6ix9ine, la posición incómoda

Por Juan Alberto Montes*

Hace un año, Daniel Hernández (6ix9ine) era un post adolescente pobre de Brooklyn, Estados Unidos, que tenía algunas canciones en SoundCloud y otros tantos videos en YouTube.

Ahora es millonario tras meter 6 temas en el top 10 de Billboard en 2018, los cuales se desprenden de un mixtape que lanzó hace unos meses, llamado Day69.

En la música ya no existe una frontera real entre lo subterráneo y lo masivo porque la misma industria musical busca que sus artistas suenen underground e independientes.

No obstante, ¿qué es real y qué no lo es en 6ix9ine?

Tampoco está muy claro y tal vez a estas alturas ya no importa.

Un sector del público del rap (sobre todo el que aún oye el de la vieja escuela), considera que para que un artista valga la pena debe tener credibilidad callejera y debe ser bueno para la improvisación.

Bajo esa óptica, deberían ir a las cárceles a buscar a su nuevo artista favorito. En lo personal, nunca he conocido a un buen rapero en la cárcel, ni nadie me ha asaltado haciendo rimas fluidas y brutales sobre la desigualdad.

El rap es una estética que puede ser violenta, ya sea de forma callejera y burda o bien, filosófica y vital.

En este sentido, 6ix9ine lo hace todo de manera fácil. No es bueno en el freestyle y sus vínculos con las pandillas están en duda a pesar de que usa el paño rojo de los bloods como un elemento decorativo en sus videos.

La violencia callejera es el adorno que sustituye los visuales de anime y la exhibición de sus prendas hechas por él mismo que aparecían de forma vertiginosa en sus videos de 2017.

Sus letras son una excusa también. No hay un mínimo intento de escritura de canciones.

Artista provocador

6ix9ine es un especialista en hablar basura. En cada uno de sus temas nos dirá cómo va a matar, cómo va a inhalar, cómo va a coger y cómo va a traficar. La palabra que usa para rimar con nigger es nigger.

Si esto sale de Samuel L. Jackson, sería temible. Pero es escupido por un tipo de 22 años, de baja estatura, con cabello y grills de todos los colores del arcoíris.

¿Por qué se sale con la suya? Porque por alguna razón, todo el conjunto funciona de manera contundente.

Lo hace porque basa su música en los dos recursos elementales que debe tener toda arte interesante: la provocación y la diversión.

Es un artista que puede aprovechar cualquier circunstancia para usarla a su favor. Tal vez es inteligencia, tal vez creatividad o habilidad. La verdad es irrelevante pues lo fácil siempre es mejor que lo difícil.

Hernández es en este momento el mayor creador de hits de su género musical  y viene de esa generación de “raperos de SoundCloud”, que se caracteriza porque que deben ser mejores en el internet que en la calle.

Creo que al final lo que importa, como siempre, son las canciones y de ellas depende la credibilidad que cuenta.

*Es ingeniero metafísico con especialidad en superficialidades.

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