DESDE LA BANQUETA

La respuesta gringa: Los berrinches de Trump

Por Sergio Garín
jueves, 15 de febrero de 2018 · 00:00
Un editorial en Science resulta particularmente digno de meditarse, pues la nación más rica del mundo se muestra preocupada por su atraso en prever las nuevas condiciones económicas y sociales. Los actuales métodos de producción han cambiado drásticamente sin que Estados Unidos haya transformado su sistema educativo, creado cuando los recursos naturales eran abundantes, baratos y desperdiciados. A continuación el texto íntegro de ese preocupante editorial. Recordemos el refrán que nos sugiere echar nuestras barbas a remojar cuando las del vecino veamos rasurar. Sólo pensemos que los laboratorios de física y química en las escuelas secundarias públicas de Estados Unidos no los sueñan muchas de nuestras universidades, y que nuestro nivel de escolaridad apenas anda llegando al sexto grado de primaria. Y eso nos ocurre cuando ya el entrenamiento universitario tradicional no es suficiente para el tipo de empleo actual.

“El sistema educativo de Estados Unidos fue diseñado hace un siglo para preparar a los niños a obtener trabajos y criar familias en un mundo que descansaba principalmente en el trabajo físico. A causa del gran papel de la agricultura y una abundancia de recursos naturales, la nación pudo prosperar aun si muchos jóvenes no desarrollaban todas sus capacidades intelectuales. Durante el siglo XX, Estados Unidos agotó los principales recursos naturales al tiempo que incurría en un gigantesco déficit comercial. Ahora enfrenta un futuro en el cual cada vez más debe volverse hacia los productos de la alta tecnología como fuente de seguridad económica. En esta área, estará compitiendo con países cuyos jóvenes ciudadanos están demostrando mayor competencia académica que los nuestros”.

Dos ejemplos son Taiwán y Corea del Sur. A diferencia de Estados Unidos, estas naciones han enfatizado el incremento de los estándares educativos de su población entera, más que los de una fracción de élite. Como resultado, sus niños logran mejores promedios en ciencia y matemáticas que los norteamericanos, muchos de los cuales reprueban la escuela. En una economía global crecientemente basada en el conocimiento, los estudiantes sin éxito tienden a ser empleables sólo marginalmente, y los salarios de los inexpertos han estado cayendo de manera constante. A menos de que se hagan cambios, es probable que se incrementen los costos sociales y presupuestales de los fracasos educativos en Estados Unidos

“Durante siete años, los niños dan grandes saltos en cognición, adquisición de lenguaje y razonamiento, correspondientes con dramáticos cambios neurológicos”, apunta el reporte. Y añade: “Las escuelas pueden tener la responsabilidad primaria en la educación formal de los niños, pero su éxito educacional está influido por mucho más que lo que les ocurra en la escuela. Familias, nivel preescolar, instituciones religiosas y otras instituciones comunitarias y, más allá de estas influencias inmediatas, el conjunto más amplio de instituciones que atañen a la vida de los niños --los medios, empleadores en todos los sectores, educación superior y gobierno-- tienen responsabilidad compartida en contribuir al aprendizaje de los niños y a su desarrollo saludable.”

Es de especial importancia el involucramiento de los padres en la educación de los niños. Desde la edad de 3 a 5 años en particular, se les debe leer frecuentemente. En esos años, cuando la actividad cerebral es alta, los padres tienen una oportunidad única de fortalecer el amor por el aprendizaje. Conforme los niños crecen, los padres deben mantenerse involucrados en su educación, incluyendo interacción con los maestros. La investigación ha mostrado que esas actividades tienen efectos benéficos. Cuando los niños están en la escuela primaria, la influencia paterna disminuye y es reemplazada en parte por la de los compañeros y la Tv. Hoy la mayoría de los padres o madres solteros trabajan, como también el 75 por ciento de las madres casadas y con hijos en la escuela. Un resultado frecuente son los jovencitos con llave de la puerta que por hogar encuentran una casa vacía y un aparato de televisión.

Para cuando llegan a los 18 años, los estadunidenses han mirado típicamente 15 mil horas de televisión, lo cual es más tiempo del que han pasado en los salones de clase. Los estudios han mostrado que los niños que son espectadores gruesos de Tv tienden a poner poco esfuerzo en el trabajo escolar, obtienen calificaciones inferiores y tienen habilidades de lectura débiles. El reporte recomienda con fuerza programación de Tv mejorada. También señala el valor de las actividades comunitarias después de la escuela, pero previene que los estándares de calidad para tales programas necesitan ser establecidos y reforzados.

“A menos que nuestro sistema educativo sea sustancialmente mejorado, la economía de Estados Unidos y la seguridad nacional se deteriorarán. La educación de todos los niños desde sus años tempranos hasta la adolescencia debe tener una alta prioridad de largo plazo”.

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