La universidad y la dictadura: Facsímil de Alejandro Zambra

domingo, 27 de mayo de 2018 · 00:00

Por Lesli Mejía*

Facsímil de Alejandro Zambra es una obra que podría leerse como una novela fragmentada, pero también como un examen de ingreso a una universidad en Chile. Su formato es exactamente el mismo al de un examen llamado Prueba de Aptitud Académica (PAA) que se utilizó hasta el año 2002; consiste en preguntas de opción múltiple, de comprensión de lectura, entre otros.

Zambra retoma este examen que se realizaba a nivel nacional para apelar a varias generaciones de chilenos, las cuales pueden reconocer e identificarse con la intención subversiva de Facsímil.

La palabra “facsímil” significa “réplica”, y es eso lo que esta obra hace: reproducir la forma exacta de la PAA y, por lo tanto, de la experiencia de hacer este examen. Tal reproducción conlleva el análisis y el entendimiento de la función y estructura del examen, así como de los actos de examinar y de ser examinado como estudiante.

Aunque la forma es la misma, el contenido es totalmente diferente. Todas las preguntas aluden a la situación política y social del contexto de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. A su vez, tales alusiones sugieren la relación entre la dictadura y la educación en Chile en ese entonces: ambas estaban fundadas en la represión social.

Asimismo, existe una falta de coherencia y cohesión entre las preguntas en Facsímil que incitan a la reflexión. El lector no puede responder automáticamente esas preguntas, como podría hacerlo en un examen estandarizado como la PAA. Es así que el texto provoca la conciencia de esa forma automatizada de contestar un examen de ingreso: no es necesario ejercitar la razón, sino la memoria, tampoco es necesario pensar, sino sólo contestar correctamente.

El reflejo de la realidad          

Responder un examen estandarizado implica también una despersonalización, precisamente porque uno responde sin pensar, sin ser un sujeto. Facsímil causa lo contrario: a pesar de la forma familiar, el contenido inusual permite revivir la experiencia de contestar un examen, pero en retrospectiva. Por lo tanto, la obra permite recuperar la subjetividad de una experiencia que carece de subjetividad totalmente; el lector ya es activo, no pasivo.

Facsímil también incorpora elementos narrativos al formato de este examen: tiene un narrador implícito y perspectivas subjetivas que se asoman detrás de aquellas preguntas aparentemente académicas. Ese examen suele ser impersonal, pero en esta obra sí hay un “yo”, tanto dentro como fuera del texto. Particularmente, en la sección de comprensión de lectura, aparecen personajes y alusiones al régimen de Pinochet que enfatizan la subjetividad antes mencionada y que refuerzan la identificación que puedan desarrollar los lectores chilenos.

La función del lenguaje es elemental para la subversión de la obra. La repetición, resignificación y pérdida de sentido de ciertas palabras reta lo establecido. Tales juegos lingüísticos amplían las posibilidades de comunicación con otros.

Facsímil habla sobre el examen a través del examen y así suspende la funcionalidad de éste. De tal forma, la obra está directamente conectada con la realidad social y política de su contexto. Entonces, es un libro que se sale de sí, lo que demuestra cómo la literatura es un producto y un reflejo de la realidad donde es creada. 

 

 

*Estudiante de Literatura Inglesa y escritora.

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