BAÚL DE MANÍAS

El nombre es lo de menos

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 20 de febrero de 2018 · 00:00

Hay ocasiones en las que, aunque ni baile tango, ni masque chicle, ni pegue duro, ni tenga viejas de a montón, ni haga tú-ru-rú, me siento Juan Camaney. Aquí tengo que aclarar que Juan Camaney no es una persona de carne y hueso, sino una especie de personaje paremiológico que “nació” cuando los mexicanos se comenzaron a cruzar al Otro Saite a levantar las cosechas que luego ni los negros… pero esa es otra historia.

Según la wikipedia, este modismo es una contracción de: “Juan, come on… Hey!”… ¿Será? El caso es que yo, cuando me siento Juancamaney, me pongo a traducir canciones. De más está decir que son puras canciones viejitas, de las que aborrecía cuando chamaca y ahora de ruca encuentro geniales. Por ejemplo, las de Cole Porter, que son tan ingeniosas y están tan en verso que a final de cuentas son intraducibles, pues la mitad de la gracia se queda perdida en el limbo de la translación. Un día me puse a trocar al español “You are the top” (1934), que es una de mis preferidas. Es un inventario de cosas y personas que eran apreciadas, populares o famosas allá en la década de 1930, cuando los gringos (hasta los republicanos) eran -al parecer- más cultos que hoy en día. Ahí está: http://bit.ly/1lgaN30.

Yo le puse “Eres lo máximo”. Iba yo bastante bien en mi empeño hasta la décima línea. Ya cuando llegué a “You are the Colisseum” la cosa comenzó a complicarse. Porter rima fácilmente “you are the Colisseum” con “you are the Louvre Museum”. Seis sílabas. Yo, pá decir lo mismo tendría que haber puesto “eres es Coliseo de Roma”… (o, peor, el Coliseo romano, sin redundancia y sin albur). Son tres sílabas más. ¿Y luego, con qué lo hacía rimar? ¿Y cómo diantres hacía la rima pá que embonara con la trinche musiquita? Tiré la toalla. Pero después recapacité y procedí a mexicanizarla (destrozarla) por completo y sin pudor. “Total”, pensé, “capaz que me sale una bonita canción que le puedo vender a cualquiera de los candidatos a la presidencia de México, al fin y al cabo todos se sienten lo máximo”. Así que “si la tonada resulta poco agraciada, por lo menos dirá que (y aquí póngale usted Míd, López o Anaya) es… ¡Una… verdadera chulada! Cheque el principio: “¡Él es lo máximo! Él es la Torre Latina; ¡Él es lo máximo! De oro es una mina; él es el tema de un rololonón de Manzanero; de San Pancho del Rincón él es sombrero; es de José Alfredo el cancionero; ¡Es más patón que el Ratón Vaquero!”… Y se pone peor después. ¿Qué le dije? La destrocé inmisericordemente.

Hay incontables versiones de “You are the top”. Está la de Bing Crosby y Ethel Mermain, en la peli “Anything goes”, de 1936, con una letra completamente diferente, muy simpaticona: http://bit.ly/2BCK4OE.

Ahí está otra, con la letra menos cambiada, en el remake, de 1956: http://bit.ly/2HvQZcX.

Cuando Nat King Cole la cantó con Ella Fitzgerald, le agregó un par de versitos, para declararle su admiración: “Your´e the queen, your´e supersonic… “Your´e the queen of the philharmonic, every song you sing, the blues, the swing, a bop, is (something) with such perfection: your´e the top”: http://bit.ly/2oq452r.

¡Abur!

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