Crean oasis de cultura nahua

domingo, 3 de junio de 2018 · 00:03

Daniel Santiago

Agencia Reforma

En esta casa se habla y se siente el náhuatl. Es el Centro de Enseñanza y Aprendizaje Tlamachtijkakali,

un lugar que las mujeres de la Colonia Arboledas de los Naranjos, en Juárez, han hecho suyo para demostrar que los saberes de esta cultura indígena son parte de la metrópoli regia.

Tlamachtijkakali significa “lugar de conocimiento”, explica Carmen Farías, quien hace 15 años fundó junto con Estela Tolentino, una mujer nahua, la asociación Zihuame Mochilla para apoyar a unas 100 familias de esta etnia que en aquel momento llegaban a vivir al sector.

Desde entonces, la agrupación y la comunidad nahua de ésta y otras colonias vecinas han caminado de la mano, ocupando esta casa como sede para sus diferentes proyectos educativos, culturales, de emprendimiento y de inclusión.

Zihuame Mochilla está de fiesta, pues al mismo tiempo que celebra su aniversario 15, festeja la ampliación de esta sede, a la que han decidido nombrar como “Tlamachtijkakali”.

En el terreno de la antigua sede se agregaron tres unidades móviles para albergar actividades de educación y salud en niños, niñas, jóvenes y mujeres, indígenas y no indígenas, en un sector que parece olvidado.

Al pequeño cuarto que años atrás servía como biblioteca y en el que se tenían algunas computadoras para clases y prepa en línea, se sumaron espacios climatizados de alegres colores para hacer más cómodas las actividades.

“Tuvieron que pasar muchos años antes de ver realizado nuestro sueño de contar con un espacio propio, amplio y confortable”, dijo Farías.

La ampliación fue gracias a los redondeos de una cadena de tiendas de conveniencia, los donativos de Fundación Promax, Clubes Rotarios de Monterrey y Santa Catarina, y voluntarios.

Las mujeres de la comunidad contribuyeron, preparando y vendiendo tamales tradicionales de Veracruz, su lugar de origen.

Mujeres con esperanza

En búsqueda de mejores condiciones de vida, las cerca de 100 familias nahuas originarias de Chahuatlán, en Ilamatlán, Veracruz, llegaron a vivir a las márgenes del Río La Silla en la década de los 90, cuando la migración indígena a Nuevo León se aceleró.

Ahí fue donde, al realizar un trabajo académico, Carmen Farías las conoció. Con la reubicación de la comunidad a la Colonia Arboledas de los Naranjos nació Zihuame Mochilla, que significa “Mujeres con esperanza”.

Estas familias han crecido y sus necesidades ya no son tanto de vivienda, como de acceso a educación y salud.

Por eso, la casa Tlamachtijkakali representa un “oasis” con servicios urgentes que los Gobiernos no han podido cubrir, como clases de computación para todas las edades, preparatoria en línea; ayuda psicológica y psicopedagógica.   

En el sector hay altos niveles de alcoholismo en la población masculina, así como problemas de bajo rendimiento académico en algunos niños.

“Muchos niños presentan problemas serios de lectura, eso les ha dificultado pasar al siguiente nivel”, comentó Cecilia Chávez, directora de la organización.

“Queremos abatir la brecha de desigualdad y pobreza, y generar círculos virtuosos de conocimiento compartidos en base a la igualdad y al respeto”, apuntó Farías.

Además, Zihuame Mochilla también trabaja para disminuir los índices de diabetes y embarazos adolescentes, y en la detección de padecimientos como cáncer de mama y prevención de vih sida.

Los planes son ahora aumentar la oferta de servicios culturales al construir una segunda planta, para lo que se requiere de recursos económicos, en especie y humanos.

Aunque esta casa del conocimiento indígena está en Juárez, Zihuame Mochilla cuenta con oficinas en el centro.

Las puertas Tlamachtijkakali están abiertas a quien quiera ayudar o conocer este lugar en donde conviven el español y el náhuatl y se promueve el respeto a la diversidad cultural.

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