Aclara confusión el dueño de antro

San Quintín, B. C. - Con recibo de pago que ampara la expedición de la tarjeta sanitaria correspondiente a favor su empleada de apellido Tovar, el propietario del Bar Brasil, Alfonso Montañés Villalpando, acudió a las oficinas de El Valle para desmentir que la joven sea menor de edad. Para ello mostró el documento emitido por el módulo local de Servicios Médicos Municipales (SMM) con el nombre mencionado, que contiene el sello de la institución al reverso, y tiene, además, una anotación. En la hoja se indica que la portadora debe regresar el 29 de septiembre con unos estudios específicos. El papel tenía engrapado una pequeña tarjeta, que contenía también, el nombre de la trabajadora, y una firma ilegible, que según Montañés pertenece al responsable de SMM, Ismael Molina Miranda. Los papeles fueron expedidos el 23 de septiembre. El dueño del negocio reveló que la supuesta menor trabaja ahí con otras dos hermanas suyas, éstas, “sin duda”, mayores de edad. Versión contradictoria Policías preventivos locales informaron haber “rescatado” del lugar a una menor de 16 años la noche del pasado sábado, quien, asentaron en el parte informativo, se encontraba bailando únicamente, con prendas íntimas. Señalaron que la joven aceptó tener 16 años, por lo que fue llevada a la comandancia municipal, donde pasó la noche. Su madre fue por ella el día siguiente, y se la llevó previo pago de la multa correspondiente. La primera parte del informe policiaco fue desmentido por Alfonso Montañés, “no Luis Alfonso, como apareció en la nota (así lo asentaron los policías)”. Refirió que esa noche, sábado 24, ingresó al local un agente vestido de civil preguntando por “Brigitte”, siendo señalada la presunta menor de edad por personal del lugar. Indicó que ésta estaba sentada en una mesa, y no bailando. Al ubicarla, el agente procedió a llamar “refuerzos”, que llegaron para llevarse a la mujer. Reveló que en esos momentos estaban presentes en el local los inspectores de SMM y de Alcoholes. El primero, aclaró, estaba en el camerino de las trabajadoras; el segundo, en el área de servicio. Sin embargo, él (propietario) no vio personalmente lo ocurrido ya que en esos momentos se encontraba en su domicilio particular. Explicó que fue su sobrino, de nombre Hailú, y el encargado del negocio, quienes le avisaron lo que sucedía. Fue entonces que acudió al lugar, y al llegar “ví que la mujer estaba a bordo de la patrulla y le pregunté por su tarjeta; fue entonces que la sacó de su bolso de mano y la mostró a los policías”. Pero estos no hicieron caso y “dijeron que se la llevarían de todos modos”. No supo proporcionar los nombres de los referidos inspectores, porque, aseguró, estos son nuevos.