Los jóvenes adquieren armas y se matan porque no se sienten protegidos por el Estado

*Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada

Desde el enfoque de la salud pública, la esperanza de vida al nacer alcanzada por mejor alimentación, prevención y atención de enfermedades en la infancia se ha perdido prácticamente en todos los Estados de la República a causa del incremento de los homicidios y son los jóvenes de entre 15 y 29 años, el bloque de edad cuando la violencia supera su mortalidad frente a cualquiera otra enfermedad.

De acuerdo con una minuciosa investigación realizada por Guillermo Julián González Pérez, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, actualmente la violencia tiene más impacto en los índices de mortalidad que las enfermedades infecciosas o crónico degenerativas y en opinión del experto, el problema debería enfocarse como un asunto de salud pública, bajo la idea de la prevención y no sólo desde el enfoque de la seguridad.

En una investigación titulada “Entre el peligro y la necesidad. Juventud y armas de fuego en México” y presentada como “La mortalidad por homicidios y su relación con el estancamiento de la esperanza de vida en México”, en el 5° Congreso Nacional de Ciencias Sociales realizado en 2016, González Pérez concluye que la violencia no se genera solo a partir de los homicidios del crimen organizado, sino que como sociedad hemos pasado a la etapa donde las diferencias ahora los resolvemos con violencia.

De acuerdo al estudio publicado en una revista arbitrada y dada a conocer públicamente por la Academia Mexicana de Ciencias, existe además una correlación entre los homicidios y la disponibilidad de armas, cruzando datos obtenidos de la Secretaría de Salud, el Consejo Nacional de Población y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

González Pérez realizó además cuestionarios para consolidar sus conclusiones y así se enteró, que los jóvenes piensan que el Estado no garantiza su seguridad, por lo que buscan la obtención de armas frente a su entorno agresivo e inseguro; gran parte de los homicidios en el país nada tiene que ver con la narcoviolencia y sí con la solución violenta de los conflictos.

En la investigación se señala que el número de homicidios registrado en 2007, fue de 8 mil 868 de los cuales, 7 mil 777 de los muertos fueron hombres, ya para 2010 la cifras se incrementaron dramáticamente a 23 mil 757 homicidios, con 23 mil 285 hombres menos.

Decíamos en colaboraciones anteriores que, frente a las creencias, las sospechas o los rumores deberíamos buscar mejor hechos, evidencias, pruebas… Ahí están las pruebas de un Estado que, si no es fallido, ya ha fallado mucho y es nuestra juventud la que paga los platos rotos.

risita@dgdc.unam.mx