DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

¿Qué tanta agua requerimos?

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 9 de noviembre de 2017 · 00:00

Si le preguntamos a nuestros políticos dirían que casi nada, si les preguntamos a los productores dirían que hasta que explotemos y si es azucarada, pues tanto mejor. La realidad es que los requerimientos de agua, mas no de bebidas endulzadas, varían conforme a la edad; partamos de datos fisiológicos.

Los recién nacidos prematuros llegan a tener hasta un 90% de su peso constituido sólo por líquidos, alrededor del año de edad el agua representa el 70% del peso corporal total; esta proporción desciende durante los primeros 10 años de la vida y para los adolescentes va a estar incrementado por los procesos fisiológicos que incluyen la maduración sexual, el aumento de talla, peso y actividad física característicos en esta etapa, por lo que suelen requerir un aumento en el aporte de agua. Para los adultos jóvenes alrededor del 60% de su cuerpo es líquido y conforme envejecemos, literalmente nos marchitamos, perdemos proporción de líquido.

Los recién nacidos y lactantes que se alimentan en forma exclusiva del seno materno durante los primeros seis meses de vida no requerirán de ningún otro suplemento, aun en ambientes calurosos y con niveles de humedad extremos. No se recomienda, en este periodo, la suplementación con ningún otro líquido, la leche materna es suficiente.

A partir de los 6 meses de edad se debe iniciar la alimentación complementaria con otros alimentos sin suspender la leche materna. Después de esta edad los aportes hidro-calóricos de la leche materna paulatinamente van siendo insuficientes. Los alimentos no lácteos tienen diferente proporción de agua, siendo recomendable ingerirlos solos y hasta la saciedad y, al terminar, ofrecer leche materna o agua natural; si ofrecemos bebidas y preparaciones frías o calientes se recomienda evitar la adición de azúcar. En climas calurosos, en condiciones de mucho calor ambiental o en situaciones de mayor actividad física los requerimientos de agua pueden ser mayores, pero no se recomienda cubrirlos con bebidas azucaradas o energéticas.

Uno de los grandes riesgos del uso de fórmulas lácteas para los bebés es que pueden surgir complicaciones por la mala preparación de las mismas, ya que una dilución mayor puede producir intoxicación hídrica o desnutrición; cuando la fórmula se concentra más de lo especificado, puede generar deshidratación e hipernatremia (mucha sal en la sangre). Muy frecuente también es que a los niños se les complemente con atoles, tizanas, néctares, refrescos, etcétera, que va ocasionado un acostumbramiento a ingerirlos innecesariamente, llegando a edades escolares y adolescencia con un excesivo consumo de refrescos que desplaza el consumo de agua simple. Las bebidas llamadas energizantes están posicionadas en la mente de los adolescentes y adultos para dar vigor antes y después de la actividad física intensa, lo que lleva aparejado un consumo excesivo de carbohidratos. Muchos de los adolescentes comienzan el consumo de bebidas alcohólicas, las cuales provocan inhibición de la hormona antidiurética y poliuria, lo que puede llevar a complicaciones clínicas.

En casos de diarrea, fiebre o vómitos, se debe continuar con la ingestión de leche materna siempre que sea posible y complementarla con un aporte extra con soluciones de hidratación oral específicas y no con agua simple ni con infusiones caseras. En los recién nacidos y lactantes, la diarrea puede estar asociada con el uso de agua contaminada para la preparación de fórmulas lácteas. La alimentación a través del seno materno es una medicina personalizada y ha demostrado ser un mecanismo protector contra la diarrea en esos grupos de edad.

Un motivo frecuente de consulta es el mal apetito y cuando interrogamos sobre la ingesta de líquidos se reportan jugos, refrescos, zumos, derivados lácteos industrializados y altos en azúcar, los cuales cubren los requerimientos calóricos y, por supuesto, llegan sin apetito a las comidas y a la larga múltiples afecciones clínicas iniciando con caries, problemas digestivos, estreñimiento, anemia y muchas otras consecuencias.

El abuso de agua simple, tan frecuente en la actualidad, puede propiciar pérdida del apetito, al grado que mucha gente la utiliza como método para bajar de peso, esto ocasionará pérdida de electrolitos, falta de nutrientes y consecuentemente complicaciones clínicas.

Las modas no siempre son buenas, el cuerpo requiere poco, sano, natural y variado, sin embargo para la gente resulta más cómodo y glamoroso seguir los preceptos de los bombardeos comerciales.

Hago votos por que se emita una ley donde se prohíba dar líquidos comerciales a los niños. La vorágine de la industria, compra conciencias.

* Médico Pediatra. Represente APROLAM en BC
sicardi53@gmail.com

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