Posesión del tercer tipo

Por Juan Alberto Montes*

Esta columna la dedicaré a revisar semanalmente artistas que sean culturalmente relevantes, tomaré como coyuntura el álbum o mixtape que hayan publicado recientemente.

John Maus es un músico de 38 años nacido en Minnesota, Estados Unidos, que tiene seis discos en su haber. El 18 de mayo liberó su última producción llamada Addendum. Con una especie de música disco-medieval-infernal, enfrenta sus composiciones con un montón de sintetizadores, bajos repetitivos y una voz profunda y grave.

Con Addendum retoma su lugar como el único e indiscutible rey del underground norteamericano.

Maus regresó a la música a finales de 2017 con el álbum Screen Memories luego de seis años de estar desaparecido. Sorprendió presentándose en vivo acompañado por una banda por primera vez en su carrera.

Antes de esto, salía solo con una caja de ritmos que contenía la música y se dedicaba a hacer un rabioso karaoke.

En realidad, todos los que pagábamos un boleto para verlo, sabíamos a lo que íbamos y no esperábamos una banda formal. Sin embargo, en 2013, en una tocada en Madrid, el público se sintió molesto por su actuación y empezaron a arrojarle cosas. Maus, al acabar su espectáculo, salió a pedir disculpas a quien se hubiera sentido ofendido por su performance.

Maus, creador de la música del futuro

En una entrevista reciente para MondoSonoro, señaló que esta situación le hizo replantearse su actuación en vivo y lo afectó profundamente.

Por eso ahora sus directos son con una banda formada por un tecladista, un baterista y un bajista.

Sus discos son Songs (2006), Love is Real (2007), We Must Become the Pitiless Censors of Ourselves (2011), A Collection of Rarities and Previously Unreleased Material (2012) y los mencionados Screen Memories (2017) y Addendum (2018).

La genialidad de su arte recae en que está pensado desde una perspectiva histórica. Donde se perciben sonidos ochenteros, él detecta música barroca.

Maus hace la música del futuro:

1.  Porque regresa al pasado (al siglo 17).
2. Porque ante el avance de la tecnología y la hiper-producción, se une a la serie de bandas que intentan volver a la brutalidad de los palos y las piedras golpeando las paredes de las cuevas como percusiones que exaltan las emociones más básicas.
3. Porque tiene un mensaje profundo para algunos y burdo para otros y se nutre de esa ambigüedad de percepciones.
4. Porque todo puede pasar con sus canciones: pueden acabar enterradas o en el medio tiempo del Súper Bowl.
5. Porque desprecia la razón y se arroja al hervidero de la emoción total.

Maus es una buena oportunidad de analizar y retar nuestra tolerancia como consumidores de música en un contexto en el que preciosismo y exceso de producción prepondera en las melodías que oímos -voluntaria o involuntariamente- todos los días.

*Es ingeniero metafísico con especialidad en superficialidades.

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