegura siempre ha apoyado sus sueños y perdonado sus errores, Zamarripa opina que Jalisco es el estado más representativo de la danza mexicana. 
“Y no es porque yo sea tapatío, sino por el traje de charro, la música de mariachi, el sabor del tequila, la ubicación del Estado son muy importantes para el desarrollo de la danza”, asegura. 
“Tu tierra es donde te dan permiso de volar en su cielo, de perdonarte tus errores, apoyarte en tus aciertos. Yo tengo una escuela de danza maravillosa, como no hay otra en México. Es muy acudida, vienen personas de EU, exclusivamente a trabajar conmigo”, dice.
La seguridad que emana no carece de fundamentos, sus piezas, sobre todo las escultóricas, son reconocidas a nivel internacional y aunque ha sido reconocido con galardones como la Medalla Bellas Artes, a Zamarripa lo que más enorgullece es "el caballito de mar”, ícono de Puerto Vallarta. 
Sin temor a equivocarse asegura constantemente que es feliz, se siente muy feliz y actualmente pasa bastante tiempo en su taller.
“Ahí me dedico a modelar, ya sea en barro, cera, etcétera. Ahorita estamos preparando una escultura para un paseo que se llama 'La Piedra Lisa', en donde hay una piedra que se resbala y dicen que el que va y se resbala una vez ahí es porque va a volver y yo fui y me resbalé muchas veces", refiere sobre el parque en Colima. 
Cuando se va a dormir, Zamarripa no puede conciliar el sueño hasta que termina de resolver en su mente cada uno de los pendientes que tiene al día siguiente. Sin embargo, la mente del pintor, escultor y bailarín, jamás se detiene. 

Frase:
“La danza, un maravilloso movimiento que no tiene lenguaje, lo puede entender cualquier persona de cualquier parte del mundo y disfrutarlo a plenitud”, Rafael Zamarripa.

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