ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Ciclos, cumpleaños, premios y festejos

Por Ling. Ana Daniela Leyva*
jueves, 16 de noviembre de 2017 · 00:03

Hace un par de semanas vivimos la celebración anual de “día de muertos” tan explotada por mexicanos y extranjeros -¿ya vieron la película de Coco?-. Esta celebración que hemos incorporado a nuestros símbolos identitarios, aunque en muchos de nuestros hogares no la vivamos con altares, papel picado ni veladoras, no ocurre de la misma manera en todo el país, ni entre todos los grupos indígenas. Entre los nativos bajacalifornianos lo que se acostumbra es ir al panteón, limpiarlo, llevar veladoras y quizás algunas flores a los familiares finados, no se come pan de muerto, no se lleva música, no se hacen alfombras de flores, lo que se hace es expresar el respeto, cariño y atención hacia los que ya no están con nosotros.

El primero de noviembre pasado inauguramos la exposición “Maijá awí: el origen del conocimiento” en el museo de sitio Campo Alaska, para quienes no lo conozcan está en el poblado de la Rumorosa, a menos de dos horas de este bello puerto y se los recomiendo ampliamente, si no saben a dónde salir un fin de semana, vayan a Campo Alaska y al sitio arqueológico El Vallecito que está muy cerca de ahí. Pueden salir en la mañana, comer allá y regresar el mismo día, hay varios lugares donde se come delicioso.

En estas fechas de celebración de tradiciones mortuorias presentamos una exposición que habla de la muerte, Maijá awí, la serpiente del conocimiento fue invitada por los primeros hombres para que les enseñara cómo hacer una ceremonia funeraria, un wakeruk, el dios había muerto y ellos querían honrarlo. La serpiente en su aventura es asesinada, pero de ella surge el conocimiento y se reparte a todos, gracias a Maijá awí los habitantes nativos de estas tierras aún mantienen vivos sus cantos, su lengua y sus tradiciones. La exhibición da a conocer parte del legado inmaterial de los kumiay, sus saberes y explicaciones del mundo, intentamos también mostrar la riqueza del paisaje biocultural de la región, dando cuenta del panorama diverso donde habitaron y siguen habitando los grupos nativos de Baja California.

Esta exposición está dedicada principalmente a los herederos del conocimiento, a los portadores de la sabiduría ancestral que luchan día a día por preservar sus tradiciones y su conocimiento en esta realidad contemporánea. Los invito a conocer la riqueza de esta región para que así podamos todos juntos valorarla y conservarla. Aprovecho para abrazar aunque sea con las palabras a mi querido Babe, Gilberto González Arce, joven kumiay de La Huerta, heredero de estos saberes quien, la semana pasada, recibió el Premio Nacional de la Juventud en la categoría de Fortalecimiento a la cultura indígena, un premio merecidísimo porque desde su trinchera, desde su juventud, desde su maravillosa personalidad ha logrado mantener viva y orgullosa su identidad kumiay.

*Investigadora del Cinah-BC
dani_leyva@yahoo.com

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