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Solución de fórmula

Por Jorge A. Meléndez
martes, 14 de noviembre de 2017 · 00:00

Excelente noticia: ¡la tasa de crecimiento de la economía mexicana se incrementó 24 por ciento! Con esto somos el País que ha dado el mayor salto en los últimos años. ¡Campeones del mundo!

¿Cómo la ve? ¿Fake news? Aunque usted no lo crea, la noticia es real. Lo curioso es como lo logramos: con un cambio de fórmula que realizó el Inegi para calcular el Producto Interno Bruto (PIB).

Antes de que me acuse de sospechosista, le comento que este ajuste ya estaba planeado desde antes de que llegara Peña al poder. Se hace cada cinco años. y ya tocaba.

Se cambió el año base de 2008 a 2013 y también se reformuló la manera como se calcula el PIB. Por ejemplo, para darle más peso a los servicios, que cada vez importan más en cualquier economía.

Y ahora, bombo y platillos, con el nuevo método el crecimiento económico promedio anual con Peña ha sido mayor que el de las dos administraciones pasadas.

Así, el crecimiento promedio del PIB en los primeros cuatro años de EPN (2013 al 2016) fue del 2.6% y no de 2.1 por ciento. De un plumazo, un alza del 23.8 por ciento. En contraste, el promedio del sexenio de Calderón bajó de 2.2 a 1.8% anual y el de Fox pasó de 2.3 a 2.0 por ciento.

Ah, y con el ajuste el PIB per cápita creció 2.9 por ciento, de 8 mil 562 dólares por persona a 8 il 807 al cierre del 2016.

Fenomenal. No hombre, las cosas buenas definitivamente cuentan.

Sobre todo cuando se logran tan fácilmente como con ajustar una simple fórmula. No me malinterprete: no sugiero que haya habido mano negra. Como ya le comenté, el cambio ya estaba acordado y aparte se supone que todo se hizo de forma técnica y profesional.

Por otro lado a veces es importante cambiar de método en la política, los negocios o la vida. Por ejemplo cuando:

  • Cambian las preferencias de los clientes.
  • Se dan disrupciones tecnológicas.
  • Caen barreras de entrada y llegan nuevos competidores.
  • Las habilidades y recursos que llevaron al triunfo a una organización no son ya suficientes.
  • Los resultados no son los esperados.

Me detengo en esta última, pues es la más importante. Le propongo que una persona, organización o país debe cambiar su fórmula si lo que hace no funciona.

Como bien dijo Einstein: locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Y eso es lo que pasa en México. No importa que ahora el crecimiento dizque sea mejor, porque todavía:

  • La pobreza es persistente. Pasan décadas, se gastan enormidades. y casi la mitad del País sigue sumido en carencias. Seguimos regalando pescados y no enseñando a pescar.
  • Apenas 43% contribuye fiscalmente. La informalidad es la norma. El gobierno extrae cada vez más del pequeño grupo que genera riqueza. Los incentivos para formalizarse no funcionan.
  • Se gasta muuuy mal. Hay estrechez presupuestal y se eroga ineficientemente, con despilfarro y harto cochupo. Abundan las prebendas y la gordura. Relea “Los grillos mataron a la gallina”.
  • Reina la corrupción. Demasiados gobernantes ponen el ejemplo que sigue una buena parte del País. Es un cáncer que impide alcanzar el potencial real de desarrollo sostenible.
  • El estado de derecho es irrisorio. Apenas el 1% de los delitos se castigan en México. Ah, y la justicia depende del sapo: no es igual para un poderoso que para Juan Pueblo.
  • Los criminales gobiernan muchos lados. Una de las razones fundamentales de la existencia de un gobierno es ejercer el uso de la fuerza pública. En cada vez más regiones y en muchos pueblos pequeños gobiernan los criminales. Por eso uno de cada tres hogares en el país se dice víctima de algún delito.

Las fórmulas fallidas que llevaron a este patético estado son las que se tienen que cambiar para que México se transforme.

Hasta ahorita Peña Nieto ha sido prudente al no presumir “el gran crecimiento relativo” de su sexenio que acaba de lograr mágicamente.

Pero no se ilusione: triple contra sencillo que antes de la elección veremos cómo estas cifras alegres son explotadas para que “al amigo” Pepe Toño Meade gane la presidencia.

No se la crea. El camino al desarrollo real no pasa por trucos estadísticos, sino por un arduo y largo trayecto de muchos pequeños cambios dolorosos. No hay atajos.

EN POCAS PALABRAS.
“Mejorar es cambiar. Perfección es cambiar mucho”
Winston Churchill


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