ECONOMÍA Y POLÍTICA

El establishment mexicano

Por Rolando Daniels Pinto
lunes, 12 de febrero de 2018 · 00:00

Los desposeídos necesitan del liberalismo para emanciparse, no del autoritarismo populista que los hundiría aún más

Arcángel Rojo


México es una República representativa, democrática, laica y federal, con división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), compuesta por entidades federativas y la Ciudad de México, quienes cuentan con sus regímenes internos de gobierno e igual división republicana de poderes.

Asimismo, su pacto social – la Constitución Federal – protege tanto derechos y libertades individuales como sociales; por otra parte, si bien existen los sectores público y social de la economía, predomina el sector privado y por lo tanto la economía de mercado es el modo de producción dominante. En consecuencia, México es una República democrática y liberal, contraria al autoritarismo.

Pero eso no es nuevo, desde sus orígenes, desde sus primeras épocas como nación independiente, pasando por La Reforma y posterior a la Revolución Mexicana, aun con sus matices sociales, la Constitución Mexicana ha honrado el pensamiento liberal identificado históricamente con don Benito Juárez, prócer del triunfo de la República contra el conservadurismo impulsor del Segundo Imperio.

Sirva lo anterior para definir cuál es el sistema político – económico (el régimen) mexicano, llamado por algunos como el “establishment”, algo regularmente confundido con el status quo (estatus quo), siendo esto último el estado de las cosas en un momento determinado y el cual puede cambiar por muchas causas; entonces el régimen mexicano vigente es, a pesar de muchos, republicano y liberal.

Se puede estar en desacuerdo con el estatus quo, equiparable éste al gobierno en turno, y en una elección constitucional cambiar el partido en el gobierno; pero si todos los candidatos a Presidente son de tinte liberal, podrán cambiar muchas cosas o la forma de conducir el gobierno, pero no el régimen.

Quien gobierne el país deberá respetar la división de poderes, el régimen democrático, la separación de las iglesias con el Estado, el federalismo y la libertad de las entidades federativas para darse sus gobiernos propios; de igual manera, el próximo gobierno está obligado a respetar los derechos individuales, la propiedad privada y la libre empresa, todo ello dentro del marco constitucional.

El próximo 1 de julio los ciudadanos mexicanos elegirán a los Poderes Legislativo y Ejecutivo (la elección del Poder Judicial sigue siendo una asignatura pendiente de la democracia mexicana), y con su decisión los mexicanos definirán la composición de las Cámaras de Diputados y de Senadores, así como cuál propuesta de gobierno ocupará por los próximos 6 años la titularidad del Ejecutivo Federal.

Pero algo debe tener claro desde ahora el potencial elector, en un régimen democrático el Presidente de la República no le da órdenes a los Poderes Legislativo y Judicial, ¡Vaya ni siquiera define el monto de sus percepciones! como tampoco proponer nada por encima de la Constitución Federal. Caso contrario, le corresponde a la Cámara de Diputados, definir y aprobar el presupuesto que el Ejecutivo ejercerá.

Si todos los candidatos a la presidencia de la república se reconocen como liberales, poco habría de preocuparse de quién gane la elección, pero si alguno promete acciones que pasen por encima de los otros Poderes o de la Constitución Federal, estaría enviando una señal preocupante, porque no pretende respetar el régimen democrático y liberal vigente, sino que tiene en mente una presidencia autoritaria.

rdanielspinto@hotmail.com

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