ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Las migraciones humanas

Por Arqlga. Gengis J. Ovilla Rayo*
jueves, 15 de noviembre de 2018 · 00:00

En las últimas semanas en noticieros y diarios destaca la nota sobre las caravanas de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos, provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador han partido de su tierra natal donde las condiciones de violencia, desigualdad social y pobreza que imperan allá, los motivan a aventurarse en un recorrido a pie por el territorio nacional. Con una mochila en mano llevando sus pertenencias básicas transitan entre poblaciones de costumbres y ambientes diversos –a veces hostiles a veces amigables-, todo con el fin de lograr el “sueño americano” donde creen puede existir mayor bienestar para sus familias.

Independientemente de los motivos socioeconómicos, culturales y políticos que las impulsan, estas migraciones no son eventos recientes en la historia de la humanidad, en diferentes épocas han sucedido movimientos humanos que permitieron el poblamiento del planeta. Fue así como, a través de desplazamientos de corta, mediana y larga distancias, la especie humana migró de su lugar de origen, África, para conquistar medio oriente, Europa, Asía, Oceanía y América, y finalmente poblar cada rincón habitable en la tierra.

En el caso del continente americano las primeras oleadas de grupos humanos se dieron hace más de 13 mil años, estimuladas por la búsqueda de nuevos territorios que le proporcionaran alimentos accesibles.

Estás primeras migraciones y las subsiguientes realizadas por vía marítima o terrestre permitieron, con el tiempo, que se desarrollaran las variadas sociedades nativas que vivieron –y viven hoy en día- en América.

En la historia prehispánica de México es bien conocida la migración que llevó a cabo el pueblo mexica antes de ser el imperio que encontraron los conquistadores españoles. Ellos partieron, cual nómadas, de un lugar norteño -y mítico- llamado Aztlán en búsqueda del lugar donde fundar su pueblo, después de peregrinar por varios territorios se asentaron en un islote situado al oeste del lago de Texcoco, nombrado como México-Tenochtitlán, en donde hoy es el centro de la Ciudad de México. La llegada de este pueblo migrante modificó la organización política, territorial y cultural que existía en la cuenca de México antes de su llegada.

En Baja California conocemos poco de los movimientos poblacionales en la época prehispánica, a partir del registro de materiales arqueológicos en los campamentos-concheros del noroeste bajacaliforniano sabemos que durante el Arcaico existió una marcada interacción entre los grupos humanos a través del litoral del Pacífico, en tanto en los últimos 1000 años, durante la Prehistoria tardía, algunos elementos arqueológicos (puntas de flecha, cerámica y cremaciones humanas) que proceden del desierto del Colorado indican que hubieron desplazamientos humanos transitorios y/o permanentes entre grupos Yumanos del desierto y la costa del Pacífico.

En tiempo modernos Baja California, como estado fronterizo, es punto de llagada de migrantes de diferente zonas del territorio nacional y de otras partes del mundo, lo que genera una población sumamente heterogénea cultural y genéticamente. Basta con preguntar a la gente de nuestro entorno inmediato para percatarnos que muchos de ellos son originarios de otros Estados del país, como quien suscribe estas líneas.

Las causas que originan las migraciones pueden ser diversas, tanto en tiempos pasados como en el presente, la curiosidad de explorar nuevos parajes, la necesidad de recursos alimenticios, la premura de cambiar de sitio por factores climáticos y la búsqueda de mejores condiciones de vida, entre muchas más, han impulsado al hombre a migrar a otros territorios. Al final de cuentas estas migraciones permiten la diversidad genética, importante para la supervivencia de nuestra especie.

*Investigadora Cinah-BC.

...

Comentarios