POR SI LAS MOSCAS

Inter… ¿qué?

Por Laura Monzón
viernes, 16 de febrero de 2018 · 00:00

El fin de semana pasado finalizaron las precampañas electorales, luego de dos meses de tener que fumarnos los spots de los precandidatos electorales, los cuales se suponía estaban dirigidos a los militantes de sus respectivos partidos.

Sin embargo, afiliados a un partido o no, si se nos ocurría prender la radio, ver la televisión o darnos una vuelta por internet, allí estaban José Antonio Meade Kuribreña, Ricardo Anaya Cortés y Andrés Manuel López Obrador hablando de que ellos son los únicos e inigualables cambiadores del futuro de México.

Los mensajes eran demasiado genéricos y populares, sin mencionar convocatorias a reuniones, convenciones, juntas, qué se yo, cosas que se supone deben dirigirse a los afiliados. Con el simple hecho de que el spot dijera “mensaje dirigido a militantes del partido mengano”, asunto resuelto.

De esa forma, lograron burlar las reglas impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE), cosa que el mismo organismo dejó que hicieran, porque bien podría haberlos detenido en seco.

Lo que tenemos son puras farsas, porque el artículo 212 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, entre otras cosas, dice que los actos de precampaña electoral son “las reuniones públicas, asambleas, marchas y, en general, aquellos en que los precandidatos a una candidatura se dirigen a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser postulado como candidato a un cargo de elección popular”.

Las leyes mexicanas están llenas de vacíos, como todas las leyes de todos los países del mundo. Es imposible plasmar en un papel todos los casos posibles en que la ley debe actuar en toda su extensión. El problema no son las legislaciones en sí, sino los políticos vivos que siempre ven la manera de saltarse los muros y rodear los huecos, para sacar provecho. Y en este caso, los precandidatos vieron la forma de hacerse propaganda, no para ser postulados a la candidatura, sino ya como candidatos definidos a la presidencia. Sin tener que contender con adversarios internos, ¿qué más podían hacer?

El caso más claro y contundente es del mesías región cuatro, Andrés Manuel López Obrador, que lleva haciéndose propaganda desde 2006, cuando perdió la presidencia contra Felipe Calderón Hinojosa.

En aquel entonces, con la mano en la cintura, ya saben quién se declaró “presidente legítimo de México”. Hasta palacio presidencial, con todo y gabinete, fue a instalar en la avenida Reforma de la Ciudad de México e hizo “giras de trabajo” por todo el país. Pero bueno… aún hay quienes quieren “reelegirlo”.

Total que luego de la pasarela política, en que los precandidatos mostraron sus mejores vestimentas y propuestas refritas sólo para sus afiliados, se supone que en el periodo de intercampañas -del 12 de febrero hasta el 30 de marzo-, el resto de los mortales tendremos un descanso en lo que los partidos resuelven cuestiones internas, llegan a un consenso y determinan quién será su candidato, aunque en realidad ya sabemos que los susodichos estaban definidos desde el año pasado.

Durante las intercampañas, según las reglas del INE, se prohíben los actos anticipados de campaña y no se puede llamar al voto electoral de la población.

Se supone que, durante este tiempo, podremos encender la radio o la televisión sin tener que escuchar un spot “exclusivo para los militantes”. No obstante, tendremos la oportunidad de deleitarnos los sentidos con propaganda genérica de los partidos.

Así que prepárense para el siguiente mes y medio de simulaciones: candidatos que aparentan no pedir el voto y el INE haciendo como que los partidos se mueven dentro del marco de la ley.

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