LA BUFADORA

Secuencia de un caos (Parte I)

Por El Mosquito
miércoles, 15 de noviembre de 2017 · 00:00

A finales de 2016, un grupo de mexicalenses tuvo la iniciativa de cuestionar a los diputados locales con un método heterodoxo, más allá de los tradicionales reclamos e instrumentó una serie de eventos en los domicilios particulares de los legisladores, seguramente les recuerdan con improvisadas figuras de ratoneras hechas de cartón y alambre. Sus publicaciones crecieron y con ello la animadversión a la imagen de legisladores, y entre ellos autoridades de todo orden: federal, estatal y municipal. Nada ajeno a lo que sucede en casi todo el orbe.

Luego, el gasolinazo de enero pasado, enardeció a los de por sí molestos cachanillas, quienes se sumaron a la marcha nacional en protesta por las alzas, paradójicamente, casi simultáneo a la liberación del precio de las gasolinas y previo a una promesa de mejores precios, contenida en los argumentos de la reforma energética. Eso en el contexto, porque en la realidad, los precios deberían bajar a mayor competencia, sólo que después de seis meses no hay quien construya el almacenamiento de los combustibles que le competirían a Pemex y los expendedores únicamente tienen como opción comprar donde siempre. Pero ese no es el tema por hoy.

La marcha de Mexicali fue la más multitudinaria de todo el país. ¿Qué sucedió en Mexicali, distinto de toda la república? Fue, sólo como teoría, que el agua ya estaba calientita, le prendieron lumbre los muchachos de lo que ahora se denomina Célula 686 (creemos que por la lada) de Mexicali.

Con esa cantidad de personas, de 40 a 50 mil según a quien le pregunten, surgió otro movimiento. Obvio, el que lleva las bocinas y pone el micrófono (y le da la palabra al que quiere), las lonas, junta para las aguas y… se dice el representante del pueblo.

Lo que en la fecha era el gasolinazo, los “disruptivos” (Dícese de Chairos, bolivarianos) manifestantes aprovecharon la curva y lo convirtieron en una bandera contra la empresa cervecera Constellations Brands que pretende instalarse en el Choropo (mundialmente conocido gracias al comercial de un manifestante que se subió a una de las torres de la firma que produce la Cerveza Modelo) así como de las Asociaciones Público Privadas y los proyectos de agua y seguridad que el Estado había previsto… pero, atención, no era el Estado, era el presidente Enrique Peña Nieto.

Antecedente
¿Se acuerdan de la campaña de 2012 la promesa hashtag147 que hizo el entonces candidato presidencial en Tijuana, cuando Peña Nieto preguntó que necesitaban en Ensenada (y la zona de la costa)? Agua, fue la respuesta.

¿Y recuerdan del video que divulgó la página de la Presidencia de la República cuando a propósito de la visita presidencial al Valle de Mexicali para entregar obras de riego en la zona agrícola devastada por el sismo del 4 de abril de 2010, el mandatario aprovechó la gasolina restante del helicóptero y viajó al Valle de Guadalupe para saludar jornaleros, recorrer el valle y recordarnos que el gobierno que encabeza daba cumplimiento a la demanda de agua de Ensenada (y la costa) con la construcción de desaladoras? ¡Ah!, pues por eso.

Regresemos al agua. Para cuando los manifestantes andaban cotizando lonas y comprando pinturas en los negocios de Eugenio Elourdy para colorear sus marchas, ya el Banco de América del Norte y el gobierno mexicano habían acordado la construcción de infraestructura de cabecera para las desaladoras de Playas de Rosarito, en tanto que el proyecto de Ensenada había roto todas las calles periféricas del sur de la ciudad para llevar el agua hasta los tanques de distribución de la Cespe en El Gallo.

Dicho en el lenguaje del rancho, cuando los activistas apenas iban por la leche, estas entidades patrocinadoras de proyectos binacionales ya traían el queso mozarrella, parmesano y manchego.

Pero las protestas contra la gasolina cesaron después que le pidieron al gobernador que se rebajara 50 mil pesos mensuales del sueldo que recibe. Lo que no paró fue la protesta contra la cervecera, la que por cierto escogió Baja California de entre ene opciones del país por la mano de obra, las instituciones universitarias de Mexicali, la oferta de empleo tecnificada y de paso, a ellos les dijeron, la disponibilidad de agua.

Constellations Brands compartió las pulgas que se le subieron a principios del año con las APP’s y el tipo de acuerdo que se suscribió con ellas, en particular el último, que tiene que ver con el aval solidario del gobierno estatal a las comisiones estatales de servicios públicos de Tijuana y Ensenada, por si los consumos son distintos de los planeados y en el propósito de estandarizarlos a 149 millones de pesos mensuales, en un contrato a 35 años.

La oposición al proyecto que nació en alguna mentecilla traviesa, llegó a las calles, se instaló en las redes y cobró sus adeptos. Llegó por supuesto al Congreso local, tumbó puertas, roció orines a policías e interrumpió las jornadas legislativas.

Mientras todo eso pasa las obras no se interrumpen, ni de Constellations Brands para de fabricar la espirituosa bebida, ni de las desaladoras en San Quintín, Ensenada y Playas de Rosarito, y por lo que se ve, ni el C5 para darle tecnología a la lucha contra el crimen organizado.
 

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