GATUPERIO

NOSTALGIA ACÚSTICA

domingo, 20 de mayo de 2018 · 00:00

Por Gerardo Sánchez García*

Joan Manuel Serrat las llamó “esas pequeñas cosas” que: “Como un ladrón/ te acechan detrás/ de la puerta”. Esos recuerdos minúsculos que brincan súbita e inexplicablemente en la memoria.

Breves nostalgias de aromas, imágenes, emociones y/o sonidos, primer trazo de un dibujo que bosqueja un paisaje borroso.

Evocación de un momento o experiencia que involuntariamente va creciendo, consolidándose y re-creándose entre la bruma del ayer, por encima del saludable y necesario olvido.

La memoria sensorial -dicen los expertos- en realidad es de corta duración, por lo que sólo queda una reconstrucción imaginaria, la re-creación, del estímulo vivido.

Evocarlos, es -en porcentajes difíciles de discernir-, vivencia real y una mezcla de aspiración, anhelo o pretensión.

Sacudamos -por ejemplo- los almacenes mnémicos sonoros: ¿Cuál es el sonido más grato que tú, lectora o lector recuerdas de tu infancia y que iluminará el resto del día?, ¿cuál el más doloroso o triste de ese periodo?, ¿el más aterrador, el que aún te genera desosiego y temor?

¿Cuándo fue la primera vez que cobraste conciencia de cómo suena el oleaje y el viento?, ¿la primera ocasión que lo rotundo del trueno te estremeció y maravilló simultáneamente?, ¿recuerdas la voz y tono de quien te susurró al oído las primeras frases de amor?, ¿o ese murmullo sensual que aún te eriza la piel y entrecorta la respiración?

Ecos que regresan

Entrecierra los ojos y recuerda las voces de los ya ausentes para siempre; las risas singulares, únicas, de tus seres más queridos como si estuvieran nuevamente ahí, riendo por trivialidades; evoca como retumbaron las palabras más duras que hayas recibido y el enojo o frustración que generaron.

Los gritos espontáneos e indómitos de alegría o de espanto. Re-identifica a alguien por el ritmo e intensidad de sus pisadas, únicas, singulares.

Rememora -acústicamente- los sitios que has visitado y como suenan distintas las ciudades, los lugares campestres, el océano y sus infinitas sonoridades

Revive los silencios más densos y pesados que amordazan esas situaciones incómodas en las que nunca hubieras querido estar, los que anteceden a la carcajada, los que preceden al llanto y los que acompañan -acallando- cualquier comentario torpe, inútilmente solidario o compasivo.

Ecos que regresan y reviven distorsionados, alterados, resonancias cautivas en cofres y archivos empolvados. Pequeños sonidos, trocitos de vida, que están ahí, agazapados, acechando, esperando como un ladrón detrás de la puerta.

*Periodista.

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