Edna St. Vincent Millay: modernismo femenino

sábado, 18 de agosto de 2018 · 00:00

Por Lesli Mejía*

Aunque es una de las poetas más importantes del siglo XX, Edna St. Vincent Millay es poco reconocida no sólo por la sociedad lectora en sí, sino también por los círculos académicos literarios actuales.

Más por la época en la que escribió que por su estilo, Millay pertenece al movimiento del Modernism (no confundirse con el Modernismo Latinoamericano), del que destacan autores como T. S. Elliot, James Joyce y Samuel Beckett.

Evidentemente, este movimiento artístico, como muchos otros, era dominado por figuras masculinas, aunque sí suelen destacar autoras como Virginia Woolf y Gertrude Stein también... pero no como Millay.

Esta poeta suele ser relegada no únicamente por su género, sino también porque su poesía se opone a las convenciones del Modernism al rechazar el verso libre, prefiriendo la forma del convencional soneto, y al enfocarse en temas sentimentales y subjetivos que los autores de este movimiento buscaban subvertir. En otras palabras, la poesía de Millay parece mucho más del Romanticismo que del Modernism, y esto la hizo objeto de críticas y omisiones tanto es su época como en la actualidad.

No obstante, la obra de Millay tiene un valor extraordinario, sobre todo desde una perspectiva feminista. Sus dulces rimas, sus ingeniosas elecciones de palabras, y sus retratos de temas controversiales como la bisexualidad, el amor, la promiscuidad y la melancolía destacan por sí solos, además porque escribió desde una perspectiva explícitamente femenina. Millay poetizó los aspectos más fundamentales del ser mujer, aquellos que trascienden tiempos y espacios, con los que tanto lectoras como lectores pueden identificarse.

Voz sin complejos

Sus poemas pueden ser divididos según 3 principales temas: la melancolía, la temporalidad y la feminidad. Del primer tema destacan el poema “Time Does Not Bring Relief”, el cual cuestiona la idea de que el tiempo lo sana todo y enfatiza el inevitable anhelo por un amante del pasado: “El tiempo no trae alivio; todos me han mentido” (1). Al segundo tema pertenece el poema “I Know I Am But Summer”; éste plantea una premisa que implica lo efímero del amor romántico y de las relaciones basadas en él: “Sé qué soy sólo verano en tu corazón / Y no las cuatro estaciones del año” (1-2). Finalmente, un poema que se enfoca en el tema de la feminidad y, específicamente, la sexualidad femenina, es “I, Being Born a Woman and Distressed”, ya que en él la voz poética plantea su deseo sexual sin mezclarlo con romance ni formalidades: “Considero este frenesí razón insuficiente / Para conversar cuando nos volvamos a encontrar” (13-4).

Muchos otros poemas de Millay lidian con estos temas, seguido mezclados e intercalados, lo que demuestra la versatilidad de su obra. ¿Por qué, entonces, es Millay tan poco reconocida? Puede ser porque era mujer, o porque se oponía a su propio movimiento artístico, o porque quizá su poesía no le resulta tan interesante a la mayoría... Lo único certero es que, si seguimos sin promover el estudio y la lectura de la obra de autoras como ella, nunca sabremos la respuesta a aquella cuestión.

*Estudiante de Literatura Inglesa y escritora.

 

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