MARAÑA CÓSMICA

La globalización no es otra cosa que la economía del conocimiento

Por Rolando Ísita Tornell*
lunes, 26 de febrero de 2018 · 00:00

La economía global, la globalización, es la economía del conocimiento científico. El valor agregado a las mercancías pasó a segundo término en factores de la producción como la mano de obra barata, para dar paso a la innovación tecnológica.

Asimismo, cambiaron los valores en las relaciones internacionales de las naciones, que hasta entonces parecían inamovibles (la época de la Margaret Thatcher, de Ronald Reagan), como la libre autodeterminación de los pueblos y la no intervención; para dar paso al Estado de derecho, libre circulación de capitales y mercancías (¡las personas no!), derechos humanos y desarrollo sustentable (aprovechar la naturaleza, sin amenazarla).

Nuestros gobernantes a los mexicanos nos inscribieron al club global sin consultarnos y, como menores de edad, no nos explicaron nada (y siguen sin hacerlo), y sólo han llevado a cabo algunas recomendaciones, pero, en mi opinión, la más importante la guardaron en el archivo de pendientes: el impulso, apoyo e inversión en ciencia, tecnología e innovación.

En 1994, el presidente en turno nos inscribió en el club de los países que controlan las tres cuartas partes de la economía mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esta organización no da órdenes o controla. La OCDE hace estudios, evaluaciones y recomendaciones a sus naciones miembro. No obstante, en uno de los puntos coincide con el Banco Mundial, que es la recomendación de invertir en ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo, en por lo menos el 1.0% del Producto Interno Bruto (PIB).

La OCDE es explícita en que la economía de hoy es la del conocimiento científico; que los conocimientos científicos nuevos los producen las universidades e instituciones públicas de sus países integrantes; que la investigación de “incertidumbre” (o ciencia básica) debe financiarla el Estado, porque las empresas no podrían sostener el riesgo (nunca se sabe cuándo se obtendrán resultados o si tendrán aplicación inmediata). En cambio, para la ciencia aplicada, el Estado debe facilitar financiamientos mixtos (público y privado).

De igual forma, la OCDE recomienda impulsar una educación donde los alumnos adquieran capacidades y conocimientos para la vida y que los profesores sean unos facilitadores en la búsqueda del conocimiento y no una fuente emisora. Finalmente, también se recomienda divulgar la ciencia, para alcanzar una sociedad del conocimiento. No hemos pasado del 0.4 % del PIB en C+T, lejos de aumentar, le recortan. Yo es lo que consideraría para votar por uno y otro candidato a la presidencia de la República, diputado o senador.

risita@dgdc.unam.mx

*Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada
 

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